Emilio Ocaña, jefe de Protocolo del Ayuntamiento, reconoce que no es una ciudad prolija a la hora' de conceder distinciones: «Durante los últimos veinticinco años, tan sólo se han nombrado dos Hijos Adoptivos y Predilectos. No hay esa costumbre de otras poblaciones por fijarse en las personas que han sido relevantes en su profesión o en la ciudad». «Quizá porque Ciudad Real tampoco ha generado personalidades con currículum de relevancia», apunta.
Desde 1980, Emilio Ocaña ha intentado revitalizar y recuperar estos nombramientos. Por ejemplo, se instauró el Ciudadano Ejemplar para las fiestas. El Ayuntamiento abre el procedimiento cada año para que las asociaciones, colectivos, instituciones y la propia ciudadanía presente una candidatura. El año pasado, por ejemplo, correspondió a Pedro Jaramillo, ex vicario general de la Diócesis que renunció a su cargo para ir a las misiones.
Durante 2005, también se nombró Hijo
Adoptivo a Rafael Torija de la Fuente, actual obispo emérito. Después de muchos
años sin Cronista Oficial de la Ciudad, la Corporación municipal decidió por su
trayectoria periodística designar a Cecilio López Pastor.
PROCEDIMIENTO. El reglamento para la concesión de honores y distinciones contempla en su primer artículo la posibilidad de «premiar méritos por la prestación de servicios relevantes que hayan redundado o redunden en beneficio moral, o material de la ciudad o España, establece y podrá conceder una serie de distinciones y recompensas honoríficas.
El Pleno municipal es el órgano que aprueba las distinciones de Hijo Predilecto y Adoptivo. Antes se abre un expediente con la propuesta de una asociación, entidad o institución. Tras pasar el examen de los técnicos y la Comisión de Cultura, la asamblea plenaria recibe un escrito firmado por un tercio de los concejales de la Corporación, que normalmente es aprobado por unanimidad.
Según el jefe de Protocolo, las candidaturas deben estar avaladas por colectivos relevantes. En el caso, por ejemplo, de Vicente Calatayud, su propuesta estaba respaldada por la cuadrilla de “Los de la Blusa”, el Colegio de Abogados, la Universidad de Castilla-La Mancha, el Colegio de Arquitectos, la Asociación de la Prensa y la Hermandad de Pandorgos.
La Medalla de Oro dé la ciudad es la
distinción honorífica más importante. De ahí que el Ayuntamiento sólo puede
conceder una veintena de oro, treinta de plata y cuarenta de bronce. Además, de
las menciones al Mérito Cultural y Cívico, existe el Libro de Oro, reservado a
personalidades que visitan de forma oficial la ciudad. Emilio Ocaña apunta que
«la poca concesión de honores es también buena señal de que no se le otorga a
cualquiera».
La Tribuna de Ciudad Real sábado 22 de abril de
2006
Deteniéndome en lo escrito, me has hecho pensar en la certeza de lo expresado.
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