INVESTIGACIÓN Y LOCALIZACIÓN DE LA CIUDAD SUBTERRÁNEA
Ciudad Real y su provincia cuentan con un rico patrimonio. Además de los ya comentados edificios históricos existentes en la actualidad, la ciudad ha ido mostrando sus entrañas a lo largo de los años. Como otras muchas ciudades en el mundo, véase el caso de Paris ó Nápoles, han ido apareciendo restos arqueológicos que muestran indicios de cómo las civilizaciones antiguas habitaban y utilizaban las ciudades, no sólo en superficie, sino también aprovechando el subsuelo como un espacio más añadido a la ciudad.
En el caso que nos atañe, este entramado de espacios subterráneos tiene sus inicios con mucha probabilidad entorno a la fundación de la ciudad en febrero de 1255. Podemos denominarlo como una red de galerías subterráneas, conocidas popularmente como “cuevas”, que consiste en un conjunto de cuevas naturales y caminos construidos por el hombre aprovechando en numerosas ocasiones el terreno cárstico y volcánico en el que se encuentran.
Su origen real se desconoce, es más, no existe ningún documento histórico que las recoja, pero hay numerosas hipótesis sobre ellas. Por un lado, hay quien apunta a los templarios (13), por otro a la población judía, utilizando estos espacios para esconder sus enseres a causa de tantos y numerosos saqueos y disturbios hacia esta comunidad en torno al siglo XIV, y una tercera teoría que apuntaría al Santo Oficio y sus tribunales secretos.
En el caso de los Templarios, no existe prueba alguna de ello. En cuanto a los judíos, eran una comunidad no muy rica en Ciudad Real, dificultando esto el hecho de construirlas. La teoría del Santo Oficio podría ser quizás la más acertada, ya que algunos de los restos encontrados pueden generar una red de conexión, como las galerías halladas en la calle Alcántara en el año 2003, cercanas a la casa del Inquisidor. Lo que sí es seguro es que esta red ha existido y existe desde la Edad Media y que desde los últimos años bélicos a la actualidad ha desaparecido prácticamente en su totalidad.
Gracias a los numerosos testimonios de los habitantes de la ciudad, a los artículos publicados en los diarios de la provincia y a los pocos restos a los que he podido tener acceso, se realiza un levantamiento que sitúa los restos actuales y aquellos que se sabe con certeza existieron en la capital.
Cabe destacar (aunque son numerosos, e
interesantes todos ellos, los relatos recogidos (14)) el caso de un
ciudadrealeño que en 1947 se encontraba realizando las obras que darían lugar a
la Barriada Vicente Galiana, y que encontró un paso mediante el cual pudo
recorrer varias galerías desde la calle Libertad hasta la plaza de las Terreras
(15), donde accedió al
exterior mediante un pozo de alcantarillado.
POZOS DE NIEVE
Los pozos de nieve (16) son construcciones de arquitectura popular dedicadas al almacenamiento y conservación de nieve ó hielo para su posterior venta. Edificación con una tipología fuertemente condicionada por su función que variará según las condiciones meteorológicas y la tradición cultural de cada zona.
En el área de Castilla-La Mancha, los pozos eran generalmente de planta circular, con profundidades mayores a los 6 metros, subterráneos su mayor parte y revestidos con fábrica de mampostería, construidos con piedra local y argamasa de arena y cal. Además contaban con espacios auxiliares (17) que almacenaban el agua que se utilizaría para congelarla en invierno.
En la capital sabemos que existieron hasta cuatro pozos de nieve, y cerca de 40 se estiman en la provincia, pero es el denominado pozo de la Huerta del Alcázar, el que cuenta con mayor cantidad de información y referencias escritas, y el único que se mantiene en la actualidad, junto con otro situado en Campo de Criptana.
Encontrado en el torreón en el año 2007 tras unas reformas realizadas en un colegio, es un pozo de nieve del siglo XVI, cuando ya el alcázar no existía, situado en lo que se conocía como “huerta del alcázar”, con una capacidad de 120.000 litros y un diámetro de 6-7 metros, una altura de 10-12m y 120m3 de capacidad.
Al ser una zona de huerta, era muy rica en cuanto a distribución alimentaria. Además, la puerta del torreón, a unos metros de este colegio, era zona de entrada y salida de mercancías en la época, con lo que se facilitaba la distribución. Esto explica su localización.
La explotación de este recurso está
documentada hasta el siglo XX, pues los pozos empiezan a desaparecer a mediados
del s. XIX con el inicio de la época industrial, ya que comenzarán a fabricar
las primeras máquinas de hielo.
CONVENTOS
Convento de La Merced
Bajo este convento se han encontrado elementos subterráneos. Durante su reconstrucción fueron abiertas dos cuevas y un pozo. Una de las cuevas, situada bajo las cocinas, destinada al almacenamiento de tinajas, y la otra como fresquera (18).
La imagen de la izquierda pertenece a uno de los accesos a las cuevas. La superior derecha coincide con una de las cuevas, aquella utilizada como refugio durante la guerra, mientras que la inferior derecha responde a la fresquera utilizada por los monjes según cuentan en el propio convento.
Además sabemos que, por testimonios de distintos ciudadrealeños, incluido un antiguo alcalde de Ciudad Real, el convento contaba con una red de galerías que conectaba el edificio de forma subterránea con algún otro punto de la ciudad, pero durante el proceso de obras de rehabilitación se ordenó su cierre, por lo que desconocemos qué restos quedan y hacia donde conectaban, aunque se piensa que sería con la Catedral y Santiago.
Según un hombre que trabajó durante la
Guerra Civil en esta localización, durante unas excavaciones para agrandar una
de las cuevas utilizadas como refugio antiaéreo se encontraron lo que podemos
apreciar en la imagen vecina (a día de hoy tapiado), hecho corroborado por uno
de los pintores que colaboró en las obras de rehabilitación.
Las Terreras (antiguo Convento de las Concepcionistas Franciscanas)
De este convento se sabe que existen
galerías y criptas en sus sótanos, pero se ha hecho imposible acceder a él pues
se encuentra abandonado y no se han encontrado imágenes.
(13) Fundadores de la
Orden de Calatrava.
(14) Situados al final
de este trabajo como un anexo.
(15) Convento de las
Concepcionistas Franciscanas.
(16) Neveros, neveras, cases de neu o elurzulos según las
zonas.
(17) Acequias, pozos, balsas ó albercas.
(18) Lugar de la casa fresco y ventilado destinado a conservar alimentos.
CRISTINA GRANDE RIVERO
TRABAJO FIN DE GRADO – ESCUELA
TÉCNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA DE SEVILLA GRUPO A – ANA DIANEZ, NIEVES
MARTINEZ, TEÓFILO ZAMARREÑO.
2018, SEVILLA
No hay comentarios:
Publicar un comentario