jueves, 9 de junio de 2016

HOMBRES CÉLEBRES DE CIUDAD REAL A PARTIR DEL SIGLO XV



De la “Historia documentada de Ciudad Real” del presbítero Luis Delgado Merchán, obtengo cumplida relación de hombres ilustres de nuestra capital y provincia en los siglos XV, XVI, XVII, XVIII y XIX. Creo que es grata curiosidad conocer antepasados ilustres, siguiera sea por el paisanaje, aunque uno echa de menos nombres de féminas que, seguro, que también las hubo, pero entonces las cosas por desgracia eran así.

El autor del libro que nos está sirviendo de cabecera tiempo ha, habla del Bachiller Fernán Gómez de Ciudad Real, físico de Juan II y autor del “Centón epistolario”, obra modelo del género epistolar, colección de cartas de personajes importantes de la época. Mas este Fernán Gómez, ni está averiguado que fuese natural de Ciudad Real y ni siquiera que existiese. Tampoco lo contrario.

Es decir no es clara su invención no sabemos por qué causa, si es que hubo tal simulación. Incluso se dijo que fue de raza hebrea, siendo uno de los infinitos rabinos que se convirtieron al cristianismo al comienzo del siglo XV. Tampoco esta hipótesis es inverosímil.

En el siglo XVI tenemos, ya sin lugar a dudas como en el anterior, a Santo Tomás de Villanueva, natural de Infantes; a San Juan de Ávila, de Almodóvar del Campo; a Bernardo Balbuena, hijo de Valdepeñas. De Ciudad Real fueron naturales, viviendo en dicho siglo y fines del anterior, el invicto guerrero Hernán Pérez del Pulgar, llamado el Bravo o el de las Hazañas; a Juan Sánchez Valdés de la Plata, autor de la “Crónica general del hombre”; a D. Antonio Cervera, Caballero de Calatrava y confesor de Felipe II, y autor de “Testimonio de las cosas notables que pasaron en la muerte del Rey Felipe”; así como otros que pueden verse en “Apuntes para las biografías de hijos ilustres de la provincia de Ciudad Real” de Antonio Blázquez y Delgado Aguilera, publicado en Ávila en 1888, siete años después que nacieran Pablo Picasso y Juan Ramón Jiménez, entre otros notables personajes en ese mismo año, como el doctor Fleming, Stefan Zweig, Bela Bartok o George Enescu.

 
El general Baldomero Espartero (Granátula, Ciudad Real, 1793-Logroño, 1879). Litografía coloreada de Labielle

Ya en el siglo XVII contamos con el primer historiador de la Virgen del Prado, Fray Diego de Jesús María, prior del convento de Carmelitas Descalzos; Fray Antonio de Ciudad Real, franciscano, gran poligloto por su “Calepino” o “Vocabulario”, obra en seis tomos; Fray Juan del Santísimo Sacramento, caballero de la Orden de Calatrava y Carmelita Descalzo; Fray Gaspar Diego, trinitario descalzo, conocido por el “Junípero”, compañero del Beato Juan Bautista de la Concepción, gran reformador de la Orden.

Del siglo XVIII menciona a Fray Gabriel de la Concepción, mercenario descalzo, de la ilustre familia de los Muñoces, que escribió sobre Teología, y publicó bajo seudónimo “Medula entropélica calculatoria”; al jesuita Martín de Rojas, orador elocuente y escritor ascético; a José Manuel de Villena, caballero de Calatrava.

En el siglo XIX nuestro autor trae a su recuerdo a los denominados “Palillos”, Vicente y Zacarías Rubielos, padre e hijo, naturales de Ciudad Real; a Maldonado y Treviño, que ideó un plan en 1868 para la desecación de los “Terreros”, lugar mal sano causa de epidemias mortales, que tuvo su total solución siendo gobernador Agustín Salido y Estrada, hijo ilustre de Almódovar del Campo; a Joaquín Baldomero Espartero, de Granátula, guerrero ilustre que llegó a ser Conde de Luchana, Duque de la Victoria, Principe de Vergara y Regente del Reino; a Antolín Monescillo y Viso, de Corral de Calatrava, que fue Obispo de Calahorra y Jaén, Arzobispo de Valencia y de Toledo y miembro del Sacro Colegio de Cardenales.

Ni el presbítero Delgado Merchán creo que haya pretendido una exhaustiva relación de personajes ilustres, y nosotros mucho menos, puesto que no somos más que sencillos comentaristas de esta “Historia documentada de Ciudad Real”, digna de ser conocida por quienes amamos a nuestra patria chica. Digo lo de “patria” con permiso de quienes están borrando tal palabra del vocabulario actual.

Francisco Mena Cantero, diario “Lanza”, sábado 9 de junio de 2007, página 4


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