El pasado próximo domingo, 27 de agosto,
la Ermita de la Virgen de la Estrella acogió la tradicional bajada de la Imagen
desde el "Camarín" hasta el Altar Mayor del Templo. Fue a partir de
las 13:30 horas cuando en un acto público la Patrona de Miguelturra, la Virgen
de la Estrella, inició su descenso.
Como hace más de medio siglo, la imagen
de la Virgen bajó en una plataforma de cara a sus fieles, que tradicionalmente
siguen este acto con cantos marianos, desde su Camarín hasta la ubicación que
tiene en el templo y, una vez bajada, se le cantó el tradicional himno de la
Patrona y el acto terminó besando una medalla de la imagen, que pendía de una
cinta. La Virgen de la Estrella procesionará por las calles de Miguelturra los
próximos 8 y 15 de septiembre.
La devoción en Miguelturra a la Virgen
de la Estrella hunde sus raíces en el siglo XIII. Cuenta la leyenda que hallándose
un pastor con su ganado en una pradera verde próxima al pueblo y junto a la
ermita de Santa Marina, veía que al anochecer, una estrella brillante y con luz
cegadora, descendía y se posaba junto a la ermita y ya en el suelo desaparecía. Este fenómeno se repitió varias veces y el
vidente llamó a otros pastores para que lo viesen y lo pusieran en conocimiento
de todas las gentes. Enterado el pueblo, corrieron al lugar del suceso
acompañados del Concejo de la villa y la Iglesia y, admirados por el suceso,
ordenaron hacer una excavación en aquel lugar y apareció una cueva y dentro de
ella la imagen de una Virgen sentada en un sillón de nácar y con un niño en los
brazos rodeada de luz por todas partes. La tomaron los principales y la
llevaron a la ermita de Santa Marina con gran júbilo por el hallazgo y la
colocaron en el altar principal, en donde hasta hoy se le venera y se le da
culto debido. Desde entonces, la ermita cambiaría su nombre por el de Nuestra
Señora de la Estrella.
La tez morena de la imagen denotaba
mucha antigüedad; su cara estaba enmarcada con un rico rostrillo que llevó
hasta el siglo XVII en que ya aparece sin él. En esta misma época la imagen fue
quitada del sillón y se la vistió al gusto de aquel tiempo; la imagen, como
había sufrido tantas vicisitudes, se encontraba muy deteriorada y se ordenó que
se retirada del culto, sustituyéndola por otra. Al pueblo no le gustó esta
decisión y se amotinó diciendo que no veneraban nada más que a su “morena”,
como la llamaban vulgarmente por el color de la tez. Al fin se convencieron y
aceptaron la devoción a la nueva. En 1936, las dos imágenes fueron quemadas. Y
en 1939 fue encargada a los escultores valencianos Rausell y Llorens, una copia
de la imagen destruida, que es la que actualmente se venera.
A raíz de la aparición, el Concejo la
proclamó Patrona de la Villa y de su Cabildo Municipal, instituyendo por ello
la Fiesta y el Voto de la Villa en su honor. Desde entonces, el Cabildo
Municipal recibió de manos del titular de la iglesia el agua bendita, cuando
asistían en Corporación a las funciones del 8 y el 15 de septiembre, se
incensaba y se daba la paz al Cabildo y asistían a los actos de la bajada y
subida de la Virgen, costumbre que aparece en varios documentos del año 1862.
Las Fiestas en honor de la Virgen de la
Estrella, se celebraron en Miguelturra en todos los tiempos y con inusitado
esplendor. Junto con el Cabildo Municipal, todos los gremios establecidos en la
villa asistían con entusiasmo a las celebraciones y sus banderas se rendían a
la Señora del Cielo. Estas banderas han quedado como testigos de aquellos
tiempos y todavía acompañan a la imagen de Nuestra Señora de la Estrella en las
Fiestas Patronales.
HIMNO
OFICIAL DE MARÍA DE LA ESTRELLA
(Estribillo)
Cantemos, cantemos,
cual hijos amantes,
a nuestra Patrona
de la Estrella Madre.
Reina y Madre de los corazones,
Miguelturra te aclama triunfal.
Sednos siempre la brújula y norte,
que nos marque la tuya inmortal.
Como Estrella, queremos pedirte
de tus rayos, la luz y el calor,
y en las horas amargas y tristes
a tu pueblo, no falte tu amor.
¡Salve, salve, Virgen de la Estrella!
Hoy traemos la fe a pregonar.
Seguiremos constantes tus huellas
de virtud y de amor singular.