domingo, 8 de enero de 2017

LA II REPUBLICA ASESINÓ A TRES MARIANISTAS EN CIUDAD REAL EN 1936



La Segunda República, duró cinco años, tres meses y cuatro días. Durante la misma hubo 2.225 víctimas por violencia política y dos intentos de golpe de estado: en 1932 con el general derechista Sanjurjo, y en 1934 con el levantamiento armado promovido por UGT, el PSOE, los anarquistas de la CNT y la izquierda. Los dos intentos fracasaron. Además, hubo una declaración de independencia de una región (Cataluña, aunque dentro de un supuesto estado federal), y una rebelión militar armada que dio un golpe de estado y desató la Guerra Civil (1936).

Durante la Guerra Civil (1936-1939) los republicanos en España mataron a mucha gente por ser de derechas, por ir a misa y por ser curas y monjas, produciéndose uno de los mayores genocidios contra los católicos de la historia de la humanidad. Stalin (líder y dictador comunista de la URSS) felicitó a Francisco Largo Caballero (presidente del gobierno de España durante la república y líder del Partido Socialista o PSOE) por la extrema violencia con la que estaba llevando a España y por matar a todos los opositores del comunismo. El comunismo es sinónimo de miedo, de terror, de odio y de guerra.

Ciudad Real no se iba a escapar de los asesinatos de la republica, a pesar de ser una ciudad donde no hubo frente, y los republicanos de izquierda se dedicaron a robar y asesinar impunemente a toda persona que no pensara igual que ellos, o simplemente fuera un clérigo o religioso, o un cristiano destacado. Los marianistas de Ciudad Real no iban a ser ajenos a la persecución republicana y en 1936 fueron asesinados simplemente por ser marianistas: D. Jesús Hita Miranda, D. Carlos Eraña Guruceta y D. Fidel Fuidio Rodríguez.


Carlos Eraña Guruceta nació en Aozaraza-Arechavaleta (Guipúzcoa) el 2 de noviembre de 1884, en el seno de una familia profundamente cristiana. Entró en el Postulantado Marianista de Escoriaza, cercano a su casa, en 1899. Emitió sus primeros votos como Marianista el 9 de Septiembre de 1903. Desde 1904 se entregó a la educación cristiana de los niños en diversos centros marianistas de España. Fue profesor de enseñanza primaria en Escoriaza, Villafranca de Oria y Madrid. Y luego desempeñó ejemplarmente el cargo de Director en los Colegios de Ciudad Real (1916-1927), Tetuán-Marruecos (1927-1933), y Madrid, en el Colegio Ntra. Sra. del Pilar, desde 1933 hasta su muerte.

Llego a Ciudad Real el 29 de Julio de 1936 donde encontró las dos comunidades marianistas dispersas y los colegios incautados, mientras imperaba un clima de violenta persecución a sacerdotes, religiosos y católicos más significados. Vivió en ese ambiente de prueba más de un mes, conservando siempre la serenidad de espíritu. Solía decir: “Sea lo que Dios quiera”. Movido por la caridad y manifestándose siempre como religioso, trató valientemente de ayudar a los marianistas ocultos en diversos lugares de la ciudad. El 6 de septiembre fue arrestado por los milicianos y llevado a la “Casa del Pueblo”, donde permaneció 12 días en completo aislamiento. Bien consciente del peligro que corría, vivió esos momentos en completa paz, totalmente entregado a la voluntad de Dios. El día antes de morir manifestó su deseo de confesarse. En la madrugada del 18 de septiembre fue sacado de la improvisada cárcel y fusilado en el puente de Alarcos, a pocos kilómetros de la capital.

Fidel Fuidio Rodríguez nació en Yécora (Alava) el 24 de abril de 1880. Hizo el Postulantado marianista en Vitoria (España) y en Pontacq (Francia) de 1892 a 1896 y emitió sus primeros votos en la Compañía de María en 1897. Después de dos años de preparación en Escoriaza (Guipúzcoa), inició su carrera de profesor y educador que ejerció durante 35 años. Enseñó en varios colegios Marianistas de España: Jerez de la Frontera, Cádiz, Madrid (1910-1933) y Ciudad Real.

A finales de junio de 1936, Fidel Fuidio fue operado de una hernia en Madrid, regresando a su comunidad de Ciudad Real el 17 de julio, aún convaleciente de su operación. El 25 de julio, Fidel tuvo que dejar su comunidad y trasladarse a una fonda, ya que el Colegio había sido requisado por la Guardia Civil. El 7 de agosto, los milicianos se presentaron de noche en la pensión para proceder a una detención y se llevaron también a Fidel, al verle un crucifijo en el pecho. Lo condujeron al Gobierno Civil, en cuyo desván habían instalado un cárcel provisional. El tiempo de su prisión lo pasó preparándose a bien morir y tratando de levantar la moral a los demás detenidos. Rezaba constantemente y se confesaba a menudo con los sacerdotes presos, manifestando muchas veces su prontitud a “morir por la fe”. El 15 de octubre fue dejado en libertad después de un simulacro de juicio. Pero antes de salir de la prisión fue llevado por los milicianos a la “Casa del Pueblo”. De allá lo sacaron en la noche del 16 al 17 de octubre y lo fusilaron junto al cementerio de Carrión de Calatrava.


Jesús Hita Miranda nació en Calahorra el 17 de abril de 1900. Después de pasar dos años en el Seminario Diocesano, entró en el Postulantado Marianista, donde destacó por su piedad y su entrega. También se observó en él una tendencia a la tartamudez, especialmente en momentos de tensión. Hizo sus primeros votos en Vitoria, el 14 de agosto de 1918. Al hacer los votos definitivos sufrió una gran prueba, pues los Superiores no le destinaron al sacerdocio, como era su aspiración. Animado por su director espiritual marianista y movido por su entrañable amor a María, decidió finalmente profesar como religioso laico dedicado a la educación de los jóvenes. Desde 1921 hasta su muerte, Jesús Hita se entregó de corazón a la enseñanza en los diversos Colegios donde fue destinado: Suances (Santander), Escoriaza (Guipúzcoa), Vitoria, Ciudad Real, Jerez de la Frontera y Madrid.

A finales de Junio de 1936, los Superiores destinaron a Jesús a Ciudad Real, para dar allá las clases de verano en sustitución de D. Fidel Fuidio, todavía convaleciente. Al llegar a Ciudad Real, el 6 de julio encontró una situación caótica. Días después, cuando el Colegio fue ocupado, se refugió por indicación del superior local en una pensión de familia, donde residían otros religiosos. Allá vio cómo se iba desencadenando la persecución religiosa, que afrontó con ánimo sereno. Se dedicó a la oración y a la penitencia, tratando de prepararse al martirio, que veía cada vez más inminente y del que hablaba a menudo. Se confesaba frecuentemente con el P. Juan Pedro, Pasionista.

El 25 de septiembre los milicianos hicieron irrupción en la pensión para llevarse a los sacerdotes y religiosos. Jesús siguió a sus verdugos con toda tranquilidad, despidiéndose de las dueñas de casa con una sonrisa. Esa misma noche fue inmolado en Carrión de Calatrava, junto con los beatos Juan Pedro de San Antonio y Pablo María de San José, Pasionistas del Convento de Daimiel.

Los tres fueron beatificados por Juan Pablo II en Roma el 1 de octubre de 1995. Fueron así los primeros beatos de la Compañía de María.


El 4 de junio de 1944 se descubrió una lápida en la fachada principal del antiguo patio del colegio para que perpetuara el recuerdo de los profesores y alumnos que fueron asesinados por la Republica, que fue bendecida por el Obispo-Prior, D. Emeterio Echevarria y Barrena. La lápida tiene la siguiente inscripción: “El Colegio de Ntra. Sra. del Prado a sus mártires y héroes en la Cruzada Nacional 1936”, figurando a continuación los nombres de los asesinados:

PROFESORES:

D. Carlos Eraña Guruceta, don Bonifacio Lafuente Gómez, don Fidel Fuidio Rodríguez, don Leonardo Garay Armentia, don Jesus Hita Miranda, don Cecilio Palacios Araus, don Eluterio Tamayo Pereda, don Cesar Diez Hurtado, don Mauricio Fernández Fernández, don Jaime Rosas Padilla, don Agustín Pradax de la Fuente y don Antonio Tomas Martínez.

ALUMNOS:

Cristóbal Noblejas de la Higuera, Manuel Noblejas de la Higuera, Cesar Martin Esteban, Francisco Sanchez-Cantalejo Serrano, José Luis Gómez Sánchez, Olallo Hornero Hornero, Manuel Prado González, Manuel Ruyra Ruecas, Juan Manuel Rodero Freart, Rafael Montarroso Hernández, José Luis Espadas López, Manuel Espadas López,  Antonio García Ruiz de Castañeda, José María Sarachaga Martínez, Arcadio Álvarez R. Nieto, Mariano Fisac Herrero, Gregorio Casero Hernández, Luis López Oliver, Amadeo Mayor Macías, Lucio López Beberide, Luis de la Osa Rivero, Andrés Bellón Balbuena, Antonio Bellón Arévalo, Patricio Rodríguez Marín, Luis Naranjo Galiana, Felipe Bango García, Manuel Morales Morales y Francisco Vera Núñez.


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