martes, 6 de febrero de 2024

VOTO A SANTA MARÍA DEL PRADO (VIII)

 



La historia de Ciudad Real está ligada a la historia de la Virgen del Prado, patrona de esta ciudad, desde un 25 de mayo de 1088, festividad de San Urbano, cuando según la leyenda la Santísima Virgen se apareció en un prado en el pequeño caserío de labriegos del Pozuelo Seco, anexo de Alarcos, situado en el borde de camino que une Toledo con Andalucía, ubicado próximo a la hoy Plaza del Pilar en Ciudad Real. Desde entonces aquella imagen se llamó del Prado, y alrededor de su primitiva ermita fue creciendo Ciudad Real, primero como Villa Real en 1255 siendo fundación de Alfonso X el Sabio, y a partir de 1420 como Ciudad Real en tiempos de Juan II de Castilla.

La pequeña ermita que levantaran los habitantes de Pozuelo Seco con el paso de los años, y al fundar Alfonso X el Sabio Villa Real, pasaría a ser parroquia. En el año 1600, Alejandro VII, en el sexto año de su Pontificado, eleva a la parroquia de Nuestra Señora Santa María del Prado a sede arciprestal, y dos siglos largos después, el Papa Pío IX, por las letras apostólicas «Av Apostolicam» de 18 de noviembre de 1875, erige, en la provincia de Ciudad Real, el Priorato de las Ordenes Militares de Santiago, o Calatrava, Alcántara y Montesa, por lo que la Sede Arciprestal de Nuestra Señora Santa María del Prado pasa a ser sede o Iglesia prioral. En tiempos del Papa Pablo VI, a instancias del obispo prior don Juan Hervás Benet, quien por letras apostólicas de 25 de febrero de 1967, otorga al «Templo Prioral Clúniense, dedicado a Dios en honor de la Bienaventurada Virgen María del Prado, el título y dignidad de Basílica menor con todos los derechos y privilegios anejos a los templos designados con este nombre». Finalmente, también por bula pontificia «Constat Militarium» de Juan Pablo II de 4 febrero de 1980, ejecutada el 5 de marzo de 1981, se eleva a la Prelatura Cluniense o Priorato de las Ordenes Militares a la categoría de Diócesis, sufragánea del Arzobispado de Toledo, con el título de Diócesis Civitatis Regalensis -Diócesis de Ciudad Real-; adquiriendo, por ello la Basílica Menor de Nuestra Señora Santa María del Prado, la dignidad de Catedral.

Aunque la devoción a la Virgen del Prado está ligada a la fundación de nuestra ciudad, a lo largo de los siglos los ciudarrealeños tuvieron gran devoción a las imágenes marianas de la Virgen de Alarcos y de la Blanca, junto a la del Prado, predominando en los siglos XV y XVI la de Alarcos y la Virgen de la Blanca sobre la del Prado. D. Inocente Hervás y Buendía en su Diccionario Histórico de la provincia de Ciudad Real nos dice que “En los libros Capitulares de este Ayuntamiento hemos visto, que en todo el siglo XVI en sus aflicciones y calamidades, como la falta de lluvias, enfermedad endémica de este país, acordaba novenarios de rogativas en sus dos primeros tercios a Nuestra Señora de Alarcos y de la Blanca, alternando en el último con la del Prado. En el siglo XVII ya va predominando su devoción, a la vez que decaen las de los demás”.




Fue alrededor de la devoción a la Virgen del Prado cuando surgen las fiestas de agosto en torno a su día 15, día que Iglesia Católica celebra la elevación en cuerpo y alma de la Virgen María desde la vida terrena hasta el cielo. Nos dice Inocente Hervás en su diccionario que ya en el siglo XVII “…el ayuntamiento decretaba anualmente el empleo de cantidades respetables para su fiesta principal de 15 de Agosto, que una comisión de su seno distribuía en lo que correspondía a la función religiosa y regocijos populares. Consistían éstos en la feria, que atraían gran concurrencia, y toros, espectáculo muy querido por sus vecinos…”.

Aunque fue durante el siglo XVII cuando predominó la devoción de la Virgen del Prado sobre las otras devociones marianas de la ciudad, ya reseñadas anteriormente, no fue hasta el siglo XVIII cuando el Concejo de Ciudad Real realiza un Voto a la Virgen del Prado. Los libros capitulares del Concejo de Ciudad Real recogen entre sus acuerdos del 23 de junio de 1763, que todos los años se celebrará con toda festividad y devoción la de la APARICION DE NUESTRA SEÑORA DEL PRADO SU PATRONA, FUNDADORA Y RESTAURADORA DE LAS DOS CASTILLAS, quedando desde aquella fecha incluida esta nueva fiesta entre los numerosos Votos, que cumplía esta ciudad.

El título de “Restauradora de las dos Castillas” proviene del hecho de atribuirle a la intercesión de la imagen de la Virgen del Prado, en el siglo XI, cuando la imagen de la Virgen se encontraba en posesión de los Reyes de Castilla y León, la toma de Toledo por Alfonso XI en 1085. En aquel siglo la imagen de la Virgen del Prado se llamaba de los Reyes (Leer la historia de la Virgen del Prado).  

Según el historiador de la Virgen del Prado Fray Joaquín de la Jara, en su “Historia de la imagen de Nuestra Señora del Prado”, antes de que el Concejo de Ciudad Real realizara el Voto a la Virgen del Prado en 1763, en la festividad de la aparición de la Virgen se oficiaba una función religiosa que era costeada por devotos particulares que se ofrecían espontáneamente. Sigue diciéndonos este historiador, que fue a partir del año 1763 cuando se comenzó a celebrar el novenario que comienza el 17 de mayo y termina el día 25 en el día de San Urbano.

Actualmente la Ilustre Hermandad y Corte de Honor de Nuestra Señora del Prado, junto al Cabildo Catedral, organizan todos los años la Novena en honor a la Virgen del Prado, que termina el día 25 con una solemne función presidida por el Excmo. Señor Obispo-Prior, con asistencia de una representación de nuestro ayuntamiento.


Primitiva imagen de la Virgen del Prado destruida en 1936

 

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