EL RESPALDO OFICIAL A NUESTRA SEMANA
SANTA, MÉRITO DEL TRABAJO DE EMILIO MARTÍN AGUIRRE
Ciudad Real capital vivió, el sábado,
una jornada con decidido sabor semanasantero que se dijo siempre, aunque ahora
se diga cofrade. En el edificio del antiguo casino, hoy Conservatorio y mañana
¡vaya usted a saber qué!, sito en la calle Caballeros/Prado, pues tiene dos
entradas, tuvo lugar un acto, importante para la Semana Santa ciudadrealeña, en
el que, fundamentalmente, se festejaba la concesión del título de “Semana Santa
de Interés Turístico Nacional” que ha recibido recientemente.
De ahí que fuese el subdelegado del
Gobierno, en representación del Gobierno central, quien entregase una
reproducción del BOE, en el que figura la concesión del título, al presidente
de la Asociación de Cofradías de Semana Santa, Emilio Martín Aguirre. Y quiero
decir, conocida mi nula afición a menear el incensario ante nadie que no lo
merezca mucho, que Ciudad Real tiene una
deuda especial con este hombre, que ha sido capaz, en unos pocos años, de
lograr lo que otros llevaban años intentando. Y al decir Ciudad Real, aludo a
la ciudad en sí, al sector, o sectores, empresarial que más se beneficia del
auge de los desfiles procesionales, y a esas 15.000 personas que, con túnica o
sin ella, viven la Pasión de manera especialmente intensa y forman el núcleo de
la Semana Santa capitalina. O sea, que quede claro que estamos en deuda con él.
Dicho esto, hay que añadir que los dos
actos celebrados el sábado, el de entrega de unas sesenta distinciones a
personas e instituciones y la inauguración del monumento al penitente,
¡magnifico!, obra de Kiriko López Gómez e instalado en la plazuela de la
Merced, resultaron pero que muy bien. Al fin y al cabo, superadas las posturas
estúpidas de los primeros años de la llamada transición política, en los que
algún que otro niñato crearon diversos tipos de problemas durante salidas,
recorridos y entradas, la Semana Santa es respetada, tanto como manifestación
religiosa, objeto fundamental, como artística. De ahí que, sin empacho, no
entienda los eternos miedos del Ayuntamiento capitalino (muy acertado el
alcalde en su propuesta de homenaje a todos los presidentes de la Asociación) desde
los tiempos de Lorenzo Selas –presupuesto de entonces en torno a 100 millones
de pesetas, si no se me han ido de vacaciones las neuronas- en embarcarse, como
sea, en la construcción de un Museo decente para todo lo que hoy poseen las
distintas hermandades, empezando por los grupos escultóricos. Y ahí, como es
lógico, justo y necesario, debería echar una mano la Junta de Comunidades, cuyo
titular, nobleza obliga, estuvo enorme en su discurso de cierre, en el que los
recuerdos y las vivencias personales buscaban camino hacia el viejo salón de
baile del Casino, lleno hasta la bandera.
Lo dicho, una intensa jornada
semanasantera de homenaje a aquellos que, desde 1939 hasta hoy, han
reconstruido y colocado donde está a nuestra Semana Santa, interesante
simbiosis entre Castilla y Andalucía.
Manuel
López Camarera. La Tribuna de Ciudad Real, martes 4 de abril de 2006, página 3,
sección “Opinión”.
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