¿En donde estuvo la primitiva Casa
Consistorial de nuestra ciudad? A pesar de nuestras afanadas investigaciones,
nada fidedigno hemos podido conseguir sobre el particular. Las noticias más
antiguas de nuestro Centro Concejil las hallamos en el “Diccionario” de don
Inocente Hervás, en el que dice como en el año 1484, los Reyes Católicos ceden
al municipio la casa confiscada al judío Alvar Díaz para que en ella puedan
instalar sus dependencias.
Y hasta entonces desde la fundación de
Villa Real, algo más de dos siglos, ¿en dónde se reunirían nuestros primitivos
corregidores?
En el Catálogo Monumental
Artístico-Histórico de España, en el volumen dedicado a Ciudad Real, publicado
en 1917 por Bernardo Potuondo, figura una puerta mudéjar que “daba acceso a un
salón”, puerta que hasta hace poco tiempo se conservó en la calle del Pozo del
Concejo en el barrio del Alcázar, ¿Sería éste el centro de reunión de nuestros
primitivos corregidores?
Posteriormente al fundarse Villa Real
por el Rey Sabio, el principal núcleo de la población estaría alrededor del
Palacio de Rey, y junto a él levantarían los hidalgos sus casas solariegas y en
su tono estarían las principales instituciones públicas de aquellos tiempos y
con ellas la primitiva Casa Consistorial.
Cuando el regio Alcázar pasó a manos particulares,
decayó el barrio en importancia, siendo abandonado por los hidalgos y hombres
principales, trasladando sus casas al barrio primitivo de Pozuelo Seco, junto
al templo de la Virgen del Prado, al mismo tiempo serían también trasladadas las
dependencias públicas, quedando el barrio, en poco tiempo, en la más lamentable
ruina como en nuestros días lo hemos conocido, conservando únicamente los
nombres de las calles: Hidalgos, Pozo del Concejo, Alcázar…, como testimonio
histórico de lo que fue, nombres que se debían tener ahora en cuenta al titular
las calles del nuevo y moderno núcleo urbano levantado en la actualidad en este
sitio, denominado “Torreón del Alcázar”.
La casa que fue del judío Alvar
(edificio que hoy ocupa la farmacia del señor Calatayud) no reunía las
condiciones idóneas para la inmediata instalación del municipio. Hubo necesidad
de obras de adaptación.
Hizo el plano y empezó a dirigir estas
obras, don Manuel Pérez de Valenzuela, pero realizándose con tanta lentitud que
tardó medio siglo su edificación, obligando a nuestros corregidores a celebrar
sus reuniones en el trascoro de San Pedro.
El emperador Carlos, nieto de los Reyes
Católicos, en 1526, autorizó al Concejo para hacer un reparto de 120.000
maravedíes, para terminar su construcción. Poco más de dos siglos estuvo la
Casa Consistorial en el edificio levantado en la casa confiscada al judío
Alvar. En 1765, juntamente con los corredores contiguos, fue destruido por un
incendio, quizás provocado por los judíos en venganza por las constantes
persecuciones de que fueron objeto en aquellos tiempos. El estado ruinoso en
que quedó y los escasos recursos económicos del Municipio, obligaron a los
corregidores a cargar de nuevo con el “petate a cuestas” y buscar sitio en
donde celebrar sus sesiones. Gracias a la generosidad de los señores De la
Torre que cedieron al Ayuntamiento una casa en la calle de la Mata, al fin
pudieron instalarse. En este inmueble, cuando el Ayuntamiento se trasladó a la
Plaza Mayor, estuvo la Audiencia Provincial y hoy se levanta un grupo de
viviendas ocupado por empleados municipales.
Cien años después, el arquitecto don
Cirilo Vara Soria, se encargó de formar el proyecto de un nuevo edificio, cuya
construcción se adjudicó en pública subasta a don Joaquín Casado, poniendo su
primera piedra el día 23 de enero de 1869, don Agustín Salido y Estrada,
gobernador civil de la provincia.
Cuando fue terminado, con su escalinata
exterior, amplio vestíbulo y su gran escalera partida en dos tramos, sus
galerías y oficinas, dependencias y despachos y su hermoso salón de sesiones,
fue considerado por sus contemporáneos como el mejor palacio de la ciudad. Unos
años más tarde su fachada fue adornada con las estatuas de la Justicia, la
Prudencia, la Agricultura y la del Comercio. Igualmente fue levantada su
esbelta torre cuadrada con el estupendo reloj que nos ha gobernado con rara
puntualidad muchos años.
Insuficientes sus dependencias para los
servicios que impone los tiempos modernos y sobre todo, el mal estado de su
conservación, obligó a la Corporación Municipal, a proyectar, en 1969, la
construcción de una nueva Casa Consistorial.
En diciembre de 1968 se inicia el expediente
de ruina del Ayuntamiento y en marzo del 69 se toma el acuerdo de construir un
nuevo edificio. En el mes de noviembre se adjudica el encargo al proyecto (muy
discutido) presentado por don Fernando Higueras, con la colaboración del
arquitecto municipal, don Ildefonso Prieto.
La aprobación del proyecto por la
Dirección General de Arquitectura en octubre del 71, va a cerrar en buena
medida la primera fase de elaboración y discusión de la alternativa municipal.
El día 28 de febrero de 1972 celebra la
Corporación, presidida por el alcalde, señor Sancho, el último pleno, y al
final del mismo, pronuncia el alcalde un emotivo discurso.
Empieza el señor Sancho haciendo una
breve reseña histórica de las Casas Consistoriales recordando los hechos más
importantes acaecidos frente a la fachada del Ayuntamiento que hoy desaparece,
tanto históricos como políticos y religiosos, destacando el muy reciente, en el
año 67, con motivo de la coronación
canónica de la Patrona, la Virgen del Prado. Tuvo un emocionado recuerdo y
agradecimiento hacia todas la Corporaciones que habían precedido, quienes
llenos de amor e ilusión por las cosas de la ciudad, pusieron al servicio de
esta lo mejor y más noble de sus mentes y corazones.
El día 2 de marzo de 1972 se inicia el
trabajo de la demolición del edificio y ante la vista que ofreció la plaza
abierta con la amplitud de las desembocaduras de las calles de Carlos Vázquez y
General Aguilera, despertó animada polémica entre los vecinos, tanto en el
aspecto del sitio en donde más conviene levantar el nuevo edificio municipal
como referente al estilo como ha proyectado el señor Higueras la nueva Casa
Consistorial.
Varios vecinos opinan que el nuevo
edificio del Ayuntamiento debe construirse en sitio distinto de donde estuvo el
anterior y dejar abierta la plaza, mientras otro grupo, también numeroso,
consideran que debe conservarse la plaza cerrada con el nuevo edificio, pero
éste en la mayor armonía con la plaza.
En la sesión plenaria del día 28 de
abril, se produce la votación de la Corporación sobre el asentamiento del nuevo
Consistorio, votando doce a favor del mantenimiento actual y tres en contra.
Se adjudican las obras a TERMAC, S.A.,
siendo rescindido el contrato en el último pleno del 73. Tras un largo
paréntesis en que las obras estuvieron detenidas, se adjudican de nuevo a una
empresa local para las que se aprueba un presupuesto de 26 millones de pesetas.
De esta forma la construcción del edificio va progresando en el Boletín
Municipal de la primavera del 75, muestra una foto del edificio ya en primera
planta.
En agosto, del 76, el edificio aparece
terminado. Unos meses después el 25 de febrero del 77, la Corporación
Municipal, bajo la presidencia del alcalde don Francisco Bernalte, estrena el
salón de sesiones, celebrando la primera sesión plenaria en la nueva Casa
Consistorial.
El Ayuntamiento ya está ahí contra el
viento y la marea de los que decían que no. Ahí está y que sea por muchos años,
a pesar que rompe por completo el estilo castellano de la plaza. No han faltado
algunos vecinos de la misma que han modificado sus fachadas con arreglo al
nuevo estilo del Ayuntamiento, ejemplo digno de imitar, al objeto de conseguir
que nuestro principal núcleo urbano, con el tiempo, resulte con más armonía y
belleza.
Hermenegildo
Gómez Moreno. Diario “Lanza”, 27 de junio de 1982
BIBLIOGRAFIA: Hervás Buendía, Delgado
Merchán, B. Portuondo, Revista “Almud”, Domingo Clemente, Félix Pillet, Archivo
Histórico Municipal, diario LANZA y Hoja del Lunes.
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