sábado, 8 de octubre de 2016

EL PORTA-PAZ DE CIUDAD REAL Y SU SECUESTRO



En el libro “Historia del Porta-Paz de Ciudad Real” cuyo autor es el joven investigador José López de la Franca, se dice toda la verdad del caso, y el propio, prologuista Juan Adriasens, con su bello texto, lo confirma, el libro editado por Iniciativas, S.A. e impreso por Angama, Artes Gráficas, S.A., bien cuidada su edición y con un buen aporte de documentación gráfica e histórica sugiere el lector un apasionante deseo de entrar en su lectura y adquirirlo. Su autor, José López de la Franca, le ha sabido dar una buena redacción y además, ha dejado sin cerrar muchas e interesantes preguntas que todavía, a pesar de los años transcurridos preguntas que todavía, a pesar de los años transcurridos nadie ha contestado.

El tema, sin duda, apasiona al lector que desee entrar en el conocimiento de la historia reciente de España y de nuestra ciudad. La joya catedralicia del Porta-Paz, pieza del tesoro de la iglesia, de gran valor histórico, recamada de oros, platas y piedras preciosas, es una pieza única que determina como era el patrimonio de la Iglesia en nuestra ciudad, compuesto además, por óleos, esculturas de imágenes y otros enseres de culto que fueron robados o quemados dentro de los mismos templos. A esto se suma el saqueo y el expolio de las obras de arte en aquellos días de 1936.

La historia de la magnífica joya del Porta-Paz, es una historia triste que nos traslada a un tiempo de rencores y envidias y a una sociedad en quiebra su moral. El autor nos lleva paso a paso por los acontecimientos con mucha seguridad, que prueba que cuanto escribe tiene el sello de autenticidad. El texto del libro no es novelesco ni fantasioso sino todo lo contrario, es analítico, y los comentarios, producto de una reflexión que se afianza y justifica con documentos. Saca a la luz, a los personajes más destacados que intervinieron en el expolio del Porta-Paz, así como aquellos otros que se ha ocupado de mantener ocultas las joyas y después su devolución a la autoridad autonómica, de una manera sospechosa. Algo parece haber de misterio en esta devolución porque sólo se devuelven unas cuantas piezas del Porta-Paz y no la totalidad. Esto hace que las dudas se incrementen cada día más.

En el libro hay un capítulo dedicado al inventario del tesoro catedralicio (1963). Todo lo que se relaciona está documentado. Lo demás se perdió en el año 1936. En esta relación, hay alhajas, joyas de oro y platas, así como piedras preciosas de gran valor. Todos son objetos regalados a la Virgen del Prado por devotos de la ciudad y de otros lugares. En total, 137 piezas, obras de los mejores artistas de la orfebrería. Se aclara en el libro que los objetos señalados con los números del 1 al 12, fueron recuperados en 1939, que se encontraban depositados en la caja fuerte del gobernador civil de Ciudad Real en aquella época, don David Antona Domínguez. Del 13 al 82, fueron nuevas donaciones hechas desde 1940 a 1963. Entre ellas están aquellas que se utilizaron para confeccionar la corona imperial de la Virgen y del Niño y del rostrillo.

Y capítulo también importante es el fotográfico puesto que con él se aprecian las horas perdidas: el Porta-Paz robado y expoliado y las piezas que han sido devueltas a la autoridad civil de la región. Así también, fotografías de los personajes que intervinieron directa o indirectamente en el saqueo de la catedral y que tuvieron responsabilidades en aquellos momentos en los que se cometió el atropello. El libro es, por sí solo, un documento histórico, gracias a las investigaciones de este joven, López de la Franca, encariñado con su ciudad y atento a defenderla de cualquier atropello de carácter artístico o arquitectónico que, con cierta frecuencia suele padecer por causa de su propio desarrollo.

A esta legítima defensa del patrimonio del propio autor del libro, nos obliga a unirnos para evitar que la vorágine del momento en que vivimos, acabe con nuestro patrimonio. Somos conscientes de que una ciudad en desarrollo, soporta todas las maquinaciones de desaprensivos que sólo miran su enriquecimiento. La belleza de la ciudad es patrimonio de todos y a su defensa estamos obligados. Este libro, algo nos dice de nuestra ignorancia. La ciudad merece una atención preferente.

José González Lara. Diario “Lanza”, viernes 23 de julio de 1999, página 4.


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