miércoles, 5 de enero de 2022

UN INTENTO FALLIDO DE RECONSTRUIR LAS ALMENAS DE LA PUERTA DE TOLEDO EN 1921

 



PROYECTO DE OBRAS DE CONSOLIDACIÓN Y AISLAMIENTO DE LA PUERTA DE TOLEDO EN CIUDAD REAL

 

Ponente: ILMO. SR. D. VICENTE LAMPÉREZ.

 

Excmo. Señor:

 

Esta Real Academia ha examinado el expediente remitido por V. E. a su informe, relativo al proyecto de obras de consolidación y aislamiento de la Puerta de Toledo, en Ciudad Real.

Al proyecto, que contiene los documentos reglamentarios, y está firmado por el Arquitecto D. Telmo Sánchez, acompaña un oficio del Ministerio, en el que se copia parte del informe que emitió la Junta facultativa de Construcciones civiles sobre el mismo.

En la Memoria se hace la historia del edificio, mandado construir por Alfonso X el Sabio, en documento que expidió a su paso por la entonces Villa-Real, en 1262; entre cuya fecha y la de 1297, en que Gil Pérez, Alcalde de la Villa, libraba cantidades para construir ciertas murallas, debió ser levantada la Puerta de Toledo, pues la fecha de 1328, que da la lápida empotrada en el muro del Sur, no niega que la Puerta pudiera haberse comenzado anteriormente. Sigue en la Memoria otra parte destinada a la descripción y al estilo arquitectónico. Por aquélla, y por los detallados planos que acompañan, se conoce que el edificio consta de un vano flanqueado por dos torres de planta rectangular, cubierto el paso que aquél forma por dos bóvedas de crucería. El arco que está hacia Toledo es de herradura; el que da hacia la ciudad es tómido-apuntado, y los de las bóvedas son apuntados. Dejan estas ranuras para los peines o rastrillos, y tuvo, además, puertas atrancadas. Por una escalerilla embebida en un torreón se sube a una azotea con barbacana; pero en el estado actual, no es fácil deducir si tuvo sobre aquélla otro piso, ni cómo fueron las almenas y merlones que la defendían, a pesar de subsistir algunos de éstos. En las fachadas hay sendas lápidas: una contiene la Oración de Completas; otra, el escudo de Castilla y León. El edificio es de ladrillo y sillarejo. En cuanto al estilo, es claramente mudéjar. Viene Juego en la Memoria el plan de obras que se propone ejecutar, a saber: el aislamiento del monumento, derribando dos trozos de la muralla antigua para formar una plaza alrededor, dando circulación lateral, y prohibiéndola por el vano, el rejuntado y sustitución de sillares que están en mal estado; la restitución de las almenas; el solado de la azotea y la construcción de una garita que cubra el desembarque de la escalera.

Haciendo caso omiso de los demás documentos del proyecto, que se refieren a las partes técnica y económica de las obras, cuyas cuestiones no le competen a esta Real Academia, pasa al extracto del dictamen de la Junta facultativa de Construcciones civiles. Encuentra está bien el rejuntado y recalzo de las partes que están malas, en lo que sea absolutamente preciso para la conservación del monumento, el rejuntado de la bóveda, el solado de la terraza y los muretes de protección del desembarque de la escalerilla, y el aislamiento, cortando la muralla a dos metros de los torreones para que quede bien amparada. Pero no aprueba la Junta la ejecución del almenado, pues no existiendo datos para deducir cómo fue el coronamiento primitivo, y teniendo el que ahora se propone escaso sabor morisco, no es el más a propósito para el monumento, por lo cual, la Junta opina que debe oírse a esta Real Academia. 




Ordenado así por la Superioridad, cúmplela expresar su opinión, que es como sigue:

No es la vez primera que la Corporación se ocupa del monumento de Ciudad Real. En 11 de Noviembre de 1914, el numerario, ya fallecido, Excmo. Sr. D. Adolfo Fernández Casanova, informó en el expediente incoado para su declaración de Monumento nacional. Extensamente se exponía en su escrito que Villa-Real levantaba sus murallas en 1297, aunque la Puerta de Toledo se construyó algo después, en 1328, según la inscripción grabada sobre el arco interior; que el edificio es un ejemplar típico en el concepto arquitectónico-militar, por cuanto contiene los elementos defensivos usados en la época; de muy atractivo aspecto, si lo consideramos desde el punto de vista estético, por la belleza del conjunto, y de subido valor histórico, por ser testimonio de la protesta de la villa Realenga contra la absorbente Orden Militar de Calatrava, señora de la región; por todo lo cual, debe ser considerada como Monumento nacional. Acordado fue así por Real orden de 4 de Febrero de 1915, quedando con ella reconocida oficialmente la importancia que atesora.

Ya lo había sido, y lo fue luego por los escritores que de esta Puerta se habían ocupado. Quadrado y La Fuente, en su libro Castilla la Nueva; Ramírez de Arellano, en el suyo, Ciudad Real Artística; Amador de los Ríos (R.), en su Toledo, entre otros. Todos, siguiendo la lectura de la arriba mencionada inscripción, hecha por Delgado Merchán y por Piñera, aceptan el año 1328 para el de la erección, defiriendo en esto de la fecha que da el Sr. Sánchez, anterior en treinta y un año. En lo que hay conformidad es en las alabanzas al monumento, señalándolo como típico de un estado social, de una época histórica y de un estilo arquitectónico.

Laudabilísimo es, por tanto, el proyecto, ahora formulado, de aislamiento y reparación; aquél, por cuanto se evitará el tránsito rodado por el vano, causa principal de su deterioro, al par que dará al edificio mayor lucimiento; y la reparación, porque alargará su vida, tan cara para la historia y el arte españoles. En cuanto a los medios propuestos para lograr estos fines, esta Real Academia los encuentra acertados en su mayor parte. El aislamiento de la puerta, en el centro de una gran plaza, le da airosa situación; la conservación de los dos espolones de murallas laterales obedece a una necesidad, por cuanto su mayor altura sobre la muralla indica que son parte de la puerta, y, al par, su masa servirá de contrafuerte, convenientísimos para la estática de la construcción. Parece muy acertado, igualmente, el recalzo de muros y jambas, así como las demás obras menores propuestas por el Sr. Sánchez, y a las que ya dio su aquiescencia la Junta facultativa de Construcciones civiles.

Queda para discutir el coronamiento que el Arquitecto propone, consistente en un muro de defensa del adarve, corrido al mismo nivel por todo el perímetro, rematado por almenas y merlones, rectangulares éstos, perforados por sendas aspilleras y cubiertos por albardillas. La propuesta debe examinarse con detenimiento.

Desde luego, y previamente, la idea de completar el monumento con una parte nueva repugna a las actuales teorías restauradoras, que tienden a lo contrario en los monumentos que se llaman muertos (o sea fuera ya de uso social), entre los que ha de clasificarse la puerta ciudarealeña, tal como va a quedar.




En segundo lugar, ¿hay datos para tener por verídica la coronación que se proyecta? El Sr. Sánchez mismo, en su Memoria, expone sus dudas, aumentadas con la conjetura de que quizá hubo habitaciones superiores para cuerpos de guardia y para los mecanismos elevatorios de los peines. En efecto; a la vista de una fotografía del monumento, adviértese que en la actualidad, sobre una imposta nivelada, álzanse trozos de muros desmochados, de muy desigual altura, con restos en la parte sobre el vano, de algún merlón; haciendo sospechar si el segundo cuerpo tenía más altura sobre los torreones que sobre el vano, por razones de defensa. Y el ejemplo de las puertas mudéjares de la Herrería (o del Sol) en Toledo; de San Gil en Burgos, y de Madrigal de las Altas Torres (Ávila), da esa disposición como general según los preceptos militares de la época. Tenemos, por tanto, un desconocimiento de la primitiva coronación, que aconseja no adoptar una nivelada muy dudosa.

Veamos ahora el detalle de merlones y almenas. El Sr. Sánchez dice que los que propone están copiados de algunos que existen. Conforme con esto, sería preciso probar que ellos son los primitivos. Las torres mahometano-españolas o mudéjares, anteriores o contemporáneas a la de Toledo en Ciudad Real, tienen merlones de muy otra forma. Prescindiendo, por demasiado antiguos, de los escalonados de las obras del Califato, y almohades, de que hay muestra, aparte de los de las mezquitas de Córdoba y Sevilla, en la puerta de Sevilla, en Carmona, vemos en el mahometano recinto de Niebla que los merlones son prismáticos cuadrados, rematados por pirámides y sin aspilleras; de igual forma y terminación son los de la Puerta vieja de Bisagra de Toledo, acaso ya mudéjares (aunque lo más del edificio sea mahometano), y los de las conocidamente mudéjares de Madrigal de las Altas Torres (Ávila), y del Sol de Toledo, éstos con el aditamento de una pilastrilla en los frentes; sin que se pueda afirmar cómo fueron, por no existir ya, los merlones de otras puertas mudéjares, como la de San Gil en Burgos. Ejemplos son éstos que dan como muy dudosa, aunque no pueda decirse que como impropia, la solución propuesta en el proyecto del Sr. Sánchez para coronar la Puerta de Ciudad Real, ya en cuanto a su igual nivel, ya en cuanto a la forma de los merlones.

Ante estas dudas, y ante el criterio ya expuesto sobre las restauraciones de estos monumentos muertos de otras edades, que hoy impera, lo prudente es la abstención, y a ella se inclina esta Real Academia, apoyada, además, por varios precedentes. Entiende, pues, que esa parte del monumento debe dejarse como ahora está, limitándose la acción conservadora (y no restauradora) a coger con buen mortero los elementos disgregados, o a punto de estarlo, y cubriendo el trasdós de todos los muros y adarves con una capa de cemento que, sin percibirse desde abajo, los defienda de los ataques atmosféricos.

Y así, aislada y sin uso, recalzada y cubierta, y libre de aditamentos que por su juventud y discutible autenticidad arqueológica desdigan del histórico aspecto, la Puerta de Toledo, en Ciudad Real, se conservará en su vetusto y respetable estado.

Lo que, con devolución del expediente, tengo el honor de elevar al superior conocimiento de V. E., cuya vida guarde Dios muchos años. Madrid, 4 de Enero de 1921.-El Secreta1·io general, ENRIQUE M. a REPULLÉS y VARGAS.-Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes.

 

Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, segunda época nº57, Madrid 31 de marzo de 1921

 


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