Óleo
de la Fundación de Villa Real en el Pozuelo Seco de Don Gil de Alfredo Palmero
Inquietante tiempo, una Francia, una
Holanda que se oponen a una constitución de la Unión, en un incipiente y
desconcertado siglo XXI, donde la búsqueda en Ciudad Real, de un rey llamado el
Sabio, búsqueda primitiva en las claves de las urbes de la Castilla del siglo
XIII, fecha en que se funda la Villa Real, acontecimiento histórico que rodea a
un pozo reseco el de Don Gil, y un rey original que crea una incipiente ciudad,
por voluntad propia, sin otra protección
que el vuelo de los pájaros sobre la cabeza de aquellos antiguos ciudarrealeños
con setecientos y tantos años de antigüedad, en este 2005 año del IV Centenario
del Quijote, la autonomía, el Ayuntamiento y concejales buscan su identidad, en
una ciudad que sigue despejada y con los cielos abiertos al paso del AVE, el
pájaro moderno que hace de la villa del rey sabio el hermano Siamés que une a
esta hoy Ciudad Real a la urbe del centro del Estado Madrid, una villa entonces
dotada de la Carta Puebla, una ciudad hoy que sueña con lograr un esplendor,
una identidad, un prestigio, que lentamente propicia, que exalta aferrándose a
un gran escritor Cervantes, que da forma, que rubrica, que prestigia e
universaliza una tierra reseca, pero ancha, tan ancha como lo es Castilla,
donde Don Alfonso X el Sabio crea a cielo abierto, sin los castillos de las
poderosas órdenes de Calatrava, Montesa, Santiago y Alcántara… una humilde e
inaparente Villa, pero lo hace con boato, al menos así lo interpreto mi padre
en un óleo de carácter decimonónico que encargó al pintor Ameijeide, joven de
porte dintinguido, gobernador que fue en la época franquista de Ciudad Real,
lienzo que recuerdo perfectamente pintó hace décadas con ilusión el pintor, el
maestro almodovense y que aquí reproducimos según documento fotográfico del
archivo del Museo Palmero de Barcelona.
Permitidme que aventure esta definición
del lienzo, he dedicado mi vida a la pintura y cada día desconfío más de mi
propio talento para comprenderla y más del ajeno para imponerla, pero
recomiendo que el lienzo esté a buen recaudo, caso de deterioro, de no ser
Palmero, habría que buscar hoy a un pintor Fortuniano, ¡que no abundan!, pues
la modas huidizas rechazan el dibujo y la composición y Palmero, fue mimético y
soportó en la escuela de Madrid a un tiránico Sorolla, a un dulce y poético
Romero de Torres e incluso –por un solo año- el soplo de las ideas de Valle
Inclán como catedrático de estética que después de 365 días de sorprendentes
charlas y luz entre sombras como sus escritos, aunque no tenía nada seguro,
dijo a sus alumnos, uno Palmero… ¡como no soy un imbécil y no puedo repetir el
próximo año lo mismo, presento mi dimisión –me lo contó mi padre- y se quedó
sin sueldo, escribía en los cafés y Primo de Rivera (padre) temblaba con sus
escritos!
Conservad manchegos este óleo, la
Fundación de Villa Real en el Pozuelo Seco de Don Gil de Palmero.
Alfredo
Palmero (Hijo) Publicado en el diario Lanza el lunes 20 de junio de 2005 en la
sección opinión página 4.
El
óleo es propiedad de la Diputación Provincial y se conserva en el Palacio
Provincial
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