Al final de la Guerra Civil Española comienza la posguerra. Fueron años de hambre, de estraperlo, de racionamiento, de escasez de los productos más necesarios, de frío y de sabañones. Sin la solidaridad de los que podían un poquito más, habría sido imposible para muchos salir adelante. De manera que, con la llegada de la Navidad, las campañas para recaudar alimentos, ropa de abrigo y juguetes se multiplicaban.
Los primeros
años de la posguerra, la organización de la iglesia de Acción Católica, era la
encargada de repartir bolsas de comida con motivo de la Navidad. En el año 1943,
se llegaron a repartir solo en nuestra ciudad 900 bolsas, con un valor
aproximado de cinco pesetas cada bolsa, que se componía de pasta de fideos, puré
de habas, bacalao, higos y pan. Hay que tener en cuenta que el pollo era plato de gente pudiente, o de clase media.
Para celebrar la Navidad del año 1944, el Gobernador Civil y Jeje Provincial del Movimiento, organizó “La Navidad del Pobre”, con el objetivo de “mitigar el sufrimiento de los ciudarrealeños”, iniciativa que no solo se realizó en la capital, sino que se instituyó en todos los pueblos de la provincia. Para ello, se constituyeron en la capital y en los diferentes pueblos, juntas para gestionar esta campaña, en la que estaban implicados todas las autoridades de cada localidad.
En Ciudad Real,
la suscripción fue abierta con un donativo de 5.000 pesetas entregado por el
Gobernador Civil, a la que se sumaron otras 5.000 pesetas aportadas por la
Diputación Provincial. La lista de donativos que fueron entregados para la
campaña en nuestra ciudad, fue publicada en el diario Lanza, así como la
realización de esta campaña en los diferentes pueblos de nuestra provincia. El
jueves 4 de enero de 1945, se hizo entrega a 750 pobres de la ciudad, bolsas
con víveres y ropa. Para su entrega se establecieron tres categorías, siendo el
importe aproximado de cada bolsa de 75, 60 y 40 pesetas.
A partir de 1944,
esta campaña promovida por el Gobernador Civil, se realizó durante todos los
años que duró la dictadura del general Franco, y hubo años que los donativos no
solo se destinaron a ropa y comida, sino que se llegaron a construir viviendas,
como las realizadas en la calle San Antón, esquina con la calle Norte, sobre
el solar del denominado refugio municipal.
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