jueves, 2 de enero de 2014

CIRILO VARA, PRIMER ARQUITECTO PROVINCIAL



La Biblioteca de Autores Manchegos, dependiente de la Diputación Provincial, presentó el pasado mes de Diciembre el libro “Cirilo Vara, Primer Arquitecto Provincial” que hace el número 185 de su colección. Su autora es Concepción Moya, que estudia monográficamente en este libro, por una parte, la vida y obra de quien fue el primer arquitecto provincial que tuvo Ciudad Real, y la por otra se dedica con más intensidad a la implantación del sistema panóptico en edificios de la provincia, una planificación original de Jeremías Bentham en 1791 que permite al ojo humano una observación visual total.

Diego Peris publicó en el Diario Lanza el pasado 1 de diciembre, un artículo con motivo de la publicación de este libro, que a continuación reproduzco.

Cirilo Vara firma su primer proyecto como arquitecto provincial en mayo de 1859 para la remodelación del Hospital Provincial. Nacido en 1820 en Villamanrique de Tajo su formación para llegar a conseguir el título de arquitecto sigue en esa época el camino de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Será en 1844 cuando se crea la Escuela de Arquitectura y la Academia pierde su control sobre el tema.  Preparación en determinadas disciplinas, formación junto a un tutor que guía su preparación y un duro examen en la Academia que suspende la primera vez y logra aprobar en el segundo intento en 1846. Con su título de arquitecto se traslada a su pueblo (Villamanrique del Tajo), en la provincia de Toledo y se prepara para ocupar el cargo de Director de Caminos vecinales de primera clase. Una formación que cambió en esos años con la creación de la Escuela de Arquitectura y una nueva definición de competencias exigida por la estructura administrativa del país y por los requerimientos de la arquitectura pública que, poco a poco, se va consolidando en España.

Así comienza el libro de Concepción Moya sobre Cirilo Vara que a través de la documentación de la Academia de Bellas Artes nos descubre cómo funcionaba la arquitectura y sus competencias en ese momento.

Plano del Hospital de Ciudad Real, realizado por Cirilo Vara

Arquitecto provincial de Ciudad Real

Cuando en 1848 se crea el cuerpo de arquitectos provinciales, Cirilo Vara opta a la plaza de Ciudad Real. Recibirá 18.000 reales anuales más 6.000 para pagar a un ayudante delineante y 1.500 más para gastos de escritorio. Un trabajo que implica responsabilidades muy diversas: desde mantener la caballería a  visitar todos los partidos judiciales de la provincia. Proyectos, inspecciones, presencia en la Comisión del Patrimonio, creación del Cuerpo de Bomberos.

Una intensa actividad en la provincia con un abanico de proyectos que cubren las necesidades de los distintos municipios. Teatros como el de Almagro, ampliación del Hospital Provincial de Ciudad Real o el de Valdepeñas o el pequeño hospital de Carrión de Calatrava. Balnearios como el de Villar del Pozo o el de Puertollano tienen aportaciones suyas. Paseos que quiere embellecer con la presencia de arbolado ya en esa época. En Ciudad Real planta árboles en las calles de la Mata, Calatrava y Alarcos entre otras y proyecta la nueva puerta de Alarcos próxima a la llegada del ferrocarril. Una mentalidad que llega a la cultura de las poblaciones y que quiere incidir en los diseños urbanos desde propuestas de embellecimiento de sus viarios, en la valoración de los espacios públicos y en el tratamiento de los edificios de la comunidad.

En numerosos ayuntamientos está presente su actuación. El desaparecido de Ciudad Real construido sobre el pósito. Sus proyectos totales o parciales se construyen en los ayuntamientos de Manzanares o en las torres de los de Almagro, Valdepeñas y Alcázar de San Juan, Castellar o Villamayor de Santiago.  Proyectos de un arquitecto interesado en las nuevas aportaciones de la arquitectura en cuanto a definiciones de organización, tipologías y modelos constructivos. Una arquitectura que se reviste de los elementos formales definidos por los cánones académicos y los manuales de la época. Una formalización que plantea el uso correcto de los estilos, las formas y las proporciones que deben tener los edificios públicos, en la mentalidad de la época. La renovación, las nuevas aportaciones vienen más de las nuevas funciones y de las propuestas para resolverlas que de los modos de expresión que adquieren esas nuevas arquitecturas.

La arquitectura escolar tuvo aportaciones en sus dos proyectos de Manzanares o en el de Valdepeñas con peculiaridades importantes. El edificio de dos plantas tenía dos salones en cada una de las plantas, salones de 170 metros cuadrados con 5 metros de altura para doscientos niños cada uno, con un volumen de aire de 4,20 metros cúbicos por persona y huecos suficientes para ventilar el local. En Chillón proyectó otra escuela construida ya tras su muerte y con problemas constructivos graves. En Ciudad Real revisa las obras de un local en la calle Altagracia que tenía un antiguo salón utilizado para teatro y otro local para escuela de niñas en la calle Alamillo. Intervenciones también en el ámbito funerario como su plantación de arbolado en el interior del cementerio de Ciudad Real o la construcción del cementerio de Valverde o el de Puerto Lápice.

Un recorrido que, con la excelente documentación gráfica del Archivo de la Diputación Provincial, nos va acercando a las actuaciones de ese momento, a sus condiciones técnicas y a las soluciones que un arquitecto con competencias y responsabilidades en toda la provincia va realizando.

Cirilo Vara y su hermano Antonino realizaron el proyecto de restauración de la Nueva Puerta Ciruela

El panóptico carcelario

Una de las reflexiones que en esa búsqueda de tipologías arquitectónicas se hace en esos momentos es la del panóptico. La palabra panóptico significa ver todo y traducido a la arquitectura es la definición de un modelo que en su estructura permita un control y una visión del conjunto de lo construido con el menor número posible de personas. Así se permite según su creador Bentham una economía de medios y de personas. Una solución adecuada para diversos edificios, sean hospitalarios o sobre todo carcelarios. Foucault reconocía en esa voluntad de control un nuevo nivel de represión especialmente en los ámbitos penitenciarios. El libro de Concepción Moya presta una especial atención a esta nueva tipología y a las reflexiones que subyacen en sus propuestas desde las reformas penales y carcelarias del nuevo régimen liberal.

Cirilo Vara, en su interés por incorporar las nuevas soluciones de organización de los edificios públicos plantea esta solución en varios de sus proyectos. En la provincia existían cárceles en Ciudad Real (2) en la calle Cuchillería (la cárcel Real) y la del tribunal de la Santa Hermandad, en Manzanares, en Villanueva de los Infantes, en Valdepeñas y en Almadén y Piedrabuena. Cirilo Vara realizó los proyectos para las nuevas cárceles de Ciudad Real con una estructura de cuatro plantas y radios que en su parte derecha estarían destinados para mujeres y en la izquierda para hombres, proyecto que no llegó a realizarse. En 1876 realizó el proyecto de la cárcel de Valdepeñas con dos brazos que parten del cuerpo central de acceso. La planta de la cárcel de Manzanares tiene un pentágono exterior y una forma estrellada con tres brazos en su interior, aunque el proyecto que se llega a subastar no se llegó a realizar.

Una aproximación a la arquitectura del siglo XIX en la provincia

El libro de Concepción Moya es una excelente aproximación a la arquitectura de la provincia en el siglo XIX y a uno de sus protagonistas como fue Cirilo Vara. La amplia documentación de planos del Archivo de la Diputación provincial, y el recorrido sistemático por sus actuaciones nos permite un conocimiento no sólo de las obras realizadas, sino de los sistemas de trabajo y de las concepciones que subyacen en estos proyectos”.

El antiguo Ayuntamiento de Ciudad Real, fue un proyecto de Cirilo Vara

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