jueves, 6 de noviembre de 2014

APARECEN HUESOS HUMANOS PROCEDENTES DE UNA CRIPTA DE LA IGLESIA DE SANTIAGO



Enterrar, introducir a los cadáveres de los humanos bajo tierra, es una de las obras de Misericordia, un acto que la Iglesia siempre entendió como meritorio y caritativo, ampliamente implantado en la tradición cristiana. El cuerpo, después de muerto, se inhuma, vuelve a la tierra, donde se descompone y se convierte en polvo; esa es la tradición judía y también la cristiana.

Superadas las persecuciones tras las leyes romanas de Teodosio, los despojos de los cristianos procuraron acogerse durante siglos –cuando hubo ocasión– a los lugares de culto cristiano, como parroquias, conventos y ermitas. Y esa fue durante muchos siglos la tradición cristiana, más en el área mediterránea que en la anglosajona: enterrar dentro de los templos o en su periferia. Por este motivo los fieles laicos o sea los no eclesiásticos, procuraron granjearse una fosa sepulcral en el interior de las iglesias o en necrópolis en su entorno.

Ciudad Real no iba a ser diferente al resto del mundo cristiano, y las tres parroquias históricas de nuestra ciudad: Santa María del Prado, San Pedro y Santiago, acogieron en el interior de sus respectivos templos y alrededor de los mismos, los cuerpos sin vida de los cristianos ciudadrealeños.

Prueba de ello fue la noticia que el diario lanza publicó el viernes 7 de noviembre de 1986 en su página número tres, decía así el titular de la noticia: “Aparecen huesos humanos procedentes de una cripta de la iglesia de Santiago”. A continuación se dice que “en un vertedero de basuras, a las afueras de la ciudad, ha sido descubierta una pila de cadáveres amontonados procedentes según fuentes policiales, de una antigua cripta ubicada en la iglesia de Santiago.

Desde septiembre del año 85, la iglesia de Santiago, monumento religioso más antiguo de la ciudad, está siendo restaurada dado su carácter de Monumento de interés cultural. En las obras llevadas a cabo por la empresa constructora “Almagro Sociedad Limitada”, se ha levantado lo que en otros tiempos fue un cementerio para personas de cierto rango en Ciudad Real.

Entre los escombros de las obras vertidos en un basurero, cerca de la barriada de los Ángeles, los vecinos han encontrado cráneos humanos, mandíbulas y huesos de diferentes tamaños que guardan en sus domicilios”.

Parece ser que los cadáveres que fueron encontrados databan del siglo XIII, siendo responsable la empresa que llevó a cabo la restauración del templo, que estos huesos salieran del templo que durante siglos los cobijo. El entonces párroco de Santiago, D. Felipe Lanza, mostró su preocupación de lo ocurrido porque él había dado órdenes a las constructora que si aparecían restos humanos, fueran metidos en cajas y posteriormente transportados hasta el cementerio.

Al final el ayuntamiento capitalino fue quien recogería todos los huesos del vertedero y los llevaría hasta la fosa común que hay en el cementerio municipal, para darles cristiana sepultura. Así los cadáveres de los viejos cristianos percheleros que durante siglos reposaron en la Parroquia de Santiago, fueron a parar al cementerio municipal, cementerio que comenzaría a funcionar en nuestra ciudad en el siglo XIX.


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