miércoles, 15 de marzo de 2023

MI OPINIÓN COFRADE: EL IMPACTO ECONÓMICO DE NUESTRA SEMANA SANTA Y LA AYUDA DE LAS ADMINISTRACIONES

 



La Semana Santa de Ciudad Real es el evento religioso, histórico, artístico y socio-cultural más relevante de nuestra ciudad a lo largo del año. Veinticuatro cofradías trabajan a lo largo de 365 días, para poner en la calle a 32 pasos que representan los momentos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo o el dolor de la Virgen, y 3 pasos alegóricos de Niños Jesús.

En una época en la que todo se mide y se valora económicamente, es fundamental saber cuál es el impacto que la Semana Santa de Ciudad Real tiene de una manera rigurosa. Por desgracia la Semana Santa de Ciudad Real, no cuenta al día de hoy con un estudio que demuestre cual es el impacto económico que genera nuestra celebración pasional, como si lo tienen gran número de localidades de nuestra geografía nacional.

La Semana Santa en Ciudad Real constituye un recurso turístico de primer orden y se ha convertido en un polo de atracción para un gran número de visitantes, trascendiendo el hecho religioso y aunando arte, tradición, cultura y patrimonio, ofreciendo a quien nos visita una experiencia irrepetible. Al mismo tiempo, nuestra Semana Santa, enraizada en nuestra identidad colectiva, representa una importante fuente de riqueza para la economía local.

La celebración de la Semana Santa, y todos los actos y actividades asociadas al movimiento cofrade, necesitan la inversión económica de las cofradías y hermandades para su mantenimiento, organización y preparación.  Sentimientos como la devoción, la entrega, la fe o la tradición, son generadores de desarrollo cultural, social, económico y turístico, repercutiendo en muchos sectores productivos como la hostelería, la restauración, la artesanía o el comercio; todo ello la convierten en una manifestación que dinamiza y estimula el desarrollo de Ciudad Real.




Nuestra ciudad estimula su economía gracias a la Semana Santa, no sólo por las visitas que recibimos de fuera, sino también por el movimiento interior que se produce de pueblos vecinos, y de los ciudarrealeños que se echan a la calle durante estos días, llenado bares y restaurantes, aumentando así el consumo. Todo esto implica la necesidad de ampliar la mano de obra contratada para atender este exceso de demanda. Por otro lado, la actividad diaria de las cofradías, junto con proyectos de más envergadura, requieren de un consumo de recursos que van a parar en ocasiones a la economía local y en otras a la provincial, regional o incluso nacional.

Es innegable el componente de participación inherente a la celebración de la Semana de Pasión, pues queda de manifiesto que cientos de personas tienen alguna relación con hermandades, cofradías o pasos procesionales, siendo miles los que presencian su paso por las calles y plazas de Ciudad Real, siendo los cofrades los encargados de generar y mantener parte de la identidad de la comunidad.

Las Administraciones deben ser conscientes de ello y, por tal motivo se deben implicar en una actividad que aglutina a propios y extraños sin importar clases sociales. Porque todos los flujos de dinero que genera la Semana Santa de Ciudad Real, son nuevas transferencias de dinero que vuelven a repercutir sobre la economía local, que, de no producirse el milagro anual que suponen las procesiones en nuestra ciudad, no es solo que se perdiesen esos ingresos, sino que el ciudarrealeño se sentiría huérfano de aquello que mejora las relaciones entre vecinos, aumenta la cohesión social, refuerza la identidad local, y permite atraer turistas a nuestra ciudad.

Al día de hoy la Semana Santa de Ciudad Real solo cuenta con una subvención económica de nuestro Ayuntamiento de 40.000 Euros, la Junta de Comunidades no aporta ni un euro, y la Diputación Provincial solo imprime algunos trabajos de imprenta, igual que hace con cualquier asociación de nuestra provincia. Pero no crean que esos 40.000 Euros van directos a las cofradías, que son las que hacen posible la Semana Santa, a estas tan solo les llegará de 1000 a 1700 euros, dependiendo de varios factores en el reparto por parte de la Asociación de Cofradías, ya que el resto se emplea en mantenimiento de Guardapasos, actos asociativos etc…




Es decir, la fiesta que más genera en la ciudad, es la fiesta que menos recibe de nuestro consistorio, sin implicación económica de la Diputación Provincial y de la Junta de Comunidades de Castilla La-Mancha, que deberían tener en cuenta el bien social que realizan las cofradías, el valor artístico y patrimonial de estas, y que su actividad repercute en la ciudad y sus gentes.

Si comparamos las subvención que recibe la Asociación de Cofradías de Ciudad Real, con la que reciben las ciudades en las que destaca su Semana Santa, vemos que la nuestra es ridícula. Un solo ejemplo, si la comparamos con la ayuda que percibe en Cuenca la Junta de Cofradías: El Ayuntamiento subvenciona con 60.000 Euros los desfiles procesionales y 15.000 el museo de Semana Santa, el Consorcio de la ciudad de Cuenca, donde esta la Junta de Comunidades, subvenciona con 23.000 euros y la Diputación provincial da una subvención de 30.000 euros, más 3.000 euros de la Fundación Globalcaja. Es decir, la Junta de Cofradías de Cuenca recibe un total de 131.000 Euros en subvenciones, frente a los 40.000 euros de Ciudad Real.

La Semana Santa de Ciudad Real tiene que dejar de ser la cenicienta de las fiestas de la ciudad, porque es incalculable el valor devocional del patrimonio de las Hermandades y Cofradías, que comenzando por las imágenes de sus Sagrados Titulares y siguiendo por los pasos, bordados, orfebrería y otros enseres tienen igualmente un valor artístico, histórico y sentimental que los hace únicos.

La Iglesia no se opone a aquellos aspectos que, como redundancia, pueden influir benéficamente en la vida de nuestra ciudad, siempre que no sean un fin en sí mismos, sino una consecuencia de lo que constituye el corazón de nuestra Semana Santa, su dimensión espiritual, porque se trata nada más y nada menos que de actualizar y revivir los misterios redentores, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Esto demuestra  también lo que la Iglesia aporta a la sociedad, tanto en el campo de los valores, formando buenos cristianos que siempre serán buenos ciudadanos, como en el campo material; mucho más de cuanto recibe por cualquier concepto de los poderes públicos.



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