martes, 17 de noviembre de 2015

LOS FRANCISCANOS EN CIUDAD REAL


Escudo de la Orden franciscana, que combina el brazo de Cristo con el de Francisco de Asís, que muestra los estigmas


Alfonso X otorga la Carta Puebla a Pozuelo Seco de Don Gil, fundando Villa Real en 1255. El marcado carácter urbano que logró adquirir Ciudad Real al poco de su fundación, pronto hizo que acudiese a ella alguna de las órdenes mendicantes, nacidas no hacía mucho tiempo. Una de las primeras que se estableció fue la de los franciscanos, cuyo convento, al parecer, fue fundado y dotado ya en 1263 por el propio monarca fundador en las proximidades del Alcázar, junto a la Puerta de Granada. Al poco tiempo se levantó la Iglesia del mismo, en la que, en 1275, se depositó el cuerpo del infante don Fernando de la Cerda antes de ser trasladado a las Huelgas de Burgos para su definitiva inhumación.

La orden debió influir sobre la sociedad de Ciudad Real y en su convento se celebraron desde su fundación las juntas de la Vieja y Santa Hermandad. La Inquisición lo utilizó como cárcel-residencia de clérigos sospechosos y “necesitados” de meditación.

Tuvo el convento una cofradía de caballeros hidalgos con el título de San Francisco, que se encontraba ya fundada en 1392, instituida mucho tiempo antes.

Los primeros religiosos que ocuparon el convento “eran de los que se decían claustrales, que guardaban la regla de San Francisco, que llevaban hábito negro y que tenían facultad pontificia para poseer bienes. Después, en tiempo del Cardenal Cisneros, los observantes de la misma orden ocuparon el convento que se reedificó de nuevo en el año mil quinientos y uno.(1)

Entre las alhajas que guardaba este convento sobresalían “una preciosísima arca que, componiéndose de varios innumerables embutidos de cristales transparentes en finísima indiana, se halla cubierta a coloridos de coral y guarnecida a filigranas de plata en forma de una perfectísima artificial carroza. Es depósito, sagrario y custodia de nuestro Redentor Sacramentado en el monumento del Jueves Santo. Un Cáliz de oro que, siendo por la abundante materia de excesivo peso y grandor elevado, es lo más exquisito lo que tiene su forma de barco. Una Concha, cuya especie se ignora, pues cuanto más se registra más se admira (es del otro mundo) que, temerosa de verse robada, se guarda en cancela voluntaria entre infinitas plateadas sutilezas, por cuyos entretejidos se permite ver recatada cuando está para de naveta prevenida. Su ternario de preciosidades se debe al singular aprecio que hace la provincia de ese convento y al superior afecto del Reverendísimo Padre Comisario de Indias. Es uno de los afamados colegios de Filosofía y Moral que tiene esta religión.(2). En el monasterio de Ciudad Real existían Estudios de Artes (Salazar, Crónica 258).


Suprimido el convento en virtud de la ley de desamortización de 25 de octubre de 1820, cuando se decretó la disolución de los monasterios y los conventos, incorporando sus bienes al Estado, pasaron los religiosos que lo habitaban al de Santa Cruz de Mudela, quedándose el Ayuntamiento la administración del edificio, el cual estableció un Hospital Civil. En 1850 se instaló en él la Escuela Normal de Maestros y Práctica de Niños y el 3 de octubre de 1859 fue aprobado convertirlo en Hospicio Provincial, siendo inaugurado el 1 de enero de 1860 bajo la advocación de San José. Un incendio destruyó gran parte de su techumbre, la que se renovó, elevando sus murallas y dando más ventilación a sus salas en 1890, levantándose una nueva fachada del edificio con una plaza en 1907.

A finales del siglo XIX aún existían restos de este monasterio medieval de nuestra ciudad, los describía así Rafael Ramírez de Arellano en su obra “Ciudad Real Artística”: “Otro resto del siglo XIII queda en la casa-hospicio, antiguo convento de San Francisco. Es un resto de portada abocinada que daría entrada probablemente a la primitiva iglesia de aquel monasterio. En este mismo edificio hay una virgen de mármol pintado que llaman allí la virgen de la Correa y que es un buen ejemplar de la escultura cristiana de principios del siglo XVI”, estos restos desaparecieron en la reforma de 1907 (3).

Este convento, se encontraba ubicado en el solar que actualmente ocupan el Colegio Público y la Residencia Universitaria Santo Tomás de Villanueva, en la Plaza de San Francisco, nombre que recibe precisamente por haber estado en este lugar el mencionado convento franciscano.


(1)    JOAQUÍN DE LA JARA. Historia de la Imagen de Nuestra Señora del Prado, Fundadora y Patrona de Ciudad Real, en el capítulo XIII, pág. 245. Ramón C. Rubisco. C.Real, 1880.

(2)    JOSEPH DÍAZ JURADO. Singular Idea del Sabio Rey Don Alonso Dibujada en la Fundación de Ciudad Real. Ayuntamiento de Ciudad Real. Fondo Editorial nº 7, 1986.

(3)    RAFAEL RAMIREZ DE ARELLANO. Ciudad Real-Artística, Estudio de los Restos Artísticos que quedan en la Capital de la Mancha, pág. 39. Imprenta del Hospicio Provincial, 1893.

Plaza de San Francisco, nombre que recibe precisamente por haber estado en este lugar el monasterio franciscano

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