Detalle
de una figura en uno de los arcos de la puerta de los reyes de la catedral de
Ciudad Real, posiblemente del siglo XIII o principios del XIV
En 1875, por Bula del papa Pío IX, la
hasta ese momento iglesia parroquial de Santa María, pasó a ser Iglesia Prioral
Basílica Catedral de Santa María del Prado. Poco después fueron trasladados a
la nueva Seo, ciertos elementos de suntuosidad de las Cuatro Órdenes Militares,
de Calatrava, Montesa, Santiago y Alcántara. Como la magnífica silla maestral
de la Orden de Santiago y el Portapaz, obra de Francisco Becerril de 1565,
ambos del monasterio de Uclés (Cuenca).
La imagen originaria de la talla
románica de la Santísima Virgen del Prado, se hallaba en Ciudad Real desde al
menos el siglo XIV. Efectivamente, según datos en extremo interesantes, nos contaban
numerosos y viejos cronistas, que escribieron valiéndose de reseñas en base a
lo investigado en el rico archivo de la Merced y de otras fuentes, a cargo de
Fray Diego de Jesús y María, Juan Mendoza y Porras, Hervás y Buendía, Delgado
Merchán, Ramírez de Arellano y otros muchos. Claro está, que sabemos cómo unos
copiaban de otros, especialmente desde el siglo XVII. Pero existe una fuente,
interesantísima y poco conocida, diría yo, cuasi inédita, que dice así:
Rostro
de la Virgen y del Niño de la antiquísima imagen de la Virgen del Prado
destruida en 1936
“…y
la construcción de la estatua parece ser del siglo XIV, probablemente
contemporánea de la (Virgen) Blanca, que se venera en la parroquia de Santiago
de Ciudad Real… Hoy es muy difícil hacer ninguna afirmación concreta por el mal
estado en que la estatua (de la Virgen del Prado) se halla. Los habitantes de
Ciudad Real son y fueron muy devotos de esta imagen, pero siendo así, no se
concibe que la trataran tan mal. Está cortada por abajo, habiendo perdido los
pies; está mutilada por delante desde las rodillas (habiendo sido arrancados
pedazos con un hacha) para que apareciese (sentada) parada. Le quitaron los
brazos para ponérselos postizos, haciéndole manos nuevas en el siglo XVII y, de
este modo, poderla vestir y trasladar el niño del brazo izquierdo de la Virgen,
en que estaría, al centro y para colocar este, le pusieron a la (Virgen) madre
un cincho de hierro y una escarpia en la que el niño se enganchaba, y
finalmente, la cabeza, que tenía pelo, tocas y corona, todo de una pieza, fue
mutilada hasta arrancar todo esto y dejar solo la mascarilla, quedando el
cráneo pelado, sin que ni siquiera se cuidasen de pintarlo o encarnarlo. El
niño lo renovaron todo menos la cabeza, que es auténtica, y parte de las manos.
Tiene
la Virgen, sobre la madera que quedó sobre la cabeza, una peluca muy vieja y
casi pelada y sobre ésta una toca de encaje, de seda y oro, preciosa pero muy
vieja, y encima las tocas que se ven. Tiene en el cuello un encaje análogo al
de la toca, y encima dos o tres jubones de seda muy rica, que no se le pueden
quitar, y después, por todas partes, y sobre todo desde la cintura para abajo,
unas grandes almohadillas de lienzo basto, rellenas de lana o pelote y clavadas
con clavos de hierro gordos, de modo que no se puede ver bien la talla de
traje, que está muy rota. En tal manera han maltratado a ésta (imagen) Virgen
sus devotos, que una restauración hoy sería completamente imposible, y coste
que es de una madera durísima, encina quizás, y no tiene ni una polilla. Estas
varias profanaciones son de varios tiempos, y por lo tanto, al contemplarlas, bien se puede decir
que en ella todos pusieron sus manos pecadoras: por eso es conveniente
conservarle sus vestiduras de tela, porque constituyen el misterio con que debe
guardarse, si no ha de perderse la devoción con que se la venera todavía por el
pueblo ciudad-realengo y por los limítrofes” (sic).
Estos datos los copio íntegro y a la
letra, por el interés en conocer las manipulaciones sufridas por la antiquísima
imagen de nuestra patrona, desaparecida durante la Guerra Civil de 1936-1939.
El escrito procede de una obra de los inicios del siglo XX, pero los datos son
reproducidos haciendo referencia a un variado número de autores y cronistas,
sin saber a cuál de ellos pertenece. No obstante decido incluirlo aquí por el
interés de las manipulaciones sufridas por aquella antiquísima imagen.
Reproducción
de la desaparecida imagen de la Virgen del Prado, realizada por el escultor
ciudadrealeño Jerónimo López-Salazar Martínez para el que fuera cronista
oficial de Ciudad Real, Julián Alonso Rodríguez en 1941, y que actualmente se
conserva en la capilla de la Casa de la Iglesia
La iglesia de Santa María de Villa Real,
fue levantada por decisión del rey castellano Alfonso X, posiblemente sobre la
antigua ermita de siglo XI-XIII. Se construyó en una mezcla de románico tardío
y gótico, según algunos de los cronistas más arriba señalados, que dicen; “…esta sencilla iglesia preexistiría de una
sola nave y poseería una reducida torre…”
La planta de nuestra actual catedral es
basilical y de grandes proporciones, siendo pues las medidas de 34 metros de
altura, 53 de longitud y 18 de anchura. Es la catedral de Ciudad Real, la
segunda más ancha de España tras la catedral de Gerona. La sacristía Vieja de
estilo renacentista, se encuentra en el primer cuerpo de la que iba a ser la
segunda torre de la catedral, la cual dejó de construirse en 1551.
Y es la Puerta del Perdón, en el muro de
poniente del último tercio del siglo XIII, un resto de la primitiva iglesia de
Santa María, con señales de haber sido desmantelada y luego montada de nuevo,
con palpables errores tras desplazarla de lugar. La primera torre habría sido
parte de la iglesia parroquial de la época de Alfonso X o de tiempos
posteriores, destruida al iniciarse el proyecto constructivo del nuevo templo
en el siglo XV. Sabemos a través de diversos escritores que acariciaron el tema,
que al derribarse la vieja torre para construir la actual, el maestro
arquitecto declaró bajo juramento la existencia de otra torre, interior,
seguramente la original primitiva, lo cual ha sido confirmado en la actualidad
por diversos estudios. A mediados del siglo XVI se erigió la torre de la
catedral, que luego resultó dañada a causa del terremoto de Lisboa (1755). La
torre actual fue finalizada cerca de 1835, midiendo 62 metros de altura. Está
rematada hoy por una cúpula de media naranja y una linterna construida en 1901,
que sustituyó al chapitel clásico de aguja.
Respecto a la famosa campana de San
Fernando o de Santa María, creemos fue fundida en 1745, (según señala el
Documento 814 de la Merced) en unión de otra, por el maestro de este arte
Antonio Solano Riva, quien el 14 de octubre de dicho año pidió se le pagaran
1.312 rs,. y medio de la fundición. No obstante, siempre se dudó de la certeza
de éste obsequio del rey Fernando III, pero, no obstante, es cierta la
existencia del documento que se cita.
José
Golderos Vicario. Diario Lanza, Viernes 15 de agosto de 2014, Extra de Feria y
Fiestas, página 37.
Detalle
de una saya de la Virgen del Prado de Julián Alonso, pintada por él mismo
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