jueves, 21 de julio de 2011

LA CRUZ DE LOS CASADOS



Al final del Parque de Gasset, existe una cruz de hierro forjada sobre una columna de orden corintio, apoyada a su vez, en una escalinata circular, que nos cuenta toda una leyenda de odio y amor, basada en las disputas entre Villa Real y Miguelturra que recibe el nombre de la Cruz de los Casados, cuya leyenda es la siguiente:

Fundada la ciudad en el territorio de la Orden de Calatrava por Alfonso X el Sabio en 1255 con el nombre de Villa Real, conservando este nombre hasta el reinado de Juan II en 1420 que recibió el nombre de ciudad. Fueron continuas las disensiones entre Villa Real y la Orden. Atizaba esta malquerencia la necesidad que los de Villa Real tenían, mediante la autorización Real, de buscar leñas, pastos y otros elementos de vida más allá de sus estrechos límites, o sea en los territorios de su adusta enemiga, la cual extremaba su oposición mediante el empleo de todas las violencias y argucias imaginables. A ello respondía Villa Real con crueles represalias; y las peripecias de la lucha forman casi la historia de la ciudad. Muchos fueron los episodios de esta discordia, en la que con frecuencia sucumbió y fue destruida varias veces Miguelturra, villa colocada por Calatrava a las mismas puertas de Villa Real con objeto de contribuir a su primer propósito de anularla.


Al comenzar el siglo XIV era harto ostensible la fricción entre Villarrealenses y calatravos, con frecuentes refriegas, depredaciones y saqueos recíprocos, que, salvo los paréntesis correspondientes al tiempo de los Maestres más templados, se prolongaría hasta la época de los Reyes Católicos. No es extraño pues, que se llegase a librar toda una batalla campal, como la llamada “Malas Tardes”, junto a Miguelturra, en la que los de la Orden fueron vencidos. El perspicuo cronista Ramírez de Arellano narra cómo entonces hacia 1340, siendo Maestre D. Garci López de Padilla, uno de sus adeptos, Alvar Gómez, acaudalado vecino de dicho pueblo, al regresar a sus lares encontró asesinado a su padre, deshonradas a sus hermanas y su casa saqueada, por lo que decidió vengarse del presunto autor de tal felonía, que no podía ser otro que el jefe de sus enemigos, Remondo Nuñez de Villa Real.

Casado ha poco Alvar Gómez y padre de varios hijos, hizo del odio a Remondo el norte de la existencia familiar, reiterando todos los años, al conmemorar la desgracia, su juramento de venganza. Pero he aquí que llegó uno en que el primogénito, Sancho, pronunció la promesa sin la acostumbrada vehemencia, lo cual extraño al padre, ignorante de que aquél se hallaba ciegamente enamorado de Blanca, la hija de Remondo. Tales amores pronto fueron conocidos por el vecindario de ambos pueblos, que veía en ellos el medio mejor de reconciliar a las dos familias, por lo que intervenido Fray Ambrosio, prior del convento franciscano de Villa Real, deseoso de pacificarlas. Mas continuaba siendo tan tenaz la actitud de Alvar Gómez y Remondo Núñez que fue encerrada la novia y recriminado el doncel, cosas ambas que, al igual que la intervención del fraile, agravaron la cuestión, principalmente dada la rebeldía de Sancho, quien llegó a decir a Fray Ambrosio que si él no hubiera mediado, le había sido fácil huir con la joven a tierra de moros, amenazando hasta con consultar a una vieja hechicera para conseguir el remedio de sus males.


Comprendiendo Fray Ambrosio que no podía evitar el rapto, para el que ya tenia Sancho trazado su plan, quiso que no se llevase a efecto sin casarlos antes de su huída lejos de Castilla, desde donde creía la pareja que alcanzarían el doble perdón paterno. Puestos de acuerdo, se reunieron una noche, acudiendo Sancho, ausente ya del hogar familiar, y Blanca, que acababa de escapar del suyo, junto a la puerta de Alarcos de Villa Real, donde les esperaba el fraile, que al momento bendijo la unión de los dos amantes; pero éstos no tuvieron tiempo de emprender la fuga, pues inopinadamente presentose Remondo Núñez con gente armada en persecución de su hija. A pesar de interponerse Fray Ambrosio, Remondo atravesó con su espada a Blanca, viendo lo cual, Sancho, vengativo, dio muerte al padre de su amada, si bien también cayó él, atravesado por las lanzas de los mesnaderos de aquél.

Tan inesperado desenlace, epílogo doloroso que ponía el destino a aquella romántica pasión, arrancó del franciscano las más tristes lamentaciones, al ver allí a los dos jóvenes, casados sí, pero muertos y trocada la que él creyó sería solución condigna a tan irreductible rivalidad familiar en sangrienta tragedia que aumento el luto de ambos pueblos. Es fama que Sancho y Blanca fueron enterrados allí mismo, y que los vecinos de Villa Real colocaron piadosamente sobre su tumba una cruz conmemorativa, origen del llamado rollo del humilladero, sencillo monumento que desde entonces, con las variantes de estructura inherentes a su gran diuturnidad, conserva el nombre de esta peregrina y bellísima historia de amor llamándola desde entonces “La Cruz de los Casados”.

En Ciudad Real en el rollo del antiguo humilladero, una cruz de piedra pregona un poema de amor y sacrificio, y cuya historia no es lo suficiente conocida.

La actual columna y cruz es del 19 de febrero 1929. El 21 de marzo de este mismo año, se decide ambientar la obra en la época en la que sucedió el romance. El proyecto consistía en la instalación de un templete renacentista, con cuatro columnas de piedra caliza, con sus respectivas basas y capiteles y cubierta por una teja vidriada. Detrás de ella, una fuente de taza realizada en ladrillo y mampostería y en los respaldos de los diferentes bancos llevaría el extracto de la leyenda. Pero fue un proyecto que no se llevó a cabo.

En el año 1987, Neftalí Mulas Fernández ( 1927-1992), profesor cultísimo de lengua y literatura del instituto “Santa María de Alarcos” de nuestra ciudad y miembro entre otras de la Asociación Mundial de Escritores, escribió en prosa la obra “La Cruz de los Casados” Drama manchego en tres cuadros, basada en la famosa leyenda.



1 comentario:

  1. La mejor explicacion que he encontrado sobre la leyenda de la Cruz de los Casados. Muchas gracais y felicidades

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