viernes, 2 de noviembre de 2018

EL PABELLÓN CENTRAL DEL HOSPITAL PROVINCIAL



En el año 1946, se comienza la construcción del Pabellón de ingreso del “Pabellón Central del Hospital Provincial”, en el solar donde estuvo el convento e iglesia de los carmelitas descalzos. En él irían instaladas las consultas públicas, servicios de Farmacia, Rayos X, Salas de clasificación y desinfección, Laboratorios de Análisis Clínicos, Residencia de la Comunidad, Servicios Administrativos y capilla. En los sótanos iría instalada la central térmica de calefacción de agua caliente para todos los grupos hospitalarios y manicomiales.


El proyecto realizado por el arquitecto Arturo Roldán Palomo, tiene una planta en U con su tramo recto generando la fachada principal en la que se define un gran plano unitario con un cuerpo central realizado en granito de doble altura que deja posteriormente la fábrica de ladrillo y dos cuerpos laterales de ladrillo visto con once huecos regulares cada uno de ellos en sus dos plantas. La unidad de la composición viene resaltada por el uso de los materiales que crea grandes zonas de composición: zócalo y cornisa en vertical, cuerpo central y remates laterales del conjunto. En el interior de cada una de estas zonas un cuidado del detalle constructivo resuelve los diferentes elementos: en el ladrillo los dinteles resueltos con el sardinel o los vierteaguas también realizados en ladrillo. En el pórtico de entrada, zócalo, remates laterales o cornisa es el despiece de la piedra y su estereotomía el que resuelve los problemas constructivos.


En este alzado es la composición equilibrada de las medidas y el uso sobrio de los materiales los que le confieren su dignidad y su valor arquitectónico simbólico estableciendo un cuerpo de ingreso en el conjunto que valora la realidad de todo el conglomerado posterior existente.


La fachada posterior es mucho más compleja e irregular con cuerpos salientes y elementos de una sola planta creando pequeños pabellones en un espacio fragmentado. El juego de volúmenes se hace más rico y la formalización del edificio aparece de manera muy distinta a la fachada principal donde el interés representativo y simbólico prima sobre la arquitectura racionalista que subyace en el edificio proyectado. Los ritmos de huecos, la geometría severa de los volúmenes y las diferentes perspectivas enriquecen el edificio en su acceso y visión posterior.


La sección del edifico por la rampa de acceso deja ver las tres plantas del conjunto y una diferencia entre los diferentes cuerpos construidos: el de entrada con dos plantas de altura, uno posterior con una sola planta y estructura de cerchas superiores para salvar las mayores luces existente y el cuerpo posterior de la capilla con su elevación en el crucero de la misma.


El nuevo pabellón tenía un gran vestíbulo con cinco puertas de roble que dan acceso al interior, bajo un pórtico de granito y piedra caliza, con instalación de luz indirecta, y a él se abren los antedespachos de la Dirección del Hospital General y de la intervención.


Del mismo partían igualmente dos galerías que conducen al Pabellón Médico Quirúrgico, al Militar, Salas de Infecciosos y Pabellones Psiquiátricos y a estas galerías se la Dirección, Biblioteca, Servicio de Electrología, Médico de Guardia, Intervención, Laboratorio de Análisis, Farmacia, departamento de Capellanes y los de higiene y aseo.


El vestíbulo conducía igualmente al Sanatorio Provincial, que contaba con doce habitaciones perfectamente instaladas, orientadas al suroeste. Todas las habitaciones tenían su cuarto de aseo independiente, además de los cuartos de baño instalados en el departamento, así como teléfono individual.

Este nuevo Pabellón Central del Hospital, comenzó a funcionar en 1951.



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