jueves, 21 de julio de 2016

LAS LÁMPARAS DE LA CATEDRAL


 
Las actuales lámparas son de 1967 del profesor y artista ciudadrealeño, D. Antonio Blanco Martínez

A lo largo de su historia las bóvedas del templo catedralicio contaron con lámparas de gran valor.  D. Joaquín Gómez en su obra “Historia de la Ciudad de Ciudad Real y Estracto de España y lista de sus Reyes, casamientos y muertes” escrito en el siglo XIX, nos da cuenta de las lámparas de plata que existían al empezar la guerra de la Independencia en la entonces Parroquia de Santa María del Prado:

Una admirable lámpara de plata con hermosas cadenas y trece vasos que pendía en medio de la bóveda de peso, según inventario, de 1.344 onzas y la dio a Ntra. Señora don Juan Velarde Caballero, de la Orden de Calatrava. Otra que era la primera de la tribuna del lado del evangelio principiando por el altar de San José, su peso 224 onzas, regalada por el Capitán don Andrés Lozano, año de 1712. La 2ª en forma de navío de 71 onzas que ofreció a nuestra patrona don Andrés Lozano por haberle libertado de un peligroso naufragio, viniendo de las Américas; la mandó hacer apenas desembarcado en Cádiz y la llevó y colocó el mismo en 1573.

La 3ª de 88 onzas de peso la donaron a la Virgen, don Francisco Ruiz Hidalgo y su esposa doña María Celada, vecina de México.

La 4ª de 128 onzas, fue regalada a Ntra. Señora por el Capitán don Juan Rosales y toda su compañía.

La 5ª de 92 onzas, dada por doña Ana de Arroyo.

La 6ª de 92 onzas, que en el año de 1591 la dio a Ntra. Señora el Presbítero don Diego Salcedo.

La 7ª de 112 onzas, dada el mismo año por el dicho Presbítero.

La 8ª y última de 288 onzas, mandada hacer por don Juan de Casasola, de limosnas que recogió de la Ciudad del Posí, con la condición de que vendiéndola o dándola otro uso, fuese para la Virgen del Rosario en el convento de religiosos Dominicos.

Otra que estaba en la Tribuna primera del lado de la Epístola principiando por el altar de San Juan Nepomuceno de 192 onzas, regalada por Cristóbal Figueras.

La 2ª de 99 onzas, dada por doña María Molina.

La 3ª de 100 onzas, solo decía hecha en 1692.

La 4ª de 104 onzas, dada en 1591 por don Diego de Zéspedes Villaquirán.

La 5ª de 160 onzas, por Pedro de Biedma.

La 6ª de 112 onzas, por Juan Treviño.

La 7ª de 140 onzas, regalada año 1611 por el Corregidor de San Marcos de Arera en el Perú, don Antonio Beltrán de Guevara y su esposa doña Constancia de Ruya de Neira y Cárdenas.


La 8ª y ultima del lado de la Epístola, de peso de 160 onzas, que la dono desde las Indias don Marcos Ruiz Hidalgo, pariente sin duda de don Francisco Ruiz Hidalgo, que regaló la 3ª del otro lado.

Había así mismo, otra lámpara de plata colocada en el altar de Ntra. Señora de Loreto, dada de limosna y peso de 160 onzas.

Otra de 70 onzas, altar de San José, por un devoto.

Otra de 62 onzas, altar del Sto. Cristo de la Piedad, que dieron don Bartolomé de Mora y doña Juana de Mora en el año 1652.

Otra en el altar de la Stma. Trinidad de 83 onzas, a devoción de don Pedro Martínez y Sandobal, año 1761.

Otra de 96 onzas, altar de San Juan Nepomuceno, que dio en 1769 el Cura propio de esta misma Parroquia, el Licdo. Don Juan Antonio Ferrer.

Otra que estaba unas cinco varas detrás de la grande, en medio de la iglesia, de 396 onzas, que mandó Gonzaló López de las Higueras, vecino de esta Ciudad y desde la Villa Imperial de Potosí, provincia de las Charcas del Perú a más fundó dicho Gonzalo Obra-pía que se cumplía en la Natividad de la Virgen, remitiendo al mismo templo la suma de 150 pesos de plata ensayada.

Todas estas 23 lámparas con diferentes ricas alhajas fueron extraídas en 17 de Enero del año de 1811 por la partida Guerrillera de Giraldo según disposición y orden terminante del Vicario eclesiástico de esta ciudad y partido Don José Ortega y Canedo, que con la junta de la Mancha, de que era individuo, estaba en Elche de la Sierra ultimo pueblo de esta provincia rayano a la de Murcia. No pareció muy acertada determinación cuando no faltaban patriotas que habrían desempeñado la comisión poniendo en salvo las alhajas, caso de ser necesario estraerlas.

La mayor parte se vendió a los ingleses, y sea como quiera desaparecieron entonces, sin haberse vuelto al templo, solo en la torre de Agudo ví yo que un paisano devoto ocultó el águila imperial que ponen a la Patrona en la espalda, cuando sale de procesión. A la grande lámpara del centro de la iglesia, que fue estraida, sustituye una regalada el 14 de Agosto de 1817 por los vecinos de Ciudad Real Don Diego Muñoz y Peréiro, y su esposa Doña Eugenia Antolinez de Castro, y su peso es de 923 onzas de plata, o sea el mismo que tenía su hija Doña María del Prado, que siendo muy niña cayó desde el corredor de su casa al patio empedrado sin haber recibido lesión alguna, cuando pensamos se hubiese reventado”.

Dice Portuondo en su catalogo monumental que las lamparas que habia a principios del siglo XX, eran de metal dorado. Sabemos que en 1935 la señora Enriqueta Medina, en nombre y por disposición de su difunto esposo don Joaquín Menchero, donó a la catedral dos magnificas lámparas para colocarlas en sustitución de las dos pequeñas que había delante del presbiterio.

En 1936 desaparecieron las lámparas que colgaban en las bóvedas de la Catedral, y en 1967 el maestro de forja de la Escuela de Artes y Oficios de nuestra ciudad, D. Antonio Blanco Martínez, realizó las actuales lámparas que cuelgan de las bóvedas catedralicias. Para su realización se baso en las lámparas de Monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo.


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