Restos
del Pozo de Nieve de la Huerta del Alcázar descubiertos en 2007 durante los
trabajos de cimentación de un nuevo edificio de comedor y gimnasio construido
dentro del recinto del Colegio Público Carlos Vázquez de Ciudad Real, situado en
el nº 4 de la Avenida del Torreón del Alcázar.
El pozo de nieve de la Huerta del
Alcázar fue descubierto en el mes de septiembre de 2007, durante las obras de
cimentación de un nuevo edificio de comedor y gimnasio construido dentro del
recinto del Colegio Público Carlos Vázquez de Ciudad Real, situado en el nº 4
de la Avenida del Torreón del Alcázar. El hallazgo dio lugar a la posterior
excavación arqueológica del interior del pozo de nieve, que finalmente quedó
integrado en el nuevo edificio como elemento visitable.
El pozo solo conserva su estructura
subterránea: los desmontes de terreno realizados durante la urbanización de la
zona a mediados de la década de 1980 eliminaron todo resto de su cubierta y otros posibles elementos asociados al pozo,
tales como eras empedradas, balsas, canalizaciones… Se trata de un pozo de
planta circular y desarrollo cilíndrico, de paredes casi perfectamente
verticales, completamente excavado en el sustrato geológico de la zona y
revestido al interior con una gruesa capa de mortero hidráulico a base de cal,
arena y polvo de ladrillo, aplicada directamente sobre el corte en la roca. El
pozo descrito cuenta con 4,96 m de diámetro, y ha conservado una profundidad
máxima de 5,57 m, que en origen debió de ser algo mayor, habida cuenta que los
trabajos de urbani9zación mencionados rebajaron notablemente la cota de
superficie de la zona.
Bajada
al Pozo de Nieve.
El fondo drenante, tallado en el
sustrato geológico y revestido en origen con el mismo tipo de mortero
hidráulico que las paredes verticales del pozo, casi imperceptiblemente cóncavo
presenta una vertiente muy suave hacia una poceta excéntrica de planta circular
y sección en forma artesana, con 1,12 m de diámetro máximo y 0,25 m de
profundidad, tallada también en la roca, que recogía las aguas del deshielo de
la carga y las evacuaba, por medio de un canal de traza rectilínea y contorno
irregular, hacia el único desagüe lateral, localizado en el cuadrante
suroccidental de la pared del pozo, junto a la base del mismo, y configurado
por un tubo cerámico de 12,5 cm de calibre empotrado en la pared.
El lecho del pozo presenta hasta siete
pequeños rebajes de planta circular y sección cóncava, de entre 20 y 30 cm de
diámetro cada uno, y de entre 10 y 15 cm de profundidad, distribuidos
irregularmente por toda la superficie del fondo. Estos rebajes debieron servir
para alojamiento de pequeños tacos de madera –denominados “marranos” por las
fuentes escritas locales del siglo XVIII- que sustentaban el entramado de
tablazón y ramas sobre el que apoyaba la primera tongada de nieve o hielo,
creando una cámara de aire que mejoraba las condiciones de conservación de la
carga. La misma función sustentante tenía la alineación continua de piedras
calizas irregulares adosadas perimetralmente a la base de la pared del pozo,
descubierta in situ durante los trabajos de excavación arqueológica junto a
diversos restos de tablazones de madera.
Vista
del interior del Pozo de Nieve desde la
parte superior.
De los cinco pozos de nieve que
existieron en Ciudad Real en el pasado, el de Huerta del Alcázar es el que
cuenta con mayor número de referencias en las fuentes escritas locales del
siglo XVIII. De hecho según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada
de Ciudad Real (1751), el pozo de nieve de la Huerta el Alcázar era el único
que estaba entonces “haviado y corriente y sirve para el común abasto de esta
espezie…”, encontrándose los demás desairados, desaviados, arruinados y sin uso
(AHPCR, Sección Hacienda, Catastro de Ensenada, legajo 616, respuesta 17; cfr.
PILLET, 1991: 48-49).
Las
paredes del pozo son casi perfectamente verticales
No obstante, la primera referencia
documental conocida del pozo de nieve de la Huerta del Alcázar data del año
1687, y confirma la existencia del mismo desde varios años antes, permaneciendo
en activo hasta fechas muy avanzadas, ya que en 1873, el Pleno del Ayuntamiento
de Ciudad Real sometió a juicio un escrito de Manuel Casado “…solicitando se
excluya de impuesto sobre artículos de comer, beber y arder, la nieve que aquél
tiene en un pozo intramuros, por la circunstancia de que dicho artículo no se
introduzca por las puertas…” (AHMCR, Actas de Pleno, año 1873, sesión de 3 de
julio, folio 100).
Desagüe
que recogía las aguas del deshielo
Según diversos testimonios orales
recabados por Diego Peris e Isabel Mansilla (1995), el pozo de nieve de la
Huerta del Alcázar se conservó en buenas condiciones hasta fechas recientes, y
fue rellenado con escombros durante las obras de urbanización de la zona a
comienzos de la década de 1980. Estos datos coinciden con los proporcionados
por la excavación arqueológica de su interior, en el que se documentaron
solamente dos estratos: un primer sedimento de apenas 10 cm de espesos formado
por un fino limo arcilloso depositado paulatinamente sobre el fondo del pozo
durante un periodo más o menos prolongado de abandono; y un relleno masivo
posterior, de 5,40 m de espesos y composición absolutamente homogénea, fruto de
una acción intencionada de relleno acometida muy probablemente durante los
trabajos de desmonte que precedieron a los de urbanización de la zona.
Vista
central del interior del pozo de nieve tras su excavación arqueológica.