Monumento
al rey Alfonso X el Sabio, fundador de Ciudad Real, en su antigua ubicación en
el centro de nuestra Plaza Mayor sobre un pedestal de granito
“Tuve
por bien que hubiese allí una gran villa y buena y que corriesen todos por
fuero y que fuere cabeza de toda aquella tierra. Y mandela poblar en aquel
lugar que dicen Pozuelo de Don Gil”. Así justificaba el rey Alfonso X la
creación de Ciudad Real en 1255. Breve pero original y justificado Plan
Estratégico para la ciudad del siglo XIII que se quería construir.
Ciudad Real, ciudad de intereses comunes
frente a los excesivos privilegios y particularidades de órdenes militares y
similares que habían tenido su poder en Alarcos y que había sido destruido, en
gran parte, por la derrota en aquel lugar. Es necesario partir de nuevo,
recuperar una nueva idea de ciudad surgida desde el poder real como poder que
trata de unificar criterios y territorios frente a la dispersión, probablemente
conveniente en unos momentos, de reconquista del lugar. Y se busca el lugar
donde hay agua, en el Pozuelo de Don Gil. Y se establece un principio legal de
orden y referencia, “que ayan el fuero de
Cuenca en todas cosas”. La ciudad surge así desde el poder político con una
voluntad de unidad con una decisión de aunar poderes, de crear un ámbito de
resistencia y convivencia común gobernado por lo general, superada ya la
división de poderes parciales económicos, militares y sociales.
La ciudad se localiza en ese cruce de
caminos, que una vez liberado el sur de España abre un camino comercial,
liberada la ruta Toledo-Córdoba que había dejado a un lado Calatrava La Vieja.
Y ello junto a la dinámica repobladora de la zona manchega y una voluntad de
dar a Ciudad Real carácter de capitalidad y centro comarcal. Y por ello les da “las aldeas de Ciruela, Villar del Pozo, la
Higueruela, Poblete y Alvalá”. Sentido de ordenación del territorio, de un
entorno próximo como cabecera comarcal. Sentido del conjunto de un territorio
próximo y sentido de la necesidad de comunicarse con el exterior como garantía
de desarrollo comercial y como centro de poder.
Y para ello plantea una ciudad pensada,
una ciudad planificada de acuerdo con una idea común, colectiva, que trata de
dar cabida a las necesidades del poder religioso, político y económico,
fortalecer la ciudad frente al exterior y crear las infraestructuras que
necesita la población. Hay una idea de ciudad previa a la realización y
construcción de los edificios que la conforman. Una idea pensada desde lo
común, comunicada con el exterior. Las puertas de Toledo y Granada marcan dos
ejes urbanos esenciales. Conjuntamente con ellos están los que unen la ciudad
con lugares más próximos (Alarcos, Ciruela, Calatrava). La plaza mayor es la
plaza de la ciudad, hay otros espacios urbanos abiertos pero no tienen carácter
de centro urbano que aquella tiene. La ciudad debe planificarse tener una idea
de conjunto de cómo quiere desarrollarse y ser ella desde el pensamiento propio
y desde una concepción común la que decide su desarrollo futuro. La ciudad no
puede ser la suma de intereses
particulares sino el lugar común donde esos intereses tienen cabida y control.
Los poderes públicos se instalan en la
ciudad: la iglesia con la catedral de Santa María, San Pedro y Santiago. Y las
órdenes religiosas con los franciscanos en la proximidad de la puerta de
Granada y los dominicos en la judería, ocupando la Sinagoga Mayor. Cuando la Inquisición
se traslade a Toledo serán ellos los que impulsarán el gran convento de San
Pedro Mártir (curioso santo y gran inquisidor). El poder político construye su
alcázar en las proximidades de la puerta de Granada. Estructuran de alguna
manera la ciudad, pero son sólo parte de ella, de algo más general y global.
Todo ello controlado desde el poder real
“et mando e defiendo firmemente que
ninguno non sea osado de y contra este privilegio de este mio donadío, nin de
quebrantallo nin de menguarlo en ninguna cosa, ca cualquier que lo fiziese
avrie my ira e pecharme en coto diez mil maravedís…”.
El libro “Singular idea del Sabio Rey Don Alonso, dibujada en la fundación de
Ciudad Real” del Maestro Don Joseph Díaz Jurado de finales del siglo XVII,
cuenta como años antes la imagen venerada por Alfonso VI decide,
milagrosamente, permanecer en el lugar llamado Pozuelo Seco que el caballero
Don Gil convertirá en lugar frondoso que se llamará Pozuelo de Don Gil, hermoso
prado que dará nombre a la “Virgen del Prado”.
Ese es el lugar que años después Alfonso
X elige para fundar la nueva Ciudad Real. Ciudad surgida de un sencillo pero
eficaz plan estratégico, original, en aquel prado de la virgen, pozuelo de don
Gil, territorio común con voluntad de servir a los intereses colectivos de
defensa, de convivencia y comunicación. Voluntad de ciudad, voluntad política
de vida en armonía y progreso.
Diego
Peris Sánchez (Diario Lanza, domingo 15 de agosto de 2004, página 2)
Plano
de Ciudad Real medieval, con sus edificios más importantes
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