martes, 15 de noviembre de 2011

LA ORACIÓN DE LA PUERTA DE TOLEDO




La Puerta de Toledo, declarada Monumento Nacional en 1915 y emblema de Ciudad Real, recibe este nombre al estar situada en el Camino Real de Toledo a Sevilla. Comenzó su construcción en tiempos del Rey de Castilla y León Alfonso X en el siglo XIII y terminada en tiempos de Alfonso XI en 1328.

Es la única puerta que se conserva de las seis puertas y los dos portillos con que contaba el recinto amurallado Ciudad Real, que rodeaba a la ciudad por donde hoy día esta la ronda de circunvalación, con unos 4,5 Km. de perímetro, en cuya fortificación se había comenzado en 1297. Según las crónicas, llegó a tener hasta 130 torres en su amplio perímetro, mostrando en la mayor parte la mampostería y el ladrillo.


Oración situada sobre el matacán de intramuros

Es una construcción de estilo gótico mudéjar que tiene dos cartelas de piedra, la del arco ojival del matacán de entrada (extramuros), aparecen las armas de Castilla, y en la que mira a la ciudad (intramuros) tiene una inscripción en latín con caracteres monacales del siglo XIV. Esta es una oración que tradujo, en 1891, D. Casimiro Piñera y Naredo cuando era Canónigo de la Santa Iglesia Prioral, antes de ser consagrado años después como Obispo-Prior. La oración en latín y castellano dice lo siguiente:

Latín:Visita, quoesumus Domine, habitationem islam et omnes insidias inimici ab ea longe repelle: Angeli tui Sancti habitantes in ea nos in pace custodiant; et Benedicto tua sit super nos semper, salva nos Omnipotens Deus, et lucem tuam nobis concede perpetuam, Dominum Nostrum Jesum Christum, filium tuum. Agtum (Actum) est hoc Era MCCCLXVI, Regnante Domino Alfonso, Ilustrisimo Rege”.


Oración traducida en letras monacales por D. Casimiro Piñera y publicada en la “Historia documentada de Ciudad Real”, escrita D. Luis Delgado Merchán en 1907

Español:Visita, oh Señor, te lo rogamos, esta morada, y aparta de ella todas las asechanzas del enemigo: tus Santos Ángeles nos guarden en Paz á los que habitamos en ella, y tu bendición sea siempre sobre nosotros. Sálvanos, oh Dios Omnipotente, y concédenos tu eterna Luz, Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Fué hecho esto en la Era de mil trescientos sesenta y seis, reinando el Señor Don Alfonso, Rey Ilustrísimo.

Esta oración se rezaba en nuestra Catedral por los Canónigos en las horas canónicas, a completas, pero que con el tiempo se dejo de rezar perdiéndose así una bella oración que nuestros antepasados dejaron labrada en la Puerta de Toledo y que estaría bien que se recuperada en el coro catedralicio.


Oración publicada en la misma obra en latín y castellano

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