lunes, 31 de octubre de 2016

NOTAS HISTÓRICAS DEL CEMENTERIO DE CIUDAD REAL


 
Aspecto que ofrecía la puerta de entrada al cementerio de Ciudad Real hasta los años sesenta del pasado siglo XX

La costumbre de dar sepultura a los difuntos dentro de las iglesias fue peculiar de los cristianos, y una prueba muy singular del poder de la superstición sobre la razón humana y aun de los sentimientos más propios de la religión. Constantino “el Grande” erigió un templo y expresó su deseo de ser enterrado en su pórtico, lo que aprobó el patriarca de Oriente. Como la práctica comenzó por los ricos o poderosos, hay sobrada razón para inferir que el interés por parte de los ministros de la Iglesia, fue permitiendo gradualmente el abuso. No obstante, un concilio español del año 563, ordenó expresamente que no enterrase a nadie en las iglesias. Muchos años después tal orden fue olvidada. Así pues, el Gobierno español, a principios del siglo XIX, decide prohibir el enterramiento en iglesias y conventos, no ya en el interior de los templos sino en el exterior, como se venía haciendo en las respectivas parroquias de Santa María (Catedral), San Pedro Apóstol y Santiago Apóstol de nuestra capital, tal como recogía la Ley de 11 de noviembre de 1811.

El gobernador político Superior de la Provincia de La Mancha D. Pedro Laynez, así lo expresa al Ayuntamiento de Ciudad Real el 2 de marzo de 1821, con lo siguiente “…Si por falta de cementerio no pudiesen cumplir con lo prevenido, procederán inmediatamente con el acuerdo del cura párroco, del médico y el cirujano, en señalar una ermita o edificio que se halle fuera del pueblo y se cera más a propósito para este objeto… y que el párroco proceda en 24 horas a la bendición del sitio que se señale… las anteriores disposiciones deberán cumplirse en el término de ocho días, de lo contrario me veré precisado a imponer una fuerte multa, y es necesario la pronta construcción de un cementerio municipal convenientemente situado…”.

Nosotros creemos con seguridad que fue utilizado el cementerio de la ermita de San Lázaro, al final del parque Gasset (donde estuvo muchos años un bar al aire libre llamado “El Tropezón”). Esto es evidente, porque el Cementerio Municipal no fue inaugurado hasta 1834, costeado por el municipio con las 2/3 partes del presupuesto, y por 1/3 parte por las parroquias. Y sabemos que el primer enterramiento que consta en los libros data del 12 de marzo de 1864, perteneciente a la difunta Antonia Fernández. (No existen libros de enterramientos de años anteriores, posiblemente extraviados o destruidos). En este recinto o camposanto recibieron y reciben su descanso eterno miles de ciudarrealeños de todas las condiciones sociales, tales como artistas, políticos y algún militar de renombrado prestigio.

A título anecdótico terminaré con unos datos curiosos: nuestro cementerio ocupaba en 1996 el tercer lugar más caro de España en servicios funerarios, el octavo en otros tipos de servicios, el mismo lugar, en alquiler de un nicho y el segundo lugar de coste de servicio funerario completo (Datos ofrecidos por la OCU). Todos los datos de investigación que aparecen en este trabajo fueron extraídos del Archivo Histórico Municipal de Ciudad Real y del Semanario Pintoresco Español de 1855.

José Golderos Vicario. La Tribuna de Ciudad Real, martes 31 de octubre de 2006


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