sábado, 14 de mayo de 2016

LA TRAIDA DE LA VIRGEN DE ALARCOS A CIUDAD REAL EN 1737


 
La romería de la Virgen de Alarcos en 1912, fotografía publicada en la revista “Vida Manchega” el 30 de mayo del citado año

La Virgen de Alarcos desde el año 1985 es traída a la Parroquia de San Pedro para celebrar un Triduo en su honor, y ser devuelta a su santuario la mañana del Domingo de Pentecostés.

Pero a lo largo de la historia la Virgen de Alarcos ha sido traída a Ciudad Real por diferentes motivos, uno de ellos fue por causa de la sequia en el siglo XVIII, más concretamente en 1737, tal y como figura en el libro de actas municipales.

En el libro anteriormente reseñado el 25 de febrero de 1737, el ayuntamiento acuerda lo siguiente:

… En este cabildo se trató de lo adelantado que se halla el tiempo y falta de agua que se experimenta en los campos y que habiendo recurrido a la divina clemencia, por medio de rogativas a María Santísima, Madre de Dios y Señora Nuestra y hecho novenarios a las milagrosísimas imágenes de Ntra. Sra. del Prado, Patrona de esta ciudad, bajándola de su camarín y de Ntra. Sra. de la Blanca, trayéndola a esta ciudad, no obstante se mantiene la sequedad, sin que hasta ahora se haya conseguido el consuelo del agua que tanto se desea. Y continuando la ciudad en su celo y con deseos de aplacar la divina justicia, acuerda nuevamente se prosigan las rogativas además de las que se están haciendo en los conventos de esta ciudad. Y para ello se traiga a la Parroquial del Señor S. Pedro a la milagrosísima imagen de Ntra. Sra. de Alarcos, de cuya iglesia esta ciudad es patrona, y se le haga novenario y, al fin, procesión general a que ha de asistir esta ciudad, convidando para ello al estado eclesiástico y comunidades religiosas, para que asistan en la forma que acostumbran. Y para ello se dé recado al abad del cabildo y al cura de la parroquia y se señala para traer dicha santa imagen, el jueves veinte y ocho del corriente. Y para la disposición del novenario y demás que se ofrezca, se nombra por comisarios a los señores D. Juan Tomás Velarde y D. Gerónimo Vivario, quien lo aceptaron”.

 
La ermita de Alarcos a principios del siglo XX

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