domingo, 20 de enero de 2013

LA CELEBRACIÓN DE SAN SEBASTIAN EN EL ANTIGUO CIUDAD REAL


Mediorelieve de San Sebastián en la predela del retablo de la Catedral de Ciudad Real.

Hoy es San Sebastián, un santo que forma parte de los conocidos como “Santos Viejos”. Era hijo de familia militar y noble, era oriundo de Narbona, pero se había educado en Milán. Llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era respetado por todos y apreciado por el emperador, que desconocía su cualidad de cristiano. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios idolátricos. Además, como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de Cristo. Esta situación no podía durar mucho, y fue denunciado al emperador Maximino quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.

El santo escogió la milicia de Cristo; desairado el Emperador, lo amenazó de muerte, pero San Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido Maximino, lo condenó a morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos que estaban al acecho, se acercaron, y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.

Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero el santo se negó rotundamente pues su corazón ardoroso del amor de Cristo, impedía que él no continuase anunciando a su Señor. Se presentó con valentía ante el Emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y el santo le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos. Maximino mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián.

Grabado de Ciudad Real que realizó el grabadista Anton Van den Wyngaerde a mediados del siglo XVI, y donde se aprecia alguna de las ermitas que existían cerca de las puertas de acceso a la ciudad. En este caso la puerta que aparece en el grabado es la de la Mata.

El culto a San Sebastian es muy antiguo, es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado además el Apolo cristiano ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.

En la Ciudad Real medieval, San Sebastian era uno de los santos de mayor devoción, aparte de tener ermita propia, llego a contar con una hermandad que le daba culto. Ciudad Real durante el medievo y hasta principios del siglo XX, era una ciudad amurallada, que estaba dividida en tres barrios, el cristiano, el judío y el moro. La muralla tenía diferentes puertas de acceso (Toledo, Calatrava, Mata, Granada, Ciruela, Alarcos, Santa María y del Carmen)  y en las eras cercanas a estas puertas de acceso, existieron diferentes ermitas que desaparecieron en el transcurso de los siglos.

Cercana a la Puerta Santa María, que se encontraba situada en el noroeste de la ciudad en el antiguo barrio cristiano, y que recibía este nombre porque era la salida hacia el lugar denominado Santa María del Guadiana que era del término de Ciudad Real, existió una ermita dedicada a San Sebastian, lugar donde los ciudadrealeños cada 20 de enero iban de romería y donde había un pozo que según la tradición sus aguas eran milagrosas.

San Sebastian era una de las devociones más importantes en la edad media en Ciudad Real, teniendo incluso voto solemne el ayuntamiento de la  ciudad a este santo mártir.

Principales edificios en la Ciudad Real medieval, y donde pudo estar situada la ermita de  San Sebastián.

Según el que fuera cronista de la ciudad, Julián Alonso Rodríguez, la celebración de San Sebastian en Ciudad Real comenzaba el día 19 de enero a las dos de la tarde, cuando se juntaban en la Parroquia de Santa María del Prado, los cabildos de las tres parroquias que había entonces en la ciudad y la corporación municipal, que salían en procesión y subiendo por la calle de los Infantes y tras atravesar la Puerta Santa María, llegaban  a la Ermita de San Sebastian donde se cantaban las vísperas.

Al día siguiente, el 20 de enero festividad de San Sebastian, se celebraba por la mañana romería por los ciudadrealeños con Misa Votiva, sacando  la imagen de San Sebastian en procesión y una vez concluida esta se tenia la costumbre de beber agua del milagroso pozo que servía según la tradición para sanar los males del alma y las fiebres del cuerpo.

Después la gente comía alrededor de la ermita y por la tarde al igual que el día anterior, los cabildos de las tres parroquias  y la corporación municipal, se retiraban por el mismo camino e igual pompa que vinieron, cantando el himno del santo.

De esta ermita solo sabemos por  Joseph Diaz Jurado, en su obra “Singular Idea del Sabio Don Alonso, Dibujada en la Fundación de Ciudad Real”, que a finales del siglo XVII y principios del XVIII  padecía grave deformidad en su hermosura. También en el siglo XVI se produciría un milagro entorno a esta ermita, lo relata Fr. Joaquín de la Jara, Agustino Recoleto, en su obra “Historia de la Imagen de Nuestra Señora del Prado, Fundadora y Patrona de Ciudad Real”. En su pagina 451, recoge el siguiente milagro, que se encuentra en un cuaderno de milagros de D. Juan Mendoza de Porras y que se conserva en el archivo de la Parroquia de Santa María del Prado (Merced):

Folio 2 vº de la Ejecutoria librada a petición del Concejo,… de Ciudad Real (Siglo XVI) y donde aparece la Virgen de Alarcos y los santos que tenían en aquel siglo una gran devoción en Ciudad Real, entre ellos San Sebastián.

En el año 1584, día de San Sebastian, cuya ermita extramuros de esta ciudad, se frecuenta mucho á vísperas y misa; sucedió, que llegando el carro de Juan de Padilla Escribano, cargado de gente, que iba a rezar, a la puerta de la ermita, desadvertido el carretero, le arrimó tanto a la pared, donde estaba una doncella de diez y seis años, llamada María, que con uno de los tendales la cogió la cabeza, é hizo pedazos; acudieron luego los cirujanos, y visto cual estaba, la desahuciaron: la gente del carro condolida, y María llena de dolores, pedían el remedio á Nuestra Señora del Prado, cuando de la tierra ya no le esperaban: el caso fue, que pasados tres días, pronóstico de más largo plazo que habían dado los cirujanos de su muerte, se halló nuestra doncella sana y buena, concertados y soldados los huesos de su cabeza, por mano de la Virgen Soberana”.         
También sabemos por esta misma obra y autor, que en la Parroquia de Santa María del Prado, actual Catedral, existió al menos una Cofradía en el siglo XVI Y XVII, bajo la advocación de San Gregorio y San Sebastian. 

La única iconografía que existe en Ciudad Real de San Sebastian, procede también del siglo XVII y se encuentra en el retablo de la Catedral  obra del Giraldo de Merlo  terminado en 1616. En la predela de este retablo se recogen escenas de la pasión, a los lados de la escena de la Coronación de Espinas, se encuentran las figuras de talla y mediorelieve de San Sebastian y San Nicolas de Barí.

No sabemos cuando desapareció la ermita de San Sebastian, lo que si esta documentado es que el pozo existió hasta principios del siglo XX  para surtir a los vecinos próximos de agua y asi se seguia llamando.      

Dibujo de San Sebastián en la ejecutoria anteriormente reseñada.

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