En el año 1816 se publicó una traducción libre de un libro escrito por el francés Mr. Alexandro Laborde en 1809, que en cual describe su paso por Ciudad Real de la siguiente manera:
“Ciudad Real, capital de esta provincia, y residencia de su intendente, del vicario general del arzobispado de Toledo, de un corregidor y correspondiente número de regidores; está situada en una llanura fértil, hermosa y abundantísima en granos, aceite, vino, zumaque y alcaparras.
Ha perdido mucho de su antiguo
esplendor, porque en otro tiempo fue memorable por sus ricas manufacturas; cuya
decadencia ha contribuido a una disminución notable de su población, que en el
día está reducida a unas 9.000 almas. La ciudad es hermosa, bien cortada y con
una hermosa plaza para celebrar los regocijos públicos. Las manufacturas de
pieles para fabricar guantes eran en esta población antiguamente un objeto de
sumo provecho. El señor cardenal Lorenzana fundó a sus expensas un hospicio,
cuyo edificio costó 1.200.000 reales de vellón; este acto generoso de religiosa
beneficencia sirve para poner al abrigo de la miseria un gran número de pobres
de todos los sexos y edades, empleandolos en los trabajos proporcionados a cada
uno”.
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