Familias netamente, castizamente ciudarrealeñas, no habrá más allá de un par de docenas y quizá nos pasamos. Una de ellas es la de los Ballester en sus diversas ramas. Desconocemos antecedentes genealógicos, pero es indudable que las generaciones Ballester, pertenecientes a esa clase media distinguida que pesa en la vida de los pueblos; tuvieron y tienen en Ciudad Real categoría y prestigio: los hubo comerciantes y. hombres de negocios, así como profesionales de carreras relevantes y distinguidas. Lógicamente, los Ballester, afincados en gran mayoría en «su» ciudad natal, desempeñaron cargos en el Ayuntamiento, en la Diputación y en cuantos organismos son expresión de vida cultural y económica.
Vengamos ahora concretamente a uno de ellos, a don Antonio Ballester Fernández. nacido el 11 de febrero de 1914. La amistad y el compañerismo de años podrían llevarnos a la exageración del elogio. Pero, no expongamos simplemente hechos y títulos: licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid, con «sobresaliente» en la reválida; se incorpora al Ilustre Colegio de Abogados de Ciudad Reale inicia una brillante carrera jurídica al servicio de1 Movimiento y de los sindicatos, como letrado desde 1941 y secretario después. Delegado de Justicia y Derecho, fue consejero provincial en dos ocasiones y durante bastantes años. Asesor Jurídico de diversas entidades oficiales, ostenta títulos y recibe condecoraciones. Debemos destacar, sin embargo, sus siete años (1953- 1960) desempeñando la Alcaldía de Ciudad Real, con su cargo casi siempre anejo de procurador en Cortes. Antonio Ballester salió airoso de su cometido en una época no exenta de dificultades: reunía las mejores cualidades de competencia, suavidad enérgica o energía suave, como prefieran, y, sobre todo, un cariñoso y un entusiasmo inigualado por las cosas de su pueblo.
Pero nosotros -¡qué ocurrencia!- dejamos a un lado todo esto de procurador en Cortes, Alcaldía, encomiendas, asesorías jurídicas, vocalías y delegaciones para venir a un título que no es retribuido, ni pomposo, ni de lujo, sino bien sencillo y discreto. Ya lo decimos en el encabezamiento: el de «Cronista oficial de Ciudad Real». En el mes de mayo de 1963 había fallecido en Cádiz el gran amigo y catedrático de aquel Instituto don Julián Alonso Rodríguez y el cargo que él desempeñara con sabiduría y acierto quedaba vacante. Fue entonces cuando el Ayuntamiento pleno que presidia el alcalde don Victorino Rodríguez Velasco, acordó nombrar a don Antonio Ballester «Cronista oficial» por unanimidad y en sesión celebrarla este día 17 de julio de 1963.
Años y años lleva ya ofreciéndonos en LANZA, en la «Hoja del lunes» y en el «Boletín Municipal» artículos, sabrosos y vulgarizaciones sobre el Ciudad Real de antaño. Dotado de pluma fácil, conocimientos bien afianzados y pasión por su pueblo, Antonio Ballester es el cronista ideal. Él nos descubrió a don Joaquín Gómez; un historiador de Ciudad Real casi desconocido; de quien ya tratamos el pasado 9 de mayo.
Posteriormente, quien esto escribe ha sido
designado también, por cariño de uno y benevolencia de otros, «Cronista oficial».
Se ha repetido el caso, cuando Bernabeu y Alonso lo fueron conjuntamente. Pero
Antonio Ballester, aparte Valia personal y política; reside en Ciudad Real
mismo. Él es, por tanto, el indiscutible y verdadero cronista oficial de nuestro
pueblo.
Antón de Villarreal Diario “Lanza”. Efemérides Manchegas. Jueves 17 de
julio de 1975
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