lunes, 6 de diciembre de 2021

CIUDAD REAL, HISTORIA VIVA ESCONDIDA EN EL SUBSUELO A TRAVÉS DE SUS CUEVAS Y GALERÍAS (I)

 

Cueva existente en el Museo Municipal Elisa Cendreros



Cuenta la leyenda que hace varios siglos Ciudad Real estaba comunicada por el subsuelo a través de una red de galerías subterráneas donde se escondían inconfesables secretos a la vez que servían de escondite y de vía de escape para muchos habitantes cuando eran perseguidos, entre ellos los de la población semita que convivía y trabajaba en el incipiente barrio de la Judería

 

Historia o mito, realidad o ficción, lo cierto es que la capital manchega contaba con un importante número de cuevas y de galerías bajo el suelo, las cuales eran utilizadas como bodegas, como carboneras, para preservar alimentos o almacenar los productos perecederos, para guardar dinero u otros objetos de valor, o bien sirvieron de refugio antiaéreo durante los ataques sufridos durante la Guerra Civil española.

Actualmente Ciudad Real cuenta con un importante número de estas cuevas y galerías (a pesar de que algunas de ellas fueron cegadas, tapiadas o destruidas al no sobrevivir al paso del tiempo o a la especulación inmobiliaria). Y este legado representa todo un patrimonio por descubrir y por conocer en una ciudad que puede sentirse orgullosa de su pasado y de la historia que han podido vivir sus ciudadanos a través de los siglos.

El doctor en Historia por la Universidad de Castilla-La Mancha, Francisco Javier Morales Hervás, indica que “prácticamente desde siempre se conoce que hay cuevas en Ciudad Real, una ciudad que presenta un manto calizo en el subsuelo, circunstancia que fue aprovechada para hacer cuevas casi de forma natural y que llegaron a ser muy numerosas en el pasado”.


Una de las tres cuevas del Museo Municipal Elisa Cendreros



Este historiador explica como desde prácticamente la fundación de Ciudad Real, sobre todo a partir del Renacimiento, en los siglos XV y XVI, “muchas casas aprovecharon esas características para hacer bodegas en la parte inferior de sus viviendas”. Incluso, en algunos casos, “se aprovecharon esas oquedades para utilizarse como pozos de nieve”, con el fin de convertirlos en una especie de refrigerador natural.

Para Morales Hervás, Ciudad Real “contaba con bastantes cuevas porque se han podido documentar un buen número de ellas. Y precisamente este hecho es una demostración de que esas construcciones o subestructuras eran muy abundantes en la ciudad. De hecho, donde estaba la Judería, que era por la zona de la calle La Mata y Lirio, se han visto bastantes”.

En este sentido explica que “ya sabíamos de la existencia de muchas de esas cuevas, el problema es que la mayor parte se destruyeron, como tantas otras cosas en Ciudad Real capital, allá por los años 60 y 70 cuando empezaron a construirse edificios. Bien es cierto que tampoco había esa sensibilidad que existe hoy en día. Y cuando se hicieron esas construcciones, sobre todo cuando empezaron a hacerse garajes, desaparecieron gran parte de las cuevas. Y el problema no es solo que desapareciesen, sino que en muchos casos ni siquiera se llegaron a documentar”.

Por este motivo “encontramos referencias que se han ido transmitiendo de forma oral, pero que, en numerosos casos, no se han podido conservar”. Por el contrario “hay muchas otras cuevas que sí se pudieron documentar, pero, o bien se encontraban muy deterioradas o estaban prácticamente vacías, sin contener restos”.

 

Una de las cuevas del antiguo convento de los mercedarios hoy Museo de la Merced

 



Un buen ejemplo de las cuevas que hay en Ciudad Real, según Morales Hervás, aparecieron “cuando se empezaron a construir los edificios que hay alrededor del Centro de Salud del Torreón, muy próximos a la zona donde se encuentra el arco del Torreón y en la zona en la que sabemos que estaba el Alcázar, y que iba más o menos desde donde está el arco del Torreón hacia la puerta de Granada y la calle La Palma. En ese lugar, cuando se fue a construir alguna de esas viviendas se encontraron restos de cuevas, algunas de las cuales estaban bastante bien edificadas, ya que probablemente estuviesen vinculadas con el Alcázar. Y no se trataba de la típica bodega que hacía un señor en su hogar, sino que presentaban unos arcos mudéjares de ladrillo visto bastante llamativos y bien conservados”.

Precisamente el historiador Francisco Javier Morales Hervás ya participó en la excavación de una de las cuevas que hay por la zona del Torreón en la calle La Palma, allá por los años 90, y que “probablemente formarían parte de las dependencias del Alcázar”. Desde su punto de vista, “estas cuevas eran bastante llamativas, pues estaban reforzadas por vistosos arcos mudéjares y en donde aparecieron interesantes restos de recipientes cerámicos de los siglos XV-XVI. Se trata de un tipo de cuevas que se sale un poco de la norma, porque las otras eran más sencillas, como para darle un servicio doméstico a unas viviendas que en muchos casos eran de ciudadanos normales. A pesar de ello, en algunos casos sí que se sabe que las cuevas se encontraban debajo de las casas de las familias nobles y pudientes que había en Ciudad Real”.

En esta línea apunta que donde estaba el antiguo Casino de Ciudad Real, “hace unos años el Ayuntamiento recuperó unos bajos que probablemente, o al menos esa es mi hipótesis y la de algunas personas con las que he hablado, lo que están haciendo es reutilizar cuevas antiguas, porque no tiene sentido que para un edificio como el antiguo Casino, que tiene una sola planta, se hicieran esos cimientos tan potentes. Y probablemente cuando el arquitecto Sebastián Rebollar fue a hacer ese edificio, se encontrase eso y lo usase como yacimiento. Pero no porque lo hiciese cuando se acometió la realización del antiguo Casino ya que en esa zona, la que está alrededor de la Catedral, que era donde estaban las viviendas de los hidalgos como la famosa casa de Hernán Pérez del Pulgar, había viviendas de mayor rango, con lo cual las cuevas que se hacían eran más elaboradas y tenían una solidez mayor”.

Morales Hervás considera que “es posible que en algunas viviendas aledañas o colindantes de Ciudad Real sí que pudiese haber algún tipo de comunicación entre las cuevas o galerías, pero de ahí a decir que se podía ir por pasadizos secretos para escapar creo que es más fruto de la imaginación o de la leyenda”.


Otra vista de las cuevas del Museo de la Merced

 

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