Grabado
del siglo XVII de la Virgen del Prado que se encuentra en los archivos de la
Parroquia de Santa María del Prado (Merced)
No es empresa fácil, después que el
vendaval de la revolución marxista barrió nuestros archivos parroquiales,
pergeñar un artículo, que, aunque modesto resulte original y fidedigno sobre
este punto concreto de nuestra historia religiosa.
Y, si a la escasez de datos, se añade la
del tiempo, con una falta, tan notoria, como la mía, de aptitud para el trabajo
de esta índole, no es extraño que estas cuartillas hayan de defraudar la
curiosidad de mis lectores, a los cuales pido un buen margen de indulgencia;
tanto mayor, cuanto que el único móvil, al colaborar en el extraordinario de
LANZA, ha sido atender con la mayor voluntad posible una galante invitación; y,
de paso, rendir honores a la tradición de aquellos insignes Párrocos de Santa
María, que jamás perdieron la coyuntura de estimular entre sus feligreses la
devoción a nuestra patrona.
LA
COFRADÍA DE LA CERA
Parece obvio y natural, cuando se habla
de la Hermandad de la Virgen, que todos piensen de una manera espontanea e
instintiva en la Ilustre Asociación, que
desde hace más de cuatro siglos contribuye cada año a realzar con su presencia
las magnificas procesiones del 15 y del 22 de agosto, y ha resuelto problemas
tan difíciles como el de la sustitución de la antigua imagen, y ha escrito
siempre con su fervor páginas para la gloria de nuestro pueblo.
Sin embargo, se hace preciso decir que
esta no ha sido la única ni tampoco la primitiva Hermandad de Nuestra Señora
del Prado. Más aún; su nombre propio y completo, tal cual se desprende de
documentos que tengo ahora a la vista, es el de Cofradía de la Cera o de las
Hachas. De la Cera se le llama en los libros más antiguos, que actualmente
posee la Hermandad y de las Hachas en un Breve de Inocencio X, fecha 18 de
Enero de 1645, que se conserva en el Archivo de esta Parroquia.
ORIGEN
DE LA PRIMITIVA HERMANDAD
No es tampoco exacto que esta Hermandad
tenga su origen en la aprobación que con fecha 13 de mayo de 1600 hizo de la
misma el Cardenal Arzobispo de Toledo don Bernardo de Rojas y Sandoval. Esa
aprobación, ratificación mejor dicho, es una de tantas como todas las
Asociaciones piadosas de su época se veían obligadas a recabar, a consecuencia
de las visitas de inspección, que de una manera más o menos periódica giraban los
Gobernadores Eclesiásticos de Toledo por nuestra Diócesis, sujeta entonces a la
jurisdicción de aquel Arzobispado. Sus Constituciones son mucho más antiguas.
El que examine, aunque sea con rapidez,
el primero de los dos citados libros echará de ver inmediatamente dos cosas: de
una parte su falta absoluta de unidad, como lo indican las distintas
numeraciones de los folios, hasta el punto que más que de un libro se trata de
un volumen, donde se recogen documentos de épocas diversas, sin otro nexo que
el denominador común de la referida Hermandad. De otra, que entre la fecha de
aprobación por el Cardenal Arzobispo de Toledo, que figura a la cabeza del
libro, y la del 10 de agosto de 1681 correspondiente al acta del primer
Cabildo, que se reseña, media una distancia de casi un siglo. ¿Cómo salvar tan
enorme laguna?
A pesar del proverbial cerrilismo de los
pilletes de la FUE, que en agosto de 1936 en lugar de salir al campo para
defender con las armas sus ideales marxistas, optaron por entrar a saco en los
cepillos y en el archivo de la Merced, capitaneados –dicen- por un bedel del
Instituto, gordo y con aspiraciones de Ministro de Cultura, existen todavía dos
libros de Cabildos referentes también a la Cofradía de la Cera, más antiguos
que los que poseen la Hermandad. Uno comienza con el acta del celebrado el día 10 de agosto de 1597, y continúa
sin interrupción hasta julio de 1634: y el otro, que empieza el 22 de agosto de
este último año, termina en 1680, entroncando perfectamente con los que poseen
la Hermandad.
La
Ilustre Hermandad de la Virgen del Prado, conserva todos los libros de actas
desde el año 1600
LA
FUNDACIÓN DATA ANTES DEL AÑO 1600
Este feliz hallazgo viene a corroborar
con exactitud mi afirmación, cuando unas líneas más arriba decía que el origen
de la Hermandad de la Cera hay que buscarlos antes de 1600 y la que hago ahora,
de que esta no es sino como una filial, de otra más antigua y primitiva.
En el prologo de las Ordenanzas,
aprobadas por el Cardenal de Rojas, se lee lo siguiente: “…por que la primera y
principal Cofradía de esta Sagrada Imagen, ocupada y gastada con las grandes
fiestas, que para celebrar la solemnidad y fiesta de la dicha procesión (la del
día 15 de agosto) no podrá acudir con tantas Achas y Cera como combenía para el
acompañamiento de tan deboto santuario como esta sagrada imagen nos ofrecemos
de nuestra propia costa y de nuestra propia hacienda de acompañar todos los
años la dicha procesión, cada uno con su Acha de Cera ardiendo, y para que haya
adelante esta devoción y por tiempo no se caiga y se haga con más concierto y
devoción, estando todos juntos en nuestro Cabildo hacemos y ordenamos las
ordenanzas siguientes:
ORDENANZAS
Aquella antigua y principal Hermandad se
llamaba de Nuestra Señora del Prado y de San Bernardo, y tenía carácter de
Archicofradía, con facultad, por tanto, de agrupar como filiales otras de menos
importancia.
“Cualquier persona, dice la segunda de
las citadas Ordenanzas, que hubiese de ser recibido a esta Hermandad, no puede
ser recibida a ella, si no es siendo primero Cofrade de la Archicofradía
general y primera de esta Santísima Imagen de Nuestra Señora del Prado y de San
Bernardo, de donde somos Cofrades todos los que tomamos esta devoción y
hermandad de cera…”
Para más abundamiento sobre la mesa, en
que escribo estás cuartillas, se halla una Bula del Papa Gregorio XIII,
expedida en octubre de 1584, y otra de Clemente VIII, del año 1595, concediendo
indulgencias a la Cofradía de Santa María del Prado, erigida canónicamente en
la Parroquia del mismo nombre, igual que la autentica, por la que el Cardenal
Alejandrino agregó el 8 de Agosto de 1595 la citada Cofradía a la Primaria del
Monasterio y Colegio de San Bernardo de la ciudad eterna.
Estampa
de la Virgen del Prado publicada en 1940 con la desaparecida imagen en 1936
FILIALES
DE LA PRIMITIVA ARCHICOFRADÍA
Entre las filiales de la primitiva
Archicofradía podemos citar, a la vista de un manuscrito de cargas y Memorias de
esta Parroquia, año 1622, las siguientes: Cofradía de Nuestra Señora de la
Cabeza: Cofradía de los Tezedores: Cofradía de San Sebastián: Cofradía de Santa
María del Monte: Cofradía de la Caballería: Cofradía de Nuestra Señora de la
Pedrera… todas ellas con la obligación común de asistir a las primeras vísperas
de la Asunción, lo mismo que a la procesión del día 15 de agosto. La más
importante de todas, al menos por su duración, ha sido la de la Cera;
siguiéndole después la de Nuestra Señora de la Pedrera, que poseía una Iglesia
y Hospital en lo que actualmente es molino aceitero de don Ramón Fontes. A
consecuencia del estado ruinoso de dichos edificios y por no contar el año 1633
con sino 12 hermanos, resolvió fundar el 13 de marzo del referido año, la Esclavitud de Nuestra Señora del Prado,
iniciando también la costumbre de cantar todos los sábados una salve a la
Santísima Virgen. El día 8 de Octubre fue el primero que se cantó la Salve.
Como fundador se ha considerado siempre a don Antonio Sarmiento, Capellán de
esta Parroquia, que consiguió de la Santidad de Urbano VIII una Bula, fecha 10
de junio de 1633, confirmando la Exclavitud, a la cual han pertenecido
personajes tan conspícuos como Carlos II, Felipe V, la Condesa de Cersinos, y
otros de que nos habla la abundante documentación, que se conserva en este
archivo.
No es fácil por ahora dar más detalles
sobre la antigua Cofradía de Nuestra Señora del Prado. Pero a título de
información quiero citar un Manuscrito de mi archivo, en octavo, con once hojas,
deteriorada la primera, y las restantes legibles y en perfecto estado. Se trata
de una ratificación, hecha el día 25 de mayo de 1571, por el licenciado Busto
de Villegas, Gobernador General del Arzobispado de Toledo, de las cartas y
Ordenanzas de la Cofradía y Hermandad de
la Asunción de Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real, a petición de Pedro de
Almagro, prioste de la Cofradía del Santísimo Sacramento, que se celebra en la
Iglesia del señor Santiago, y de Juan Fernández Texedor, prioste de Nuestra Señora
de Agosto y de la Candelaria, que se celebra en la Iglesia de Nuestra Señora
Santa María del Prado, y de Melchor de Casasola, prioste de las nueve fiestas
de la Madre de Dios, que se celebra en el Monasterio del Señor Francisco y de
Juan Sánchez Ollero, prioste del Cabildo y Cofradía del señor Santo Domingo de
esta ciudad, y de Antonio de la Calle, prioste de Nuestra Señora Santa
Quiteria.
COFRADÍA
DE LA ASUNCIÓN
Tenía la Cofradía de la Asunción un
carácter marcadamente gremial de artesanos y labradores; puesto que en el
título tercero de sus Constituciones, cuando se habla de los que se han de
admitir en la misma, se dice lo siguiente:
“Otro si, por cuanto entre nosotros se
han de ver y tratar algunas cosas tocantes a otro. Offo. Por tanto es voluntad
y mandamos que no sea acogido camallero ni escudero ni otro hombre poderoso,
ecepto hobre llena y de buena fama que sea Labrador e que lo admitiere o por el
Rogare que oficial, y ordenamos que cualquier la primera vez sea castigado por
esta Cabildo y por la segunda vez pague de pena cent mrs. para pro dho. Cabildo
y por la tercera vez lo echen fuera del…”
Líbreme el Señor, mientras no haya otros
documentos más explícitos, de querer identificar esta Cofradía de la Asunción,
que tiene su sede en la Parroquia de Santa María del Prado, con la antigua de
Nuestra Señora y de San Bernardo. ¿Qué dirían las manes hipercríticos de don
Luis Delgado y Don Inocente Hervás?
Lo que si afirmo es que la citada
Cofradía es anterior al 25 de mayo de 1571 en que fueron ratificadas sus
constituciones por el Licenciado Bustos de Villegas, como también es mucho más
antigua la del Santísimo Sacramento, aprobada por la Santidad de Alejandro VI
el año 1503; y no es lógico suponer, porque no conjuga con el celo exagerado, que
a mis antecesores han atribuido sus émulos que mientras fomentaba la fundación
de una Sacramental, tan pujante, que todavía subsiste con vida propia después
de cuatro siglos y medio, descuidasen hasta el olvido la organización de la
Parroquia, que fue en los tiempos pasados y ha de ser siempre centro de la vida
espiritual de la Ciudad.
Ildefonso
Romero, Párroco de Santa María del Prado (Diario Lanza, especial de Feria y
Fiestas de Ciudad Real de 1943)
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