viernes, 30 de noviembre de 2018

¡SALVEMOS EL PALACETE DE LA CALLE REAL!



Cumpliendo un deber, al igual que hubieran hecho sin duda alguna Julián Alonso y Emilio Bernabéu, emprendemos una nueva lucha para salvar de su total destrucción, la casa más antigua que hoy nos queda en Ciudad Real. Ya en 1940, nuestro cronista oficial Julián Alonso Rodríguez, nos profetizó, según el curso que iba tomando la destrucción del patrimonio capitalino "que tres años antes de que culminara el presente siglo en Ciudad Real, se podrían contar con los dedos de una mano, las casas históricas".

No se equivocó nuestro ilustre historiador y por ello intuyó que Ciudad Real al igual que otras ciudades alemanas, destruidas al término de la segunda guerra mundial, sólo quedarían en pie, las iglesias y conventos, a diferencia de que las ciudades germanas fueron arrasadas por la aviación aliada, y Ciudad Real, por intereses personales de inmobiliarias, políticos y especuladores aliados.

Por ello, el profesor Alonso, ante aquella intuición, se apresuró a recuperar con su cámara, al igual que hizo Casiano Alguacil en Toledo, todas aquellas casas, edificios, arcos, patios columnados, escudos, artesanados, puertas, etcétera. Nuestro profesor salvó, con aquellas fotografías, el patrimonio de Ciudad Real que iba a desaparecer, y también luchó en detrimento de su propia vida, por la conservación de estos. Un Goliat grande y poderoso, "Ayuntamiento y Diputación", contra un David inteligente sagaz y valiente, Alonso y Bernabéu.

Aquellas luchas iniciadas en 1958 por Julián Alonso para salvar la "Casa de la Torrecilla", sin parangón en la historia de la ciudad, fue ron secundadas por Bernabéu, Agostini, Paco Pérez, Galiana, etcétera. Años antes (1950) lo habían hecho con el arco de entrada del Alcázar Real, ambas sin éxito.

Pero causa estupor ahora, que la casa-palacete enclavada en el centro de la calle Real, que en el año 1244 dio nombre a ésta el propio rey Fernando III el Santo, en las famosas vistas ocurridas en el primitivo Pozuelo de Don Gil, esté sentenciada a muerte.


Por ello, no podemos ningún ciudarrealeño tolerar de forma alguna, acciones que atenten contra nuestro más que mermado, patrimonio histórico-artístico.

Invito desde estas líneas a plantar cara para proteger lo que es nuestro; lo que pertenece a toda la ciudad, aunque ahora esté en manos de quienes pretendan destruir, borrar nuestra historia, nuestro pasado y nuestro arte. Esta casa-palacete, conserva intacto el único ejemplar de portada con alfíz, hoy existente de las 197 casas que registró el cronista Alonso en 1917. Bajo este alfíz, se halla un magnífico escudo de armas, espectacular pieza labrada en piedra de sillería, aunque ésta se encuentre bajo una ligera capa de cal donde puede observarse dos leones rampantes arañando un árbol de sinople, repitiéndose este mismo escudo heráldico, en el interior del edificio, en toda la columna del patio, así como en las habitaciones de la planta inferior.

Sino lo evitamos, este palacete, en buen estado de conservación, desaparecerá para siempre, con la consiguiente reducción de nuestro patrimonio, hecho irreparable sin duda, en perjuicio de las futuras generaciones. Es posible que todo el material arquitectónico de valor considerable por su antigüedad, puede, si se consuma el atentado, ser trasladado a propiedades particulares, o vendidos o destruidos por la pala demoledora. Pero lo más sorprendente de todo es, que la Comisión de Patrimonio de la junta de Comunidades de C. M., están declarando de interés cultural o artístico, edificios construidos en el siglo XX, como el Gran Hotel, la Casa de los Navas-Aguirre, el edificio de la Joyería Benjamín, mientras se relega de facto al olvido, casas como la que nos ocupa del siglo XVI y otras del mismo rango.

Exigimos que no se atente contra Ciudad Real. Que se salve la única casa que queda de su pasado histórico, muestra fehaciente de lo que fue la ciudad, y que sea un legado vivo para nosotros mismos, para nuestros hijos, para nuestros nietos. ¡Nada más!

José Liberto López de la Franca y Gallego. Diario Lanza, 17 de Mayo 1998


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