jueves, 26 de marzo de 2020

LOS ANTIGUOS ESTANDARTES DE LA CORONACIÓN DE ESPINAS FUERON DONADOS A LA HERMANDAD DEL ENCUENTRO EN 1956


Antiguo paso de la Coronación de Espinas destruido en 1936, en la puerta de la Parroquia de San Pedro

Los ferroviarios fueron un grupo de trabajadores muy importante en la ciudad y siempre desearon contar con una hermandad de Semana Santa propia. Ya en 1914 los ferroviarios celebraron una novillada para recaudar fondos con el fin de adquirir un paso, aunque todavía no habían decidido cuál, e incluso se planteaban la posibilidad de la Santa Cena. Sin embargo, nada se concretó y la idea quedó aparcada.

Por fin, en 1919, el periódico local El Pueblo Manchego publicaba la siguiente noticia, que refleja el proyecto definitivo:

«Se nos dice que para el año venidero formará en la procesión pasionaria de San Pedro un nuevo paso en sustitución del de la Coronación de Espinas, que por la pobreza artística e impropiedad de las figuras hace algunos años está retirado del culto.

A tal efecto, se pretende reconstituir la cofradía antigua y hoy totalmente extinguida de los Hermanos de la Coronación con obreros y empleados de la estación férrea, dando a la misma el carácter gremial que en los siglos XV al XVIII tenían las cofradías de Castilla, que al propio tiempo que contribuían al esplendor del culto y fomentaban la piedad entre sus asociados, atendían también a importantes necesidades materiales de éstos, como los gastos de médico, farmacia, entierro, etc.

La idea ha sido muy bien acogida entre los ferroviarios».

Pero la idea no llegó a hacerse realidad hasta 1923, cuando Francisco Herencia Mohíno, que era abogado de la Compañía M.Z.A. de Ferrocarriles, ofreció a los ferroviarios de la Asociación de Empleados y Obreros la idea de que se reorganizara la Hermandad de la Coronación en el seno de la misma. La idea fue muy bien recibida por los directivos de la mencionada asociación, quienes se pusieron incondicionalmente a su lado, siendo conocida la hermandad a partir de entonces como la de los ferroviarios, que procesionó por primera vez el Viernes Santo 2 de abril de 1926, con un paso obra del escultor aragonés Felipe Coscolla.

Los antiguos estandartes de la Hermandad de la Coronación de Espinas cuando procesionaban con la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y de las Aguas

Disueltas las hermandades en 1936, al inicio de la Guerra Civil Española, la Parroquia de San Pedro fue asaltada por los republicanos del Frente Popular, que la destinaron a almacén, siendo quemados todos los pasos de nuestra Semana Santa que se hallaban allí, entre los que se encontraba el de la Coronación de Espinas. Al finalizar la guerra, la Hermandad de la Coronación había perdido su paso titular aunque, por no haber sido requisada durante la misma, se salvó de la destrucción la rica colección de estandartes con que contaba la cofradía, que guardó en su casa el Hermano Mayor.

El 16 de junio de 1939, en el domicilio de Enrique Pérez, que era Hermano Mayor de Nuestra Señora de la Soledad, se convocó una reunión de hermanos mayores para restablecer la Semana Santa ciudadrealeña. En la misma participó Manuel Herencia Mohíno, Vicehermano Mayor de la Coronación, constituyéndose la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Ciudad Real, que adoptó el acuerdo, entre otros, de celebrar una procesión la tarde del Viernes Santo de 1940, con arreglo a la formación de todas las cofradías, las cuales aportarían túnicas, estandartes, gallardetes, faroles y demás atributos que poseyeran y se hubieran salvado de la Guerra Civil. La Hermandad de la Coronación participó en la misma desfilando detrás de la Oración en el Huerto y antes de Jesús Caído.

La Hermandad de la Coronación comenzó de nuevo a reorganizarse bajo la dirección de Francisco Herencia, su Hermano Mayor, que se puso en contacto con Coscolla, llegando a un acuerdo con él para hacer un paso nuevo, pero debido a una agresión que sufrió el 26 de junio de 1940 a manos de un operario de su taller, que le golpeó repetidas veces con un mazo, fallecía días después. Y con él murió también la historia de la Hermandad de la Coronación de Espinas, ya que en 1944, cuando los ferroviarios asociados en la Hermandad Ferroviaria decidieron hacerse cargo de una cofradía de Semana Santa, no contaron con Francisco Herencia y cuando decidieron el titular de la misma optaron por el misterio del Encuentro y no por el de la Coronación de Espinas.

Francisco Herencia continuó a partir de entonces su interés semanasantero en otra hermandad de la misma parroquia, la del Cristo del Perdón y de las Aguas, a cuyo auge y esplendor colaboró junto con otros destacados cofrades, dejando a esta hermandad el usufructo de los estandartes salvados de la antigua Coronación de Espinas al considerar que la Cofradía del Encuentro no era su continuadora, ya que lo único que tenían en común es que estaban formadas por ferroviarios.

Los estandartes a partir de 1943, procesionaron con la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y de las Aguas, y a partir de la muerte de Francisco Herencia Mohíno, ocurrida el 24 de noviembre de 1947, y al confeccionar la Hermandad del Cristo del Perdón y de las Aguas en 1949 sus propios estandartes; el Hermano Mayor de esta cofradía, Pascual Crespo, cedió a la Cofradía del Encuentro el usufructo de los estandartes, llegando aún acuerdo con la familia Herencia y el entonces Presidente de la Asociación de Cofradías, Evaristo Martín Freire, para ello.

Uno de los estandartes de la Hermandad de la Coronación de Espinas que posee actualmente la Cofradía del Encuentro

Pero no fue hasta el año 1956, cuando son donados a la Cofradía del Encuentro estos estandartes, tal como podemos leer en el diario “Lanza”, el viernes 20 de enero del citado año:

En la mañana de ayer, en su domicilio particular y por don Francisco Herencia Olivas, se hizo entrega de los estandartes de su propiedad, a la Cofradía Ferroviaria de El Encuentro. Estos estandartes han venido desfilando en la procesión de la mañana del Viernes Santo, con esta Cofradía, desde que la misma fue creada, los que para tal fin, fueron cedidos todos los años por su propietario.

En representación de la Cofradía se hicieron cargo de los estandartes el Rvdo. Don Felipe Lanza Rodríguez y don Bonifacio Mohedano Castillo, consiliario y presidente respectivamente de la Hermandad Ferroviaria de A. C. de la capital, don Luis de la Gángara y de la Gángara, hermano mayor de la Cofradía y varios directivos de ambas organizaciones, que expresaron su agradecimiento por el alto honor que representa para la misma, esta donación, y de la cual es hermano mayor honorario, el donante que siempre ha mostrado un vivo interés por ella, lo mismo que hacia las pasionarias de Ciudad Real, máxime en esta ocasión, puesto que todas las mejoras que se hagan en uno u otro sentido dentro de cada Cofradía en particular y en general, ha de repercutir necesariamente en nuestras procesiones contribuyendo de esta manera a dar más realce y vistosidad, a la par que riqueza, a las mismas.

Este rasgo generoso del donante, que materialmente representa un gran valor, guarda en sí otros valores más profundos para él y sus familiares, si se tienen en cuenta, y ello nos consta, que su padre (q. e. p. d.) hermano mayor de la antigua Cofradía Ferroviaria de la Coronación de Espinas, fue un gran entusiasta de la Semana Santa de nuestra ciudad. Dentro de la Cofradía, el mismo ideó y concibió estos estandartes cuyos gastos sufragó, y que fueron una de sus ilusiones mayores. De ahí, el gran sacrificio hecho por sus herederos al desprenderse de recuerdos tan queridos.

 
Noticia publicada en el diario “Lanza” de la donación de los estandartes de la Hermandad de la Coronación de Espinas a la Cofradía del Encuentro en 1956

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