domingo, 9 de junio de 2019

JOSÉ MAESTRO, ALCALDE REFORMADOR



Adrian Pérez, concejal del Ayuntamiento, y Belén Víctor, su viuda, conocieron en público y en privado a aquel alcalde socialista y republicano, reformador de la ciudad, y compartieron con él sus desvelos por mejorar la estructura urbana, económica, sanitaria, educativa y laboral de Ciudad Real. Participaron con él de aquella  inquietud tan grande como los resultados que se obtuvieron.

Nunca los vecinos de Ciudad Real hubieran imaginado que iba a venir un señor de Salamanca, socialista para más señas, capaz de entregarse en cuerpo y alma a esta plaza para desterrar las condiciones infrahumanas en las que estaba sumergida, y orientarla de manera que pudiera convertirse en una ciudad acogedora y cómoda para que dejara de ser un pueblacho inmundo.

Desgraciadamente sólo duró tres años aquella corporación municipal y aunque quedan importantes huellas, los cincuenta restantes marcaron senderos muy diferentes.

Un folleto explicativo de los veinte primeros meses de gestión socialista es sumamente indicativo del talante demócrata de José Maestro.


ACCESIBLE Y POPULAR

CUENTA Adrián Pérez que ambos solían reunirse muchas noches después de cenar y daban largos paseos mientras charlaban y observaban las necesidades urgentes de la ciudad. La gente se le acercaba y él nunca ponía impedimentos. En cuanto a su carácter, Adrián Pérez dice: "era terriblemente impaciente, quería resolverlo todo rápidamente. Cuando no había nadie disponible él mismo hablaba con quien fuera necesario (en el Ayuntamiento o en el domicilio del contribuyente en cuestión). Así fue como consiguió que la propietaria del inmueble que hace esquina con las calles Toledo y Calatrava, cediera gratuitamente una parte de su finca para que pudiera acometerse la obra de ensanche que permite el tránsito de autobuses y camiones".

Una de sus preocupaciones era quitar el Ayuntamiento del emplazamiento actual, consideraba que era un tapón sin sentido y sugería el frente norte de la plaza, actualmente ocupado por dos ópticas, un bar y otros establecimientos comerciales".

"Una cárcel nueva, un campo de deportes, la desviación de la línea férrea , la conclusión de obras emprendidas por la corporación anterior como el Grupo Escolar Pablo Iglesias y la Cooperativa de viviendas Higiénicas y Baratas (hoy Ciudad Jardín), la creación de la Casa de Socorro y la Audiencia sirven como botón de muestra". Pepe Maestro quería grandes avenidas para Ciudad Real, soñaba con que desde el Parque de Gasset se viera el Ayuntamiento. Con él se emprendió la apertura de la avenida Nakens (hoy Obispo
Esténaga), que conecta el Grupo Pablo Iglesias con la calle Alarcos; proyectó también el edificio del mercado".


MODERNIDAD CON CLASE

Los ejemplos citados anteriormente quedarían incompletos sin citar otras obras como la Casa Fuertes, el Cine Proyecciones, el Salón Olimpia, el Banco Español de Crédito, las construcciones del parque (Palomar, Biblioteca y 'Glorieta de Gasset), obras que "mantienen un parentesco inequívoco con los lenguajes formales modernos", como ha escrito el arquitecto José Rivero. Y es que José Maestro era un entusiasta de la modernidad con clase.

Fue importantísimo para la vida local la conducción de aguas desde el pantano de Gasset, y el alcantarillado. Francisco Pérez en un manuscrito que estaba preparando cuando falleció definió así la situación posterior a 1931: "los niños ya no morían de colitis o disentería; ni se padecía el tifus como enfermedad endémica. Las mozas ya no tenían que romper el hielo de un pilancón antes de lavar y hermosear su cara.

Comenta Adrián Pérez que "cuando llovía las calles se convertían en cenagales que cubrían hasta el tobillo; la corporación dirigida por José Maestro consiguió que se pavimentase la mayoría".

En materia de inspección sanitaria fe realizó una labor exhaustiva. Sancionándose las adulteraciones con una severidad desconocida hasta entonces. Consiguieron del Estado una subvención por valor de 171.244,044 pesetas destinadas a paliar el Paro Obrero, y fue el Ayuntamiento de Ciudad Real uno de los primeros que en España implantaran la Oficina de Bolsa de Trabajo.

En materia de sanidad se prohibió que los animales convivieran en casas de vecindad, porque en algunas se daba el caso de que existían verdaderos rebaños.

Para la elaboración del pan empleaban agua de pozos, en las que, generalmente, había filtraciones de silos o basureros próximos; los obreros trabajaban en virtud del exceso de calor, casi en cueros, protegiéndose únicamente con telas de saco y carecían de cuartos de aseo; el pan se depositaba en el suelo o en tablas sucias; no existían escupideras.

A partir del 31 el pan comenzó a elaborarse con aguas potables, los obreros desde entonces trabajaron con peto y gorro blanco, se instalaron cuartos de aseo y en los pisos enlosados se colocaron escupideras.

Reformas de este tipo se produjeron en barberías, hoteles, fondas y toda clase de establecimientos necesitados de unas condiciones de higiene imprescindibles.


CONTRARIO A LAS DIETAS

Adrian Pérez le acompañaba en casi todos los viajes oficiales. El primero que hicieron en compañía del Secretario del Ayuntamiento fue a Madrid. Cuando terminaron las gestiones pararon a comer y en el momento de pagar, Pepe Maestro abonó la cuenta. El Secretario le sugirió que después le pasase la factura a lo que Maestro respondió que de ninguna manera y añadió: "la comida la pago yo y si esta noche vamos al teatro pagaremos a escote las entradas". Dice Adrián Pérez que el Secretario se quedó asombrado porque esta era una práctica absolutamente inusual.

Cuentan también que el pueblo le adoraba, pese a ser la primera vez que estaban bajo el mandato de un Ayuntamiento de izquierdas y además con mayoría absoluta, sin oposición por parte de la derecha. Las dudas se disiparon tras los veinte primeros meses de gestión, y no sólo eso sino que el pueblo estaba sumamente satisfecho. Hasta el punto de que quisieron hacerle un regalo que al mismo tiempo sirviera para inmortalizar a aquel alcalde que tanto estaba mejorando la vida loca1.


FAROLA DE LA DISCORDIA

Por suscripción popular se pagó una farola diseñada por el arquitecto Gayá que llevaba adosado en una de sus caras un retrato en bajo relieve obra del escultor López Salazar y en otra una inscripción dedicada a su labor. Llegó a ser la "farola de la discordia" por la división de opiniones que entonces se produjo en el partido socialista; la moralidad de la época hacía dudar sobre la conveniencia de que un socialista aceptase regalos de este tipo.

Adrián Pérez defendió a capa y espada el objeto del homenaje porque no sólo se lo merecía, se cumplía el deseo de los ciudadanos y además embellecía la ciudad. La moción de censura presentada en la Casa del Pueblo no prosperó y la Farola Homenaje se colocó en la calle Alarcos ante la Casa Fuertes.

Pero el " maestro Adrián "- como cariñosamente le llaman no había terminado su defensa por la farola en 1934. Cuarenta y nueve años después, cuando resultara elegido concejal en las municipales de 1983 reanudó, junto sus compañeros de partido, una serie de propuestas para que, aquella farola que tras la guerra civil otros alcaldes arrinconaron en un lugar insignificante de la ciudad, volviera a su lugar, restaurada y con un relieve nuevo, ya que el original quedó destrozado por la guerra.

Pasados tres años de insistencia constante el Ayuntamiento capitalino aprobó por mayoría en un Pleno la restauración y el traslado. Encargaron al escultor Fernando Kirico la creación de un nuevo relieve con el retrato de José Maestro, y en el mes de octubre de este mismo año se inauguró. Asistieron a este homenaje póstumo su viuda y la plana mayor de las autoridades locales y provinciales.

El emplazamiento actual está muy cerca del primitivo en la glorieta donde confluyen las calles Obispo Esténaga y Postas, ante la actual Delegación de Sanidad.

La inauguración de la farola restaurada ha supuesto un gran motivo de satisfacción para todos los socialistas, y muy especialmente para Adrián Pérez, uno de los mejores amigos que tuvo José Maestro en Ciudad Real.


UN ALCALDE INOLVIDABLE

José Maestro nació en Salamanca en el seno de una familia humilde. Su padre era sastre y murió muy joven. Su madre quedó con cuatro hijos y embarazada. Pasaron grandes dificultades económicas por lo que se trasladaron a Madrid en busca de trabajo. Pepe Maestro tenía 6 años cuando esto ocurrió, al principio se hizo monaguillo y el párroco le cogió mucho cariño, le enseñó a leer y a escribir, se hizo vendedor de periódicos, aprendiz de joyero manual... Pero sus aspiraciones eran grandes y dejó la Joyería para trabajar en una clínica dental.

Como aprendiz de protésico trabajó en Valladolid, mas tarde se trasladó a León y empezó a vivir solo a la edad de diecisiete años. Pensó que donde más podría aprender sobre esa profesión era en Estados Unidos y como necesitaba dinero para el viaje aceptó la oferta de un dentista para trabajar en Ciudad Real. Pero una vez aquí le convencieron para que se quedara.

Abrió una clínica con un dentista y en ella conoció a Belén de la que se enamoró intensamente. Tras seis meses de noviazgo le pidió que se casara con él. Pepe Maestro era impetuoso y poco amigo de esperas. Además estaba seguro de que sería la mujer de su vida.

Belén pertenecía a una familia acomodada de derechas, y antes de aprobar la boda pidieron informes sobre aquel forastero. Se encontraron con que quienes le conocían le apreciaban por lo que un tío suyo, que hacía las funciones de su padre desde que éste falleció, se ofreció para apadrinar a la novia.


UN MARIDO MARAVILLOSO

Doña Belén, como todo el mundo la llama, dice que vive de los recuerdos de su esposo. "Al principio él estaba más enamorado de mí que yo de él. Me gustaba muchísimo pero tenía mis reservas. En poco tiempo me entendió tan bien que me captó para toda su vida y también para toda su muerte".

Si en público era extraordinario, en privado era maravilloso: " Tan sencillo, tan cariñoso, tan desinteresado", cuenta la viuda, " Entonces yo tenía un capital, pero él no pensó en ello ni en nada. Después ya casados me decía: Belén si yo hubiera sabido el dinero que tú tienes no te hubiera pretendido".

"Trabajaba una barbaridad, desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche y después se iba al Ayuntamiento. Yo me iba con él y le esperaba en el despacho del Secretario". "Cuando tenía que viajar siempre que había sitio le acompañaba".

Se casaron en mayo de 1925. Sólo durante once años pudieron disfrutar aquella felicidad que truncó la guerra.

"No le gustaba que me quedara en casa sin salir, me animaba para que visitara a mi madre y a mis hermanos, incluso ir al cine; había veces que yo iba a ver una película y si era buena, por la noche, volvía con él".

"Siendo alcalde le acompañé una vez que fue a ver a Cirilo del Río, entonces ministro de Agricultura, y en la antesala le esperé. Allí había tres o cuatro diputados provinciales de derechas que eran de Ciudad Real, estaban esperando también para ver al ministro. Como me quedé fuera cuando mi marido entró se acercaron y me dijeron: "Belén cuanto daríamos porque Pepe estuviera en nuestro campo; a mí me tenían por derechista, y les dije; " Yo no concibo a mi marido nada más que como es y si cambiara me llevarla una desilusión".


DIPUTADO PROVINCIAL

Son pocos los que recuerdan que mientras fue alcalde, Pepe Maestro fue también diputado provincial. Gracias a su gestión se consiguió un quirófano fabuloso para el Hospital Provincial. Entonces en España sólo había otro igual en Valdecilla, Santander.

Pepe Maestro era un entusiasta del progreso, de la modernidad con clase. Tenía una visión de futuro privilegiada. La urbanización del Torreón, por ejemplo que se ha hecho cuarenta años después de su muerte, ya se había proyectado mientras duró su mandato.  
Los seis años de la carrera de medicina los hizo en dos y obtuvo sobresaliente de nota media. Estudió en Salamanca. Fue este motivo lo que le impulsó a dejar la alcaldía en 1934, y como la terminó en el 35, volvió a la política, esta vez para ser Diputado en Cortes.

Desde el Parlamento se encargó a una Comisión, en la que se le incluyó a él, que fuera a Valladolid a impedir el levantamiento de aquella ciudad. Parece ser que les estaban esperando y fueron víctimas de una emboscada.

Revista “Mancha. Ciudad Real nº 23, III Época Dic. 86-Ene.87”.

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