Si Subimos al coro alto de la Catedral,
podemos ver a ambos lados del rosetón que se encuentra encima de la Puerta del
Perdón, dos pequeños rosetones con la misma forma que el central. Están
cegados, por lo que la luz no penetra y
desde el exterior no son apreciables. Fueron descubiertos en las reformas que
sufrió la Catedral en los años sesenta del pasado siglo, y guardan una pequeña
historia que a continuación voy a relatar.
El día 29 de noviembre de 1966, al
quitar los revoques que cubrían interiormente los muros del templo, aparecieron
dos pequeños rosetones, que correspondían a la antigua fachada de la calle de
los Reyes y actualmente no son visibles desde el exterior.
En uno de ellos, el oficial encargado de
la obra, Julián García Lorente encontró el siguiente escrito:
“El
día 28 de febrero del año 1906 que se renovó esta Santa Iglesia, se encontró
esta ventana siendo Maestros de las obras Nicasio Díaz y Antonio Burgos y se
tapó el día 18 de marzo del mismo año.- Quiera Dios que al que se encuentre
este escrito rueguen a Dios por sus
almas, gracias anticipadas” Ciudad Real, 18 de marzo de 1906: Nicasio Díaz.
Firmado y rubricado.- Antonio Burgos. Firmado y rubricado. Hijos de Ciudad Real”.
El maestro contratista de la obra de los
años sesenta del pasado siglo, Sr. Fernández González, que había aprendido el
oficio bajo la dirección del maestro Antonio Burgos, y del que conservaba un
imborrable recuerdo como hombre honrado, competente, ejemplar cristiano y
devotísimo de la Santísima Virgen del Prado, recogió con emoción el encargo de
su maestro y antecesores en las obras de la Catedral y, con la asistencia de
los obreros y familiares del maestro Burgos, se apresuró a cumplir el piadoso
encargo.
El domingo 4 de diciembre de 1966, el
canónigo Mayordomo de Fábrica, Sr. Miquel, celebró una misa ante el Altar Mayor
de la Catedral y exhortó a los numerosos fieles asistentes a rogar por todos
nuestros antepasados, que trabajaron o contribuyeron a levantar este santo
templo en honor de Nuestra Señora del Prado y de un modo especial por los
maestros de obras en cuyo sufragio se aplicaba la Misa, dando a conocer a los
presentes su piadoso deseo antes transcrito.
Siguiendo el ejemplo de los maestros
Díaz y Burgos, el Sr. Fernández quiso igualmente dejar constancia de su
participación en las obras de restauración, colocando un escrito en uno de los
lugares restaurados, cuyo texto termina así:
“El
maestro Federico Fernández González y los obreros de su empresa que actualmente
trabajan en la restauración de esta Santa Iglesia Prioral, como preparación a
la solemne Coronación Pontificia de la venerada imagen de nuestra excelsa
Patrona, la Stma. Virgen del Prado, han querido dejar este documento como
testimonio del hallazgo y cumplimiento de tan piadoso encargo y ruegan a su
vez, que si algún día fuere encontrado este escrito, no se deje de rogar por
ellos al Señor y a la Virgen Stma. En cuyo honor se realizan estas obras”.
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