miércoles, 18 de julio de 2018

LOS 8 PRIMEROS DÍAS DEL MOVIMIENTO EN CIUDAD REAL (I)



LOS FUNERALES EN SUFRAGIO DE CALVO SOTELO – LEVANTAMIENTO EN AFRICA – LAS JUVENTUDES SOCIALISTAS UNIFICADAS COMIENZAN LOS CACHEOS – ANSIEDAD EN LOS ELEMENTOS FALANGISTAS – LOS MILITARES Y LA GUARDIA CIVIL, INDECISOS – TIROTEO EN LA “CASA DE LOS CORCHEROS” – EL FRENTE POPULAR SE ENCAUTA DE “EL PUEBLO MANCHEGO” – PRIMEROS REGISTROS EN LOS CONVENTOS Y CIERRE DE IGLESIAS – LA CASA DEL PUEBLO, AL SEMINARIO – COMIENZA LA EPOCA DE TERROR – LOS MILICIANOS EN LA PALACIO EPISCOPAL

Ciudad Real queda desamparada de fuerzas militares e inicia un calvario que había de durar 32 meses

Se cumple hoy diez años justos del Alzamiento Nacional. El 18 de julio de 1936 aparece, sin embargo, por la transcendencia de los hechos acaecidos, mucho más lejos de lo que en realidad está. Y para los que hubimos de aguantar en zona roja los 32 meses largos que duró la contienda, el recuerdo en estas fechas históricas se agiganta más, porque nos trae a la memoria el correr precipitado de los hechos de los que fuimos testigos en plena juventud. El objeto de estas líneas no es otro que el refrescar un poco a los ciudarrealeños lo que sucedió los ochos primeros días del Movimiento en nuestra capital. El simple relato, si acertamos a darle fuerza descriptiva, tendrá más valor que cuanto pudiéramos argumentar en tono de comentario y por ello, día a día, vamos a exhumar recuerdos, que están en la mente como si hubiera sucedido ayer.

El 13 de julio de 1936, el gobierno del Frente Popular asesina al Diputado monárquico por Renovación Española, D. José Calvo Sotelo, líder de derechas que más duramente criticó a la República 

LA PRIMERA NOTICIA

El asesinato del jefe del Bloque Nacional, don José Calvo Sotelo, ha conmovido a la opinión antimarxista. Ciudad Real, que había tenido la suerte de escuchar su brillante palabra en un memorable acto público que llenó los dos teatros, ha sentido en lo más hondo este crimen ordenado por el propio gobierno, y organiza unos funerales, que se celebran a las nueve de la mañana del día 18 de julio, en la Iglesia Parroquial de la Merced. Tradicionalistas y Renovación Española son los que tuvieron la iniciativa, a la que se suman inmediatamente los afiliados a Falange Española y a Acción Agraria Manchega y aun otros elementos, que sin figurar inscritos en ningún partido, tienen suficientemente probada su oposición al Frente Popular.

A la salida se comenta entre los numerosos grupos la noticia que algunos hacen publica de haber estallado un movimiento militar en África, noticia que es confirmada inmediatamente por Radio Madrid, con una nota oficial del Gobierno Republicano.

El día va transcurriendo con la natural ansiedad en los elementos falangistas y de derechas, que procuran tener contactos entre sí, aunque falta una dirección que encauce los deseos de hacer algo. Por la tarde, en la Redacción de “El Pueblo Manchego”, recibimos por teletipo algunas noticias no para ser publicadas, que nos informan de la extensión que va teniendo el Movimiento. Pero el periódico ha de salir a la calle, después de pasar por una rigurosa censura, con la simple nota oficial del gobierno, que asegura haber dominado casi por completo la sublevación.

Por la tarde y por la noche siguen las gestiones y las instancias para que la Guardia Civil reparta armas a elementos falangistas y de otros partidos, pero nada se consigue. Mientras tanto, en la Casa del Pueblo la actividad es extraordinaria y ya casi de noche nos enteramos que están repartiendo armas, principalmente a los afiliados a las Juventudes Socialistas Unificadas. Se cierra la noche con las mayores inquietudes y todos desean que llegue pronto la solución a esta incertidumbre.

Casa de los Corcheros en la calle Calatrava, lugar donde se desarrollaron los sucesos de la mañana del domingo 19 de julio, entre milicianos del Frente Popular y Falangistas 

TIROTEO EN “LA CASA DE LOS CORCHEROS”

El 19, domingo, los fieles acuden a los templos para cumplir con sus deberes religiosos, pero el ambiente se ha enrarecido más, porque ya patrullan por las calles jóvenes marxistas y libertarios armados con pistolas y escopetas, que aprovechan para atemorizar a algunos transeúntes, en sus continuos cacheos a aquellos que consideran “fascistas”. A pesar de ello la gente sigue saliendo a la calle, aparentando una normalidad que no deseaba ser turbada. Poco había de durar esta calma aparente.

En el número 11 de la calle Calatrava, precisamente donde ahora se levanta un grupo de viviendas protegidas de la Diputación, estaba situada la llamada “Casa de los Corcheros”, donde tenía su residencia habitual la familia Mayor, uno de cuyos hermanos, Amadeo, ostentaba el cargo de Jefe de Falange Española. Aunque Amadeo llevaba ya algún tiempo en la cárcel, en su casa continuaban celebrándose las reuniones de los falangistas, bajo la dirección siempre de Miguel Aguinaco, que había sido enviado por José Antonio para organizar las milicias de Falange. Los jóvenes de las J. S. U. no ignoraban esto, y un grupo de ellos quiso a eso de las doce proceder a un registro en casa de los Mayor. Con Aguinaco se encontraban entonces unos cuantos falangistas: Manolo Prado, Ruyra, Valencia, Cambronero y algún otro. Naturalmente que la orden de Aguinaco fue la de oponerse al registro, Y empezó el tiroteo.

Se produjo confusión, pues la gente no sabía lo que sucedía exactamente, llegando a decir que estaban disparando  desde “El Pueblo Manchego”. De la Casa del Pueblo y de varios lugares más de la ciudad acudieron rápidamente grupos de escopeteros, que fueron recibidos a tiros por los muchachos falangistas, dispuestos a impedir que asaltaran la casa. Y no hubiera sido fácil la empresa si algunos números de la Guardia Civil no llegan a acudir al lugar del suceso, donde intervinieron, hasta que alcanzado el bravo Aguinaco de un cerrero disparo cundió el desaliento en los demás y la resistencia se dio por terminada. Lo que sucedió después se explica en cuatro palabras: las turbas querían acabar allí mismo con los “fascistas” y milagrosamente la salvaron, aunque después, en los primeros días de asesinatos, pagaron cara su valerosa conducta.

Francisco Aguinaco, Falangista asesinado el 19 de julio de 1936 en Ciudad Real en la Casa de los Corcheros, por milicianos del Frente Popular 

EL PUEBLO MANCHEGO, INCAUTADO

Renace la aparente calma en el resto del domingo, si bien las personas de derechas se recluyen en sus casas, porque la ayuda que han pedido a quién podía dársela no llega ni llegará ya. Se empieza a tener noticias de los sucesos ocurridos en la noche del 18 al 19 en Puertollano y de los desmanes que se han iniciado en algunos pueblos.

Amanece el día 19 con variación escasa sobre el anterior. El gobernador civil se ve presionado por los representantes de los distintos partidos que integran el Frente Popular. Y una de las primeras medidas que se toman, ya a media tarde, es la de incautarse del periódico “El Pueblo Manchego”, por el que sentían especialísima predilección los elementos republicanos y marxistas, pues no en vano había mantenido con toda gallardía sin límites una rotunda oposición a cuanto significaba el gobierno republicano socialista y su modo de actuar. Apartados el director y el redactor-jefe para evitar incidentes desagradables, se encarga de la espinosa cuestión el redactor señor Morales, que recibe la visita de un Inspector de Policía y del delegado del Frente Popular para dirigir el periódico, Francisco Colás, acompañado de otros dos o tres elementos. Levantada el acta correspondiente, los talleres quedaron en su poder y varios de los obreros fueron expulsados también a los pocos días. No es preciso decir que el 19 no salió el periódico a la calle y que cuando lo hizo al día siguiente, con colaboraciones entusiastas de algunos, fue para lanzar a los cuatro vientos unas pretendidas victorias alcanzadas por las fuerzas republicanas, que luego se vio no llegaron a lograr nunca.

Diario Lanza, Ciudad Real jueves 18 de julio de 1946

 
Las juventudes del Partido Socialista Unificado, comenzaron a sembrar el terror en Ciudad Real, la mañana del 19 de julio de 1936

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