jueves, 17 de noviembre de 2022

EL EDIFICIO DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO

 



En la Puerta de Santa María, en el solar que ocupaba, en los últimos años, el Banco de España se ha construido un edificio singular para albergar diferentes servicios de la administración del Estado. El edificio del Banco de España se construyó en 1985 como Sede del Banco de España, que se trasladó desde su edificio de la plaza del Pilar. Un proyecto realizado en su momento por los arquitectos Blein y Sánchez de León. De ese proyecto primitivo se mantienen las cámaras acorazadas, realizadas en hormigón con un doble muro de gran espesor, pintado en color añil, en una visión singular sobre la que, ahora, apoya la nueva arquitectura.

El nuevo edificio, proyectado por el estudio de Cesar Ruiz Larrea, tiene dos volúmenes diferenciados: uno de cinco plantas y el otro de dos orientados con su frente a la Ronda de Santa María, de tal manera que se establecen como telón de fondo de la puerta del antiguo convento de las Dominicas. Los dos volúmenes se unen por un volumen bajo de cristal que articula los accesos al edifico. En un solar complejo con su frente a la rotonda de la Puerta de Santa María, el edificio trata de implantarse estableciendo un difícil diálogo con su entorno. Y lo consigue cualificando la arquitectura, que establece así una nueva referencia urbana en la zona definiendo una nueva imagen de la ciudad. La arquitectura se separa de los edificios próximos en sus bordes urbanos creando un vacío que articula la relación y escala urbana del nuevo conjunto construido con su entorno, y le permite disponer de unas condiciones óptimas de luz y soleamiento durante todo el año. Un volumen independiente del entorno del solar, con su volumetría rotunda y clara para definir así una nueva presencia en el entorno urbano. Un entorno en cuya proximidad se levantan edificios de grandes dimensiones como el antiguo Hospital del Carmen o el Seminario.




La planta tipo se organiza con un eje técnico central, en el que se sitúan las comunicaciones verticales, aseos, y espacios que sirven a las áreas de trabajo organizado como una oficina abierta relacionada con el exterior. El edificio se cierra, en su fachada, hacia las zonas donde existen edificaciones en las parcelas colindantes con una serie de huecos controlados y protegidos por un espacio de colchón térmico. En la fachada delantera se dispone de una envolvente acristalada donde se orientan los despachos y zonas de trabajo, protegidas de la radiación solar por una galería profunda abierta que matiza la relación con el espacio exterior con un ritmo y densidad distintos en función del uso donde se ubica. La planta rectangular definida tiene una orientación prácticamente Este-Oeste que debe controlar la incidencia del sol en las horas de mañana y tarde especialmente. La propuesta arquitectónica parte de una organización de dos edificios que albergan diferentes funciones y un esquema de funcionamiento sencillo en su planta de ordenación.

 

Comportamiento térmico idóneo

La fachada sureste es la fachada urbana del edificio que se asoma a la rotonda de la Puerta de Santa María. La fachada se define como un gran hueco en sombra matizado por unos elementos de protección a modo de parasoles, a distinta profundidad del plano de la fachada que producen un juego especial de luces y sombras en el volumen edificado. Un plano que se retranquea desde el borde exterior para mejorar sus condiciones térmicas y a la vez crear un juego de formas en su composición. La propuesta más singular e innovadora del edificio está en la fachada sur que se ha diseñado con dos grandes captadores solares que precalientan el aire de la cámara y lo circulan hacia las instalaciones activas del edificio, precalentando en invierno el aire de la impulsión y consiguiendo unos singulares ahorros en el funcionamiento de dichas instalaciones. En verano este aire sobrecalentado se lleva directamente de nuevo al exterior. Se quiere así aprovechar el diseño de la fachada como elemento de cerramiento y como sistema de me jora de las condiciones climáticas del edificio. Una estrategia bioclimática para lograr el máximo ahorro en el consumo energético en la climatización del edificio, para lo cual se propone disminuir la demanda requerida para el acondicionamiento higrotérmico de los espacios.




Para ello se plantea la acción combinada de dos estrategias de eficiencia energética; por una parte, dotar al edificio de una envolvente tanto en muros perimetrales como en cubierta de unos aislamientos óptimos y una configuración de fachada ventilada en la orientación sur y oeste especialmente. Esta fachada evita el sobrecalentamiento en verano y las perdidas por conducción en invierno. Así se disminuirá al mínimo la carga térmica que se debe suministrar en los diferentes recintos del edificio. Junto a ello se complementa el sistema mecánico de climatización con un acondicionamiento pasivo del aire de admisión requerido por las tasas de renovación. El sistema híbrido de ventilación, en periodo de calefacción toma desde la fachada sur el aire precalentado de la cámara ventilada que al ser acristalada funciona como un invernadero, y en verano coge el aire desde la zona norte, del área verde en sombra, que conducirá el aire a través de unos conductos bajo el zócalo del edificio, enfriando previamente el aire, por el intercambio aire-tierra. Así al mejorar las condiciones del aire que se introduce en los sistemas se obtiene un menor consumo energético de las máquinas de climatización. Por ello, la imagen exterior del edificio en estas fachadas presenta la visión del cristal que tiene una cámara exterior en un gran plano ciego del edificio.

Para apoyar al sistema de climatización, en función de bajar el consumo energético del edificio, se ha diseñado una envolvente que disminuye la carga térmica, producto de la radiación solar incidente en periodos del verano, y evita las pérdidas de calor por conducción de los muros perimetrales y huecos en periodos de invierno.





Todo el edificio tiene una cuidada fachada de chapa de acero laminado con distintas perforaciones y que, en sus correspondientes pliegues y composición, sirve para optimizar el funcionamiento de las fachadas ventiladas correspondiendo a las distintas orientaciones solares del edificio. Un juego de formas y funciones que obtiene una imagen formal cuidada, de edificio con acabados singulares en sus fachadas. Los equipos de climatización se integran en la composición del edificio en su planta superior continuando el cierre exterior del edificio que deja entrever la presencia de sus equipos y maquinarias a través de los elementos semitransparentes de la fachada.

La antigua presencia de la cámara acorazada del Banco de España, pintada en colores azul añil, con un sistema de espejos que permitía ver entre los volúmenes de hormigón armado se saca ahora al exterior en el juego de la escalera con su color añil y en los cerramientos perimetrales, más discutibles en su formalización, también en ese color añil intenso que contrasta con las soluciones tecnológicas de fachada. En una voluntad de hacer permeable el edificio, los jardines de la parte delantera se hacen accesibles al público con un pequeño sendero que atraviesa entre los árboles de esa zona. En estos tiempos que tanto hablamos de sostenibilidad y arquitectura bioclimática el edificio del estudio Ruiz Larrea es una buena muestra de cómo es posible conjugar las soluciones bioclimáticas con un cuidado diseño y una buena propuesta arquitectónica.

Diego Peris Sánchez, diario “Lanza”, domingo 6 de julio de 2014



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