Con las condiciones establecidas entre
los marianistas y el Obispo-Prior Irastorza, estos acudieron a la capital
manchega el 3 de enero de 1916. Los primeros marianistas que llegaron a Ciudad
Real fueron don Carlos López García, en la dirección, y los dos jóvenes profesores don Julián Díaz de Guereñu y don
Ambrosio Santidrián.
El jueves 27 de enero del citado año, el
periódico “El Pueblo Manchego”, publicaba una nota en la que se decía: “Con el objeto que se inserte en el Boletín
Oficial de la Provincia se ha remitido al Sr. Gobernador dos anuncios sobre
apertura de colegios privados: uno en Alcázar de San Juan, a cargo de D.
Demetrio García de la Torre, y otro en esta capital, dirigido por el hermano
Marianista D. Carlos López García instalado en la calle Sauco Díaz, número 16”.
La labor docente de los marianistas pronto
comenzaría en Ciudad Real, y el periódico citado anteriormente el 22 de marzo
de 1916, publicaba en su portada una nota en la cual informaba de la
realización de un curso preparatorio para las escuelas profesionales, en la que
decía: “En breve comenzará en la Casa
Popular establecida en la calle Sauco Díez
de esta ciudad bajo la dirección de los H.H. Marianistas, el Curso que
ha de proceder al ingreso en las escuelas profesionales de Comercio,
Magisterio, Mecánica, Eléctrica y Agrícola.
La
enseñanza será completamente gratuita, con tres horas de clase por la mañana y
otras tres por la tarde.
Los
alumnos de dicho curso habrán de tener más de 12 años y menos de 15.
Para
la admisión será necesaria la aprobación de un examen de ingreso, que se hará
por escrito y consistirá en ejercicios
sobre análisis gramatical, resolución de problemas de las cuatro reglas
fundamentales de la Aritmética, nociones de Doctrina cristiana y un ligero
enseño de dibujo”.
Este mismo diario informaba unos días después, el 25 de marzo, el comienzo de
unas clases nocturnas para enseñanza teórico practicas de obreros y mecánicos,
ajustadores y forjadores, y aprendizaje de aquellas materias que exigían para
el ingreso de los talleres de ferrocarril, a cargo del profesor, Lorenzo Fernández
Matinot, del Instituto Católico de Artes e industrias de Madrid.
El inicio de las escuelas de enseñanza
gratuita comenzó para el curso 1916-17. El ya citado diario “El Pueblo
Manchego”, en su número del 30 de septiembre de 1916, nos informa de ello. “El próximo lunes 2 de Octubre, tendrá lugar
la apertura del Curso escolar en el Colegio de primera enseñanza gratuita del
Instituto Popular de la Concepción de esta capital.
A
las nueve de la mañana se celebrará en la Capilla del establecimiento, una misa
solemne, a la que concurrirán con los profesores, los alumnos todos
matriculados.
Los
padres que deseen el ingreso de sus hijos en el Colegio, deberán presentar sus
instancias en la Dirección del Instituto (Casa Popular de Nuestra Señora del
Prado) de seis y media a siete y media de la tarde, antes del día cinco de
Octubre, fecha en que finaliza el plazo de admisión.
En
la portería de la Casa Popular se les facilitarán al efecto los impresos para
las oportunas solicitudes”. Parece ser que el primer día concurrieron 20
alumnos que se elevaron a 68 al final de curso.
Las malas relaciones entre el director
don Carlos López y el patronato obligaron a su cambio por don Carlos Eraña al
inicio del curso, que era de carácter mucho más suave. Proveniente del Pilar de
Madrid, estaba diplomado en magisterio y era un hombre joven, de 32 años de
edad. Don Carlos se convirtió en el alma de «La Popular», gracias a su perfecta
maestría de la tarea docente y a su profunda calidad religiosa. Situado al
frente de su primer puesto de dirección,
se reveló un delicado educador de niños y jóvenes, de tacto exquisito con sus
religiosos profesores y de gran acierto y cordialidad en las relaciones con los
miembros del patronato. También al inicio del curso escolar de 1916, pondría en
marcha la Academia Popular de Magisterio.
En el curso 1918-19 ya eran 140 alumnos y
para 35 plazas disponibles se habían recibido 110 solicitudes. El éxito de los
primeros profesores marianistas fue tal que pronto, otras familias más
acomodadas, hicieron presión sobre el director y sobre la Junta de Patronato, para que se admitiera también a sus hijos, pagándo lo que fuera necesario. De esta
manera se abrieron, nuevas aulas para enseñanza retribuida, cuyos alumnos aspiraban
a seguir los estudios de Bachillerato. En 1927, la matrícula se acercaba a 400 alumnos
y el problema de local era insoluble.
Con el aumento de alumnos y la
imposibilidad de seguir aumentando el número en el edificio de la Casa Popular,
la comunidad marianista se planteó buscar otro edificio en Ciudad Real para
seguir aumentando el alumnado. Este hecho coincidió con el cambio de director
en la comunidad marianista, don Carlos Eraña dejaría ser director en 1927 y
sería sustituido por don Lino Esquibel.
Estaba entonces desalojado y disponible
el Asilo de Ancianos (antigua carretera de Miguelturra, hoy Paseo Carlos Eraña)
que durante largos años habían regentado las Hermanitas de los Pobres.
Adquirido el edificio y la finca por los marinistas, allá se instalaron las
clases de pago al comenzar el curso 1928-29, bajo la dirección de don Lino,
fundador de la obra. La comunidad marianista, que en este curso atendía ambas obras,
ya que seguían siendo los responsables del Instituto Popular, estaba constituida por 12 religiosos.
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