sábado, 27 de junio de 2020

“LOS TERREROS” Y D. AGUSTIN SALIDO (I)


La zona de los Terreros se encontraba situada entre las puertas de Calatrava y de la Mata. Posteriormente tras su desecación fue Granja Agrícola y actualmente zona destinada a equipamiento educativo. La fotografía nos muestra la zona de los Terreros cuando era Granja Agrícola 

La obra más importante que realizó el Ayuntamiento de Ciudad Real durante el pasado siglo, fue la desecación de las lagunas que se formaban al lado mismo de la población, en los terrenos que luego ocupó la Granja Agrícola.

Al fundarse Villa Real y para la construcción de sus murallas y torreones, iglesias y otros edificios principales, se necesitó gran cantidad de piedra y tierra y para ello, los vecinos de nuestra Villa entonces, encontraron una casi inagotable cantera a las mismas puertas de la ciudad, en el sitio, que luego durante siglos, se denominaría «Los Terreros».

Como consecuencia de la extracción de piedra, se produjeron unos enormes barrancos, de gran extensión, que durante el invierno y en la época de lluvias, se llenaban de agua, aparte de la que afloraba del subsuelo, que en esa zona, como en la mayor parte de nuestra capital, se halla a escasa profundidad, y durante los calurosos días del verano, se corrompía, produciendo pestíferos olores y siendo la causa de enfermedades y epidemias, que en algunos casos, diezmaron la población en forma aterradora.

El Consejo de Castilla y los Arzobispos de Toledo, vinieron en auxilio de los pobladores de nuestra ciudad, en diversas ocasiones, con socorros y medicinas abundantes. Pero esto, como se puede suponer, no era suficiente ni daba solución al problema, y el paludismo, endémico, en nuestra ciudad, seguía causando numerosas víctimas.

En el año 1756 el Ayuntamiento declara haber gastado 50.000 reales en «cegar y terraplenar la Laguna del Terrero». El resultado práctico debió ser nulo, porque en 1783, arrecian las enfermedades producidas por el foco de infección de «Los Terreros» y el número de víctimas es extraordinario.

El 29 de noviembre de 1775, se hizo por el Ayuntamiento una gran plantación de árboles en las inmediaciones y el Cardenal Lorenzana, gran protector de Ciudad Real, dio principio a las obras del terraplen que fueron continuadas por la ciudad, teniendo que suspenderlas a poco y en 11 de mayo de 1777, se acude en razonada petición de numerario al Consejo de Castilla pero ni el Cardenal, ni el Ayuntamiento lo consiguen.

En el año 1786, el Consejo de Castilla, comisionó a don Álvaro Maldonado y Treviño, para que estudiara los medios p ara concluir con aquel foco de pestilencia, «que amenazaba extinguir una población floreciente». (Así lo dice don Inocente Hervás en su diccionario histórico, geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real). El señor Maldonado, en razonado y brillante informe propuso, «terraplenar los Terreros porque su bajo nivel no permitía el desagüe, utilizando después aquellos terrenos para cereales o un buen paseo».

Un maestro de obras, Manuel García, presentó por su p arte un proyecto de mina por el camino de Andalucía; pero el Ayuntamiento dio su completo asentimiento al plan del señor Maldonado, aprobándolo en todas sus partes, aunque manifestaba a la vez la Corporación Municipal, que p ara la ejecución de aquella obra necesitaba un millón de reales, cantidad que no estaba a su alcance. Por tanto las cosas siguieron igual y todavía pasarían más de 80 años hasta que se resolviera definitivamente el grave problema, en la forma que diremos.

Agustín Salido Y Estrada entre los muchos cargos que ocupó en su vida, se encuentra el de Alcalde-Corregidor de Ciudad Real

Mientras tanto, es interesante saber que en aquella época, hacía muchos años ya, que Ciudad Real había solucionado el problema de dar salida a las aguas pluviales que en tiempos llegaron a causar perjuicios parecidos a los que ocasionaban las lagunas de «Los Terreros», Pero veamos lo que dice a este respecto el señor Hervás y Buendía, en la obra anteriormente citada:

«La necesidad apremiante de dar salida a las aguas pluviales que se estancaban por la parte de Saliente y Mediodía de la ciudad, siendo origen de epidemias mortíferas que diezmaban su población y de graves perjuicios materiales, obligó en todo tiempo a pensar en la construcción de sus desaguaderos o Minas. No existen documentos que precisen su principio, pero las que han de coincidir con el desarrollo, que adquirió Ciudad Real en el siglo XIV. En 1505 se mandan ya limpiar, porque la desidia y dejadez hacía entonces e hizo siempre, que operación tan necesaria no se emprendiera hasta tanto que las aguas inundaban sus calles, llegando en ocasiones repetidas hasta la Plaza. D. Fernando «El Católico» concedió en 1506 a esta ciudad mil escudos para la construcción de la mina de la Celada y su ayuntamiento adquiría en 1655 los terrenos necesarios para continuar las zanjas y contraminas, hasta hacer verter las aguas en el Guadiana, completando así el desagüe».

Por otra parte, el maestro Sevillano don Pedro Medina, en el año 1549, publicó su «Libro de Grandezas y Cosas Memorables de España», en el que textualmente decía: «Ciudad Real... asentado en lugar baxo, en tal manera que las lluvias que en ella caen se consumen en la ciudad, porque no tienen corriente por donde salgan fuera. En esta ciudad, en el año del Señor mil y quinientos y ocho, gran parte della fue anegada con agüa que vino por debaxo de tierra desde el río Guadiana... en que se hundieron más de 300 casas que son a un lado de la ciudad entrando por la puerta de Alarcos».

No estamos muy seguros de que las cosas ocurrieran como las explica el Sr. Medina. El que el río Guadiana inundara Ciudad Real, por debajo de tierra, a través del colector de desagüe queremos suponer, es cosa difícil de imaginar. Las cosas es posible que ocurrieran de otra forma.

Hemos querido traer aquí estos hechos, que aunque no tienen mucha relación con el asunto de «Los Terreros», sí demuestran que las autoridades municipales ciudarrealeñas, tuvieron en diversas épocas de su historia, serios problemas sanitarios, que con mejor o peor fortuna afrontaron y solucionaron. Si la tragedia de «Los Terreros», duró tanto, es porque realmente, la solución, estaba fuera del alcance y de la capacidad económica de nuestro municipio.


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