jueves, 24 de septiembre de 2020

LA IGLESIA DE SANTIAGO. CARTA ABIERTA

 


Mi querido amigo Julián Alonso:

Muchas gracias por esa llamada a filas que me haces el día 5, en LANZA, en nombre propio y en el de la entrometida e imperecedera amiga doña Curiosidad, un tanto humorística en el retrato que me hace. A vuestro mágico conjuro se han desplegado en semicírculo todos los antecedentes que poseo, antiguos y modernos, de la fundación de esta ciudad, desde las Crónicas y Concordias hasta el último artículo de don Emilio Bernabeu. Delante de mí lo tengo, risueños y tentadores, y ante ellos experimentó la perplejidad de no saber por cual empezar la colaboración de lo que tanto tenemos hablado.

El tema es excesivamente largo para una carta. Prescinde, pues, de las versiones de la aparición de la Virgen del Prado (1020-1088) y más aún de la fundación de la Santa Hermandad a instancias del célebre don Gil Turro Ballesteros. Madoz, Quadrado, Hosta, Blázquez y Espasa revelan deber las noticias a las “Ordenanzas de la Santa Hermandad aprobadas EN MIL SETECIENTOS NOVENTA Y DOS por el Consejo de Castilla”. El propio Cuadrado desconfía de ellas, evitando así el anacronismo de hacer que los portadores de la imagen de la Virgen se detuvieran en Pozuelo de Don Gil un siglo y medio antes de que existiera este señor.

Alquilata bien los siguientes extremos: La Concordia de 1245 cita la iglesia de Pozuelo, aproximadamente en la fecha de las famosas VISTAS de Fernando III y su madre, y, por otra parte, ni Blázquez, ni Hervás citan la iglesia de Pozuelo de Calatrava entre las iglesias de la Edad Media; primera ocasión para empezar a dudar de que el Pozuelo de la Concordia fuera el Pozuelo de Calatrava. En el 1254 Alfonso X acomete la última tentativa de fomento de población en Alarcos, y, en 1255, en vista del reiterado fracaso (atribuible a la insalubridad de la antigua plaza fuerte), extiende el privilegio de la fundación de Villa Real sobre la población de Pozuelo. El nombre es feo, pero el poblado no lo seria tanto. El mismo Blázquez, con fino criterio, observa que Pozuelo, más que una aldea, era una población de alguna importancia, pues de otra manera no hubiera sido posible dar allí albergue durante 42 días a damas y caballeros como acompañaban al monarca.

Y tendría, desde luego, su iglesia, iglesia de nueva construcción o resultado de la adaptación de una iglesia anterior y, por lo tanto, no cristiana. Sin embargo, desde el privilegio de la fundación de Villa Real (1255) y a pesar de los dos documentos de vuestro Archivo municipal (1256 y 1257), relativos a madera, citados por Delgado, parece que transcurren 7 años sin que prospere el intento de población. En 1262 Alfonso X en persona replantea las murallas de la villa. Y aún así y a pesar de la intervención personal del monarca las obras llevan ritmo lento. La Orden de Calatrava sigue dificultando el transporte de maderas, y el rey vuelve a proveer en 1263 y 1266 (Delgado). En esta última fecha Alfonso X visita las obras de Villa Real a su regreso de Murcia a Toledo (Crónica). En 1267 –añade Mariana- el rey vuelve a Villa Real para inspeccionar los edificios y fábricas que en el nuevo poblado se levantan. Observa bien que no habla de IGLESIAS, como dando a entender que iglesia ya la había.



¿Cómo no iba a tener una iglesia la tal población –pensarás tú como yo-. Pero refrena un momento tu impaciencia. Las Cortes de 1272, reunidas en Almagro y no en Villa Real, constituyen una prueba fehaciente de que en tal fecha la última población no se encontraba aún en condiciones de escenario de una solemnidad; solemnidad urgente, pero no hasta el punto de justificar el agravio a una villa real por una diferencia de dos leguas, que si resultaba beneficiosa a unos, perjudicaba a los más. De modo que en 1272, a los 17 años del privilegio de la fundación, Villa-Real distaba bastante de ser una población TERMINADA. Pero tenía su iglesia.

Y esta iglesia, que existía ya cuando la Concordia de 1245, es decir, “27 años antes de una fecha en que Villa Real no estaba aún TERMINADA” o sea, 33 años después de la batalla de las Navas de Tolosa; esta iglesia hay que identificarla con la más antigua de Villa Real, que, en opinión de Ramírez de Arellano, es la de Santiago, cuya torre parece ser lo más antiguo del edificio, y acaso fuera un torreón de defensa del antiguo pueblo. ¡Ese ajinez!... Delgado demuestra la existencia de la Cofradía de Caballeros hijosdalgos de dicha iglesia en 1339, precisamente unos 25 años antes que el Maestre Muñiz de Godoy embelleciera con el magnífico artesonado la única iglesia que había en la población. Y, finalmente, la grata preocupación que me produjo Cuadrado al hablar del “notable rasgo del arco de herradura de una de las capillas de la iglesia” y que tú resuelves ahora al comunicarme el hallazgo de caracteres pre-góticos en las obras dispuestas por el actual párroco, todo, todo me afirman en mi convicción de que vuestra iglesia de Santiago es la autentica iglesia de la concordia, la iglesia de aquel Pozuelo que dejó de llamarse Pozuelo para empezar a llamarse Villa Real…

Desmenuzar todo esto exigiría muchas páginas, que suplo recurriendo a tu exquisita sensibilidad histórica. Si ves este verano a mi pariente Alfredo Palmero, dile que en el fondo de su cuadro ponga algo parecido al torreón de vuestra iglesia, que estará muy en su punto. Dime lo que pensáis de estas sugerencias y que seguís apreciando (así en plural, pues también es para esa señora, aunque vieja), el fuerte abrazo  de tu buen amigo.

 E. Agostini. Diario “Lanza”, jueves 12 de agosto de 1954 página 3  



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