jueves, 17 de febrero de 2022

EL AVANCE DEL PLAN GENERAL: ENTRE LA REALIDAD Y EL DESEO (Y II)

 



TERCERA VISION: LA CIUDAD EN EL TERRITORIO

 

La ausencia más notable que se encuentra en la documentación expuesta es la falta de análisis territoriales. Se ha partido y se ha concluido de una visión estrictamente municipalista, la ciudad se considera como un enclave autónomo en el territorio, con unos límites definidos por su frontera administrativa. Ignorar hoy los efectos supramunicipales y las interrelaciones funcionales entre Ciudad Real y su entorno, es pretender limitar y desconocer determinados hechos que hoy tienen una presencia y una voluntad supramunicipal. Ciertamente, se puede objetar que tal cometido excede de las competencias municipales, pero no es menos cierto que nadie sustenta tanto interés en resolver y mejorar los efectos derivados del efecto de atracción urbana, como la Corporación de Ciudad Real. Los problemas de asentamientos industriales, la localización de segundas residencias, la resolución de ciertas infraestructuras requiere una visión que supere la frontera municipal y acometa pautas generales de organización territorial y da compatibilización en el Planeamiento urbano. Hecho este que ya aparece recogido eh la documentación de las Normas Subsidiarias provinciales y que probablemente haya que potenciar. La visión del APG, ha olvidado pues la voluntad territorial de la ciudad, limitando sus efectos a los específicamente urbano: si positiva es la voluntad de recuperar la ciudad, ello no debe hacer olvidar la presencia de un territorio que se organiza en buena medida en torno a esa ciudad.

 

SEGUNDA METAFORA: LA PARTICIPACION COMO SILENCIO ELOCUENTE

 

Advertíamos antes las dificultades encontradas en la participación en torno al avance del APG. Dificultades, que salvado el obstáculo del lenguaje gráfico y de cierta jerga técnica, formulan a mi juicio una suerte de sabio escepticismo, por cuanto el común ciudadano, muestra su limitada fe en un instrumento anunciado como herramienta transformadora. La esperanza transformadora, las vincula ese común más a la mano que gobierne la herramienta que a la herramienta misma. De aquí que la pasión suscitada por la exposición de la herramienta, haya sido un discreto interés. Interés que muestra la supuesta indiferencia/neutralidad de determinadas previsiones teóricas y que conecta con la posición del Pian como instrumento abierto y flexible que se colmata de sentido con su ejecución misma. Derivándose de ello un menor interés en el debate formal sobre la posición inicial del APG, con la salvedad de determinadas grandes opciones. Opciones. que ciertamente en una Ciudad altamente consolidada; se limitan a aspectos marginales, complementarios y tangenciales. Posición que esbozaba recientemente al fijar que las soluciones del APG serían «soluciones que movidas, por el posibilismo teórico y la imposibilidad práctica pueden ser refutadas como insuficientes». Insuficiencia que quizá sea ya una constante en cualquier propuesta que pretenda racionalizar la organización espacial acumulada y que precisa dosis de optimismo vital y pesimismo histórico a partes iguales.




3.-ACERCA DE LA GESTION V SUS POSIBILIDADES LA GESTION COMO MEDIO Y COMO DIFERENCIA

 

Limitadas las posibilidades reales de actuación, fijada la posición de partida habrá que decir que buena parte del interés del debate en toro no al APG habría que circunscribirlo a su capacidad de producir resultados. El fin propuesto, compartido al menos formalmente por todos, es conseguir mayores cotas de racionalidad urbana; racionalidad que actuaría como equivalente de esa «ciudad mejor». Ciudad mejor que no basta con enunciar como propósito, sino que requiere un proceso continuado. Formulándose aquí el ya conocido principio de preferir por tanto, un plan discreto pero bien gestionado, antes que un plan bueno mal gestionado. La deducción correcta de todo ello, es la de vincular una gestión adecuada como la mejor garantía de mantener la moral de aproximación a ese buen puerto de mejorar la ciudad. Puerto utópico que precisa más naves que las de la calidad formal de la ciudad. Mejorar la ciudad, es a fin de cuentas mejorar la condición humana, mejorar la historia, mejorar la vida, ... Propuestas todas ellas transformadoras que contrastan con la modestia conceptual del APG, con las limitadas maniobras posibles y con la forzosa herencia edificada. Desde estos supuestos limitativos, ¿cómo entender la propuesta de transformación urbana? ¿cómo gerencia de lo razonable o como demanda de lo imposible? Demanda de lo imposible que conecta con la vieja base de la Urbanística, y gerencia de lo razonable que es hoy la concepción política posible. Si la forzosa situación de partida limita la salida de alternativas globales, habrá que reforzar las transformaciones localizadas espacialmente y temporalmente.

Transformaciones en las que la gestión diferenciada y el juego de la figuración arquitectónica están llamadas él desempeñar un importante papel. Papel consistente en otorgar nombre y apellidos a la abstracción organizativa del APG, produciendo visualizaciones a posteriori frente a la pretendida visualización que acompaña, que suele acompañar a las visiones ideales de propuestas globales.

Cabe pues concluir, esta aproximación al APG, apuntando que la sola posibilidad de conseguir una ciudad mejor va a estar basada en una gestión diferenciada y diferente. Gestión diferenciada que sepa entender y definir ámbitos concretos de actuación en los que a redefinición sea posible y sea tendente al proceso global de construir la ciudad en sus partes y en sus relaciones. Gestión diferente, obviamente, desde la experiencia que nos transmite el pasado reciente; que sepa abordar el contenido social y económico de las propuestas de transformación sin cesiones y sin debilidades; con un solo compromiso de progreso urbano y con un aprendizaje fruto de los errores del pasado. Para esto y aquello, habrá que contar y confiar en otras manos y otras cabezas de políticos, arquitectos, diseñadores, promotores y constructores, que aquellas que nos condujeron reiteradamente a la «imperfección de estas calles».

 

José Rivero Serrano. Diario “Lanza”, 28 de agosto de 1986
              


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