domingo, 24 de julio de 2016

EN 1906 SE BARAJÓ LA POSIBILIDAD DE DEMOLER LA CATEDRAL


 
Tal y como quedó la catedral tras la restauración que sufrió en 1906

Tal y como hice referencia ayer, en 1906 un arco ruinoso amenazaba el hundimiento de la bóvedas  de la Catedral y se tuvo que cerrar al culto la misma. Era Obispo-Prior, D. Remigio Gandásegui y Gorrochátegui, que pensó demoler la Catedral, ante el estado ruinoso que presentaba, y levantar una nueva de hormigón armado.

La prensa local y nacional se hizo eco de esta noticia y el periódico “La Época” publicaba el sábado 17 de Marzo de 1906 la siguiente noticia:

Catedral que desaparece

Se han recibido telegramas de Ciudad Real, en los que se comunica que por los arquitectos ha sido denunciado uno de los arcos de la nave de aquella catedral.

La ruina de dicho arco compromete la seguridad de los otros, y el obispo ha convocado á una reunión magna, en la que se asegura que prevalecerá la opinión de construir otra catedral en el solar que ocupa la de ahora.

El templo ruinoso es, por su magnificencia, el mejor de Ciudad Real, y su derrumbamiento traerá consigo la pérdida de una joya arquitectónica.

Esta situado en la Plazuela del Prado, y es de estilo gótico. Su arquitectura es sencilla, elegante y airosa. No está recargada con follajes y adornos, y la nave ruinosa, la única que posee, es tan grande, espaciosa y elevada, que sólo tiene una rival en España: la de la catedral de Coria.

El retablo del altar mayor, del siglo XVII, es de lo mejor y más excelente que se conserva en el día de 1os buenos y florecientes tiempos de las artes”.

 
“La Época” sábado 17 de Marzo de 1906

Parece ser que la posibilidad de demoler la Catedral se estuvo barajando por el Obispo-Prior, tal y como relata el arquitecto Pedro Guimón en la revista “Arquitectura”, en su número 61 publicado en mayo de 1924, en un artículo que lleva por nombre “El Alma Vasca en su Arquitectura”. En el cuenta este afamado arquitecto lo siguiente:

el  Ilmo.  Sr. D. Remigio Gandasegui  se   manifestó   entusiasta   decidido   por   mi  proyecto  aportado   al  certamen.  Con  dicho  motivo, me  honró  con  la  siguiente  consulta: 

«En  Ciudad  Real  me  he  visto  precisado  a  cerrar  al  culto  la  catedral  porque  se  desprenden  con  frecuencia  trozos  de  la  bóveda;  por  otra  parte,  no  es  ninguna  joya  del arte cristiano,  y como  su  ruina  se conceptúa como inminente, me veré  precisado  a  mandarla  demoler.  El tesoro de  la  diócesis  no  asciende  más que a  200.000  pesetas. ¿Podría  hacerse  con  ese  dinero  una  catedral  de  hormigón  armado?» 

Yo, con  todo  respeto,  contesté:  «Creo  que  el  material  con  que  se  levante  una   catedral  debe  obedecer   en  su  constitución  a  una  formación   eterna,  molécula   a    molécula, como  la idea  que  representa,  y su  artificio  o  labra,  al  esfuerzo  manual  del  hombre,  para  que  en  él  quede  grabado  su  alma,  su  espíritu;  no  vaciada  ni  fundida,   sino  forjada,  materia   dominada,  vencida   con   esfuerzo,  con  sudor,  por  el   espíritu    del  hombre.

Y  después   pude  resolver  fácilmente  su  restauración  salvando  un   documento    histórico,  si  no  artístico,  muy  preferible  a  una  catedral  improvisada”. 

Es decir, que gracias a Pedro Guimón la idea de demoler la Catedral se desvaneció, fue restaurada y hoy la podemos contemplar. Solo hubiera faltado que el mermando patrimonio histórico artístico de nuestra ciudad, hubiera sufrido la pérdida del principal templo de la diócesis y en su lugar se hubiera levantado otro de hormigón armado.  

 
El Obispo-Prior  D. Remigio Gandásegui y Gorrochátegui

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