domingo, 3 de septiembre de 2017

HOSPITAL Y CONVENTO DEL ESPÍRITU SANTO EN LA CIUDAD DE CIUDAD REAL


 
Escudo de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios que tuvo casa en Ciudad Real desde el siglo XVII hasta el XIX

Diego López Tufiño y el licenciado Antonio Torres Triviño, los paisanos, que pasaron a “tierra firma” –que así se decía de las Américas- y se avecinaron en la villa imperial de Potosí donde Tufiño fue “receptor del Santo Tribunal de la Inquisición y el licenciado Torres, comisario”.

Acaeció que enfermara de muerte Tufiño y dejara poder al Licenciado para testar por él, como en efecto, lo hizo una vez fallecido se hecho sobre toda o la mayor sal heredero de toda la hacienda que era mucha y saneada”.

Todo ello debió ocurrir entre los remates del primero y los comienzos del segundo tercio del siglo XVII, pues en 1640 retornaba a España el licenciado Torres Triviño con gran cantidad de hacienda y para fundar en Ciudad Real un hospital, cuya fábrica lo encareciera el receptor Tufiño señalándole cincuenta mil pesos y algunas memorias y obras Pías. Por entonces, tenía la Monarquía ciertas urgencias y necesidades y su Majestad se echó sobre todo, a la mayor parte de la hacienda y le dio después satisfacción  en Juros. Torres Tufiño y los hermanos que envió el general de la religión de San Juan de Dios, Fray Justiniano de Alberola, escogieron para la fundación, un sitio frontero a las casas que fueron Chancillería Real y que llamaban “la huerta del Pangino que tocaba a la parroquia de Santa María del Prado” y que, a lo que creo, era la que todos conocimos como el huerto del Marqués convertido hoy en flamante Mercado de Abastos.

Cuentan las crónicas, que esta fundación data de 1644 y que los Religiosos “no hicieron reparo de que era este sitio lo peor de la ciudad, por la humedad de las vertientes, que se estancan, y no tienen curso, ni salida, pero conociendo la destemplanza grande de este sitio, y que era más para que enfermasen más los enfermos, que para que se sanasen”, trataron de pasarse a otro lugar.

No es difícil, lector, que tú y yo nos demos cuenta de ese estancarse allí las aguas por no tener curso ni salida en el siglo XVII, cuando en el XX y no a muchos años, en ese lugar, pasarelas permanentes de piedra atravesaban la entrada del callejón del Matadero, convertido en la actual Avenida del Imperio, para salvar las riadas, pues, al caer dos gotas de lluvia, torrencialmente llegaban como río abundoso desde la calle de Caballeros y el callejón del Casino haciendo de aquellos parajes y de la calle de los Reyes, estanque extenso, cenagoso y duradero, que se daba la mano con el que en el Pilar se formaba, alrededor del olmo viejo y llegaba a cegar el ojo del puentecillo y anegaba la bóveda que quería, y no podía, verter a la Cava de la Puerta de Alarcos.

 
San Juan de Dios fundo en el siglo XVI una orden que un siglo más tarde se estableció en Ciudad Real y cuyo convento lo tenían en la calle Ruiz Morote

Trataron, digo, los Hermanos Hospitalarios de pasarse a otro sitio y ese era las Casas principales de don Gerónimo Muñoz Triviño de Loaysa sitas, a lo que parece, en la calle Dorada, a la diestra mano como de San Pedro se sube, donde ha surgido en estos años un grupo de casas protegidas.

“Tuvieron grandes oposiciones para pasarse, pero venciéndolas, y venciendo algunas dificultades que luego se ofrecieron, (y que para conseguirlo hubo) se pasaron. A cuyos lances asistió con fervor y dinero el Fundador, porque vivió hasta el año de 1646, que le llevó el Señor…”

Acomodáronse “dos salas de enfermos para invierno y verano, en que se pusieron treinta camas con mucho aseo, en que se curaban cada año más de trescientos enfermos pobres, con asistencia, y cuidado de ocho Religiosos con uno Sacerdote, que administraba los Santos Sacramentos.

“La Iglesia era algo pequeña, pero abastecida de mucha plata, y ricos ornamentos con dos riquísimas colgaduras de invierno, y de verano, o ya sirviendo en la Iglesia, o ya en las Enfermerías”.

“hoy –en 1716- tiene el Hospital una famosa, grande, y nueva iglesia que aunque se comenzó  el año 1660 tardó más de cuarenta en acabarse. Está muy adornada de Efigies de mucha devoción” –la pequeñita y encantadora Soledad de la Semana Santa antigua y el bellísimo San Antonio de Padua que llevaban a San Pedro para su verbena y fiestas, entiendo eran dos de ellas y se guardaban depositadas en el Hospicio, antiguo Convento San Francisco, al desaparecer la iglesia –“y Altares muy decentes, y dedicada al Espiritu Santo como Titular y Tutelar”.

En un principio, el Prior conventual era Patrón de la mayor parte de las Obras Pías que dejara el Fundador, cuyo principal pasaba de sesenta y seis mil ducados, y consistían esencialmente en “numerosas Capellanías fundadas en el Hospital: Dotes a doncellas pobres. Escuela de leer y escribir; Preceptoría de Gramática y otras Memorias y Obras “pero todas afectas a Juros, por lo cual, con la disminución o total falta de ellos, cesaron en su mayor parte los alivios del Hospital y la mantención de las Obras Pías, quedando reducida “esta máquina a una cortedad tan corta, que solo sirve para memoria de lo que fue”, hasta el punto de que, el citado año 1716, las treinta camas se volvieron doce en la sala que antes sirvió de Iglesia, y” los enfermos y los preciosos Religiosos que los asisten se mantienen más de limosna que de renta, si bien todo es muy poco por la suma pobreza de aquella tierra”. Lo que bien confirma el hecho, de que, para levantar la nueva Iglesia arruinada, -no sería mucha su solidez prístina-,  en 1786, poco más de ochenta años de construida, hubieron de organizar los Hermanos una corrida de toros en la plaza pública.

 
La calle Dorada, actual Ruiz Morote en la segunda década del siglo XX, en la imagen podemos apreciar la Iglesia del desaparecido Convento de San Juan de Dios

La Provincia de San Juan de Dios de Castilla estaba formada por veintidós Casas y estos nuestro Hospital y Convento del Espíritu Santo hacían la diez y seis por su fecha de fundación (1644). La de Nuestra Señora de los Llanos de Almagro, de la cual no faltará ocasión de escribir para recordar su Titular desaparecida o interesantísima, también era de igual Provincia aunque de fundación anterior (1628) y tenía veinticuatro camas. La Comunidad, tanto de esta como de la de Ciudad Real estaba constituida en 1716, por seis Religiosos.

La otra Provincia española de Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, la de Nuestra Señora de la Paz de Andalucía, era más antigua. La componían treinta y seis Hospitales siendo el primero levantado en 1537, el de Granada.

Así nos lo dejó escrito el Reverendísimo Padre Fray Juan de Pineda, General de los Reynos y Congregación de España, de la dicha Religión del Glorioso Patriarca San Juan de Dios en su “Chronología Hospitalaria” salida a luz, en Madrid, el tan citado año 1716. Y por eso puedo yo transcribirlo, ampliamente, apenas comentado y casi literalmente, como recuerdo oloroso y añejo de esta nuestra tierra, y lo hago con el gran placer que produce adentrarse y husmear algo -¡muy poco!- en los manchegos archivos tan copiosos, aunque desvalijados, -de lo uno y de lo otro mucho tiene el de Marquesado de Casa Treviño, cuyas puertas me abrió para esto, fraternalmente, José Luis Barreda Treviño- y silenciosos. Tan silenciosos, por olvidados y desiertos, que en sus estancias, más ruido produce, con ser liviano, el correr ratonil que el pisar humano, tan parco, tan parco…

Julián Alonso Rodríguez. Diario Lanza, sábado 27 de agosto de 1955, página 2.

 
Grupo de viviendas que se levantó en los años cuarenta del pasado siglo sobre el solar que ocupo el hospital del Espíritu Santo, hoy también demolido

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