viernes, 23 de agosto de 2013

HOMILIA DE LA OCTAVA. “925 AÑOS DE DEVOCIÓN MARIANA”


Perfil de la Virgen del Prado. Foto: Pablo Lorente

Benito Calahorra insta a los fieles en la Octava de la Patrona a imitar a la Virgen y a verla en el rostro de los más necesitados

Varios cientos de fieles llenaron ayer la Basílica Catedral de Ciudad Real con motivo de la celebración de la misa de la Octava con presencia del cabildo y oficiada por el sacerdote Benito Calahorra Moreno de la Santa y otros concelebrantes. La Iglesia celebró ayer la fiesta de la coronación de la Virgen que en Ciudad Real coincide  con el día de la Octava que pone fin a los festejos en honor a Santa María del Prado que comenzaron   en la festividad de la Asunción.

En la homilía el presbítero habló del significado de la coronación de la Virgen e instó a los fieles a ser dignos hijos de María y a imitarla sirviendo a las personas necesitadas. Antes de la plática, tras la primera lectura del libro de Isaías (9, 1-3, 5-6)y la del evangelio según San Lucas (1,26-38), el sacerdote destacó la presencia de la Hermandad de la Virgen del Prado, de la Corte de Honor, del equipo de Gobierno del Ayuntamiento encabezado por la alcaldesa Rosa Romero, de la Dulcinea y damas de honor de las fiesta de 2013 y del Pandorgo José María Terriza.

En primer plano la representación de la Junta Directiva de la Virgen del Prado y la Corte de Honor. Foto: Pablo Lorente

Calahorra recordó que antes de la fundación de  Ciudad Real la imagen de Santa María del Prado ya era venerada con la advocación de Nuestra Señora de los Reyes. Cuando Alfonso VI ocupa el trono de Castilla, después de la Jura de Santa Gadea, realiza, de triunfo en triunfo, varias empresas guerreras contra los infieles, llevaba consigo la venerada imagen, llamada entonces la Virgen de las Batallas. «Estando por aquí, le pidieron al capellán que no se la llevaran. Esa misma noche la imagen de la Virgen desapareció para volver a aparecer poco después en el prado y desde entonces reina en Ciudad Real. Es la responsable de que esta ciudad exista y sea una ciudad real», señaló el sacerdote que en la festividad de la coronación pidió a la Madre que los ciudadrealeños sigan teniendo la misma devoción por Santa María del Prado que aquellos primeros habitantes, hace ya 925 años.

SU REINO. El presbítero también recordó que uno de los nombres o definiciones de la Virgen que más le gustan a Benedicto XVI es «la que cumple la voluntad de Dios». De este modo, exhortó a los fieles a ser dignos hijos de María cuyo reinado es de servicio a los demás, a los más necesitados, a los que sufren. Abundando en esta misma línea, aludió a las palabras del Papa Francisco que «nos recuerdan esta vocación de servicio», que además «nos permitirá ver a la Virgen en el rostro de las personas que necesitan ayuda».

El sacerdote predicador de la Octava, Rvdo. Sr. D. Benito Calahorra Moreno de la Santa. Foto: Emilio Martín

María reina también en los corazones, por eso hay que «limpiarlo de rencores, envidias, avaricia, cotilleos ...», remarcó el sacerdote tras invitar a los fieles a acudir al sacramento de la penitencia porque Dios en su infinita misericordia «no se cansa de perdonarnos». De la misma manera, instó a los feligreses acudir siempre a la Virgen porque «nos protege de un modo especial».

También instó a los fieles a rezar por los que sufren el hambre, las guerras o la violencia desatada como Egipto o Siria sin olvidar a quienes están más cerca y son víctimas de la situación económica que atraviesa España u otros males.

Hace dos días se celebró la fiesta de San Bernardo, un devoto de la Virgen que compuso una oración sobre la protección de la Madre, plegaria que ayer rememoró el sacerdote al término de la solemne misa de la Octava.

Calahorra aprovecho la ocasión para destacar la labor que realiza la Hermandad de la Virgen del Prado y recordó que su padre fue hermano mayor hace diez años.

Los feligreses siguieron con atención las reflexiones del sacerdote que ofició la eucaristía.


El predicador de la Octava era hermano del actual Hermano Mayor de la Virgen del Prado, y su padre también fue Hermano Mayor de la Cofradía

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