¡Salve! Grandiosa tierra de la hidalguía;
solo para enjoyarte se apresta el labio,
porque, en tu esencia, bebe luz y poesía:
¡¡una lira te canta el alma mía!!
¡¡y un monarca te fizo: Alfonso el Sabio!!
Ciudad heroica y santa; leal y buena;
perla de mis amores; fiel atalaya
de castellanas glorias por tu heroísmo,
por tu grandeza augusta jamás borrada;
por el honor austero de tus señores;
por los ruinosos cabos de tus murallas;
por tus magos artistas; por tus poetas;
por tus preclaros hijos, por las mesnadas
de tus bravos magnates; por esa Virgen
milagrosa, del Prado, (joya engarzada
al trono de los cielos); por esos restos
almenados que, ingentes, tu estirpe cantan;
recordando al viajero que, los cuarteles
de tu glorioso escudo, dicen Fazañas
de bizarros magnates; por los jalones
que trazó Alfonso el Sabio; por la
proclama
que escribió en tu aborigen; y por tu
suelo
donde el grano es inmenso, rica la planta;
por las bastas estepas de tus llanuras;
por tus prados tan verdes como esmeraldas;
por tus pardos mesones que aún nos
recuerdan
tiempos de los Alfonsos y de los Austrias…
¡mesones visitados por Don Quijote
en unión del Barbero y de Sancho Panza!
por todo tu pasado, lleno de gloria,
por todas estas cosas te canta mi alma,
porque, al cantar tus glorias, canto a lo mío…
y si canto a lo mío, ¡canto a la Mancha!
a Ciudad Real, la tierra de las leyendas
donde Cervantes hizo la gran Fazaña
de engarzar en las perlas de su aurea
prosa
la perla inmarcesible de nuestra Raza.
A través de los tiempos; siglos y siglos,
en un solo conjunto, como una ráfaga
cegadora y terrible, pasan los años;
todo ello se transmuta, oscila y cambia;
y es un orgullo santo, noble, sublime;
orgullo legendario que nos abrasa,
contemplar el escudo de nuestra tierra…
¡escudo que pregona la estirpe amada!
de los hidalgos de aquesta villa,
hoy ciudad, por el Sabio rey transformada…
Este solar augusto de la hidalguía
donde existen humildes, viejas morada
que recuerdan los hechos de los abuelos,
como es la judería y el viejo alcázar,
(torreón hoy informe; piedras rocosas,
Hierbajos y ruinas; miseria..nada);
como es la Lentejuela, y es esa puerta
de Toledo, testigo de la pujanza
del cerebro asombroso de Alfonso el Sabio
que a Ciudad Real prestole vida gallarda;
como son las ruinas que hay en la Ronda,
y las puertas de Alarcos y de Granada;
(nada hoy existe solo la sombra augusta
del más augusto y noble de los monarcas).
Hoy Toledo recuerda, Ciudad Real mío,
del Diez de los Alfonsos la heroica hazaña
de dar brillo a las letras y fe a la Historia;
tú, de Toledo, eres amante hermana
pues las dos vos ficisteis nobles,
guerreras;
fincásteis del cristiano las fieles armas
y a moro disteis leyes que respetaron
los rudos yataganes y cimitarras.
Y de esa hermandad misma, de esos arrojos,
de esos bellos ejemplos de fe cristiana,
salió un rayo de gloria con heroísmo
y deslumbró los cetros de nuestra España.
Hoy que muestras al mundo, ciudad de
hidalgos,
tu poderío, tu gloria, tu paz amada,
que eres nervio de todo lo que es
progreso,
que tus trojes son llenos; que en tus
moradas
impera el cristianismo, la honradez misma,
orgullosa te puedes mostrar; y aún guardas
en tu seno ¡tan noble! el Priorato,
órdenes militares: son Calatrava;
Alcántara y Montesa, que, con Santiago
forman las cuatro bases de tu pujanza,…
inclina tu alta frente ante la losa
de aquel varón insigne que, con su espada
su talento y su cetro, te dio alegría,
te dio esplendor y brillo; te hizo sin
mácula
y te engarzó a su trono como una perla
por ser la más humilde, la más preciada…
Que se transforme el mundo, que el viento
ruja,
que las olas modernas den a la barca
de las nuevas ideas, fieros impulsos;
que el mundo se conmueva, ..todo ello es nada
sino vemos la historia ¡nuestro pasado!,
nuestra base primera, donde la planta
halló la superficie firme, constante;
si somos españoles, si a nuestra patria
la miramos lo mismo que a nuestra madre,
si sentimos que afluye por la garganta
un himno de victoria, si comprendemos
que, merced a un Rey Sabio, somos sin tacha,
¿Qué nos importa la ola, ni que los mares,
ni qué esas mil ideas siempre lanzadas
a los vientos del Orbe? ¿Somos cristianos?
¿tenemos la firmeza dentro del alma?
¿Amamos lo que es nuestro? Pues a
postrarnos
de rodillas, recemos nuestras plegarias
y demos al Rey Sabio prueba admirable
de que los nobles hijos de aquesta Mancha,
HONRAN AL QUE LES DIO HONRA, FUERZA,
DERECHOS
LIBERTAD, DONOSURA, ESTIRPE Y RAZA.
Miguel Sánchez Migallón, acto
literario en honor a Alfonso X el Sabio, con motivo de su VII nacimiento,
Ciudad Real 23 de noviembre de 1921