sábado, 20 de junio de 2020

A LA MEMORIA DE “MAZANTINI” VECINO DE LA CALLE PROGRESO E INSUPERABLE INTERPRETE DEL FOLKLORE MANCHEGO


Puerta de entrada a la casa de Mazantini en la calle Progreso

“Ha muerto “Mazantini”, reza la crónica de nuestro diario LANZA, fechada el día 22 del actual, en cuyo día me encontraba en Madrid.

Días antes, el 18, recibí una carta conmovedora de él (dictada por uno de sus nietos) en la que se excusaba por no haber podido enviarme antes su fotografía, para ilustrar en unión de otras 19 mi “Cancionero Musical Popular Manchego”, que verá la luz, Dios mediante, en octubre próximo, gracias al interés que ha puesto en ello el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la excelentísima Diputación de Ciudad Real y la Sociedad de Autores de España, especialmente su presidente, el popular maestro Guerrero, quien se ha dignado anticipar la cantidad de 75.000 pesetas para publicarlo, a fin de que esta obra sea digna de esta bendita tierra cervantina.

Pues bien: dicha carta, el malogrado y querido “Mazantini”, el mejor intérprete del folklore manchego que he conocido entre los 2.000 campesinos y artesanos pertenecientes a los 140 pueblos visitados de la región manchega, se lamenta de que lleva más de diez días en cama con fuertes dolores en las piernas y que el corazón (¡ese corazón todo bondad y cariño para la lirica popular manchega!) no le funciona bien, teniendo paralizado la mitad de su cuerpo por lo cual no podía, últimamente, hablar, entendiéndose la familia por medio de señas. Reconoce que, aunque hace ya tres años que le pedí una fotografía para tal fin, le ha sido imposible encontrar un “traje típico del país”, a excepción del sombrero, por lo cual me envía esta fotografía que por medio del diario LANZA, dedica al autor de estas líneas a todos los admiradores del popular “Mazantini”, el “único” cantador y trovador manchego que ha interpretado las seguidillas, jotillas, torrás, fandangos, boleras o meloneras ante Reyes, Príncipes y Caudillos, siendo aclamado por las multitudes.

Reja de entrada a la casa 

En uno de los párrafos finales de su carta, su nieto me dice que “cuando vio la fotografía suya, ya estaba muy grave y, al contemplarla, se echó a llorar como un niño”. ¡Pobre “Mazantini”! ¡Cuánto sufrirías, en los últimos momentos de ti vida, al ver que tus piernas ya no saltaban, como un galgo, en el patio de tu casa, que ha sido siempre la “cátedra” más genuina del folclore manchego, por donde han pasado infinidad de bailadores de todas las clases sociales! ¿Te acuerdas de aquella inolvidable actuación de tus discípulas, días antes de la Virgen del Prado el año 1949, entre las cuales se encontraba una chiquilla de cuatro años con más gracia y salero que la propia Conchita Piquer? Nunca olvidaré aquella coreografía de los bailes y demás escenas del folclore manchego, con que tuviste el honor de obsequiarme, correspondiendo según tus palabras “a los premios que había obtenido en el Instituto Español de Musicología, de Consejo Superior de Investigaciones Científicas, por mis trabajos de investigación folclórico-manchega”. Ese día, inolvidable para mí, es cuando conocí, a fondo, las grandes cualidades de “Mazantini”, como el más fiel intérprete de su compañera inseparable, la “guitarra” (que debiera pasar al Museo de la Excma. Diputación Provincial), con lo cual iniciaba, con una naturalidad pasmosa y agilidad envidiables, el ritmo de estos bailes y danzas, muchos de ellos dificilísimos para llevar al pantágrama, como ocurre con las torrás, boleras o meloneras y las típicas seguidillas; sin embargo, a pesar de ello, con la buena y santa paciencia de “Mazantini”, y con su grajeo peculiar, tuve la suerte de recopilar de sus labios diversas canciones de Ciudad Real, que figuran en mi obra, especialmente una típica y tradicional seguidilla, muy “antigüisma”, como él decía, cuya letrilla canta así:

A la Virgen del Carmen
quiero y adoro,
porque saca las almas;
del Purgatorio;
saca la mía,
que la vengo penando
de noche y día.

Imagen del patio de la casa 

Dios te ha llevado a su seno querido “Mazantini”, sin que nadie se haya preocupado de que, para la mayor exaltación del folclore manchego, era preciso dejar constancia de tus afanes y actuaciones en pro de la gran riqueza lirica manchega procurando, como hacen en otras regiones de España, conservar en toda su pureza y tradición, es decir en su “propia salsa”, el tipismo del traje manchego, importantísimo, hoy día, para apreciar la coreografía de una región.

Ya sabes admirado “Mazantini”, (y tus familiares han sido testigo de ello) que, desde hace más de tres años, venia interesándome por tener una fotografía tuya, con el traje típico ciudarrealeño, como muchas otras que me han facilitado en las provincias de Cuenca, Toledo y Albacete. No ha podido ser, con gran perjuicio para el arte manchego.

Si el día de mañana aparece, por casualidad por la antigua Villa Reale, algín folclorista español en pos de su lirica popular, en seguida le dirán las gentes: “¡Ah, sí viviese el hermano “Mazantini”! Ese sí que sabia un rato largo de esas cosillas”. Es la cantinela que me han soltado a mi “muchísimas” veces, por los pueblos manchegos, cuando iba recopilando los materiales para la formación de mi Cancionero. “Todo se lo lleva Dios”, me decía un día una viejecilla de Montiel. Pero Dios, con su sabiduría infinita nos deja a los hombres en libertad para obrar como mejor nos parezca. De ahí nuestra obligación moral y social de realizar estas investigaciones folcloristas antes de que desaparezcan los más genuinos y mejores intérpretes de los bailes manchegos, como ocurre en este caso concreto.

De todas formas, gracias a Dios y al interés supremo que siempre puso “Mazantini” por el engrandecimiento del “folclore manchego”, la Musicología española podrá contar con diversos giros y gramas musicales de la lírica popular manchega a la que dedicó los mejores años de su vida este ciudarrealeño, pregonando, “urbe et orbi” el grito de su raza sintetizado en esta seguidilla que dice:

Aunque soy de la Mancha,
no mancho a “nadie”,
más de cuatro quisieran
tener mi sangre.

Pedro Echevarria Bravo. Académico C. de la Real de San Fernando. Diario “Lanza”, jueves 28 de junio de 1951, página 3

Mazantini tres días antes de morir

No hay comentarios:

Publicar un comentario