lunes, 28 de febrero de 2022

HACE UN SIGLO EL CARNAVAL NO CONTABA CON EL RESPALDO SOCIAL DE LA CIUDARREALEÑOS, ALGO QUE SIGUE OCURRIENDO EN LA ACTUALIDAD

 



El día de ayer, primero de Carnaval, estuvo algo desanimado, aunque hizo un día propio de primavera.

Las carrozas y coches engalanados brillaron por su ausencia.

Esta noche dará su anunciado baile la sociedad Benavente, reinando gran entusiasmo entre los socios.

El salón de la Sociedad Obrera, ha sido artísticamente engalanado.

Mañana, en el mismo salón también dará su baile de máscaras la sociedad Cervantes.

Ambas sociedades otorgaran bonitos regalos a los mejores disfraces.

 

Diario “Vida Manchega”, Ciudad Real 27 de Febrero de 1922

 

domingo, 27 de febrero de 2022

LOS DERROTEROS DEL CARNAVAL, HOY

 




Es tiempo este de Carnaval y por tanto es lícito y también muy apropiado hablar y escribir del carnaval que no carnavalescamente, pues ello supondrá escribir desordenadamente y con las mismas licencias que el pueblo se toma en estos días o se tomaba, porque parece ser que, según van los tiempos, el carnaval de hoy deriva hacia otros derroteros que no son precisamente aquél los que le dieron su razón de ser en la historia.

Hoy el carnaval se da más al fasto que al libertinaje de otros tiempos remotos, pues no en balde era un paréntesis en el tiempo, en el que lo licencioso y lo libertino cobraba, siquiera fuera por unos días, la categoría de imperio entre todas las clases sociales y lo mismo subía el carnaval a los palacios más fastuosos que descendía a las casas más humildes, pues todo el mundo aprovechaba ese período para criticar, para santizar, para desgobernar lo que hasta el momento había sido más o menos bien o mal gobernado.

Se dice que los orígenes del carnaval hay que buscarlos en las Saturnalias que eran unas fiestas paganas que se celebraban en Roma en honor del poderoso Saturno, protector de las legiones, y en la que los esclavos eran sentados a la mesa de los señores y se les permitía toda clase de licencias. Pero se afirma inmediatamente que las fiestas carnavalescas clavan más bien sus raíces en la mitología griega de la que derivaron los juegos báquicos y que lo que hicieron los romanos fue adaptar aquellas fiestas orgiásticas, a su gusto.

 



En la Edad Media, aparece D. Carnal que es una mitología equívoca puesto que, realmente la palabra, como la propia "carnaval", "carnestolendas" "antruejo" o muchas otras, lo que, en verdad, quiere designar es el período en que, ante la próxima prohibición de la Cuaresma, se puede comer carne. Lo que ocurre es que, al designar a ese período como carnal o D. Carnal, se le imprime un significado lascivo al ampliarlo a lo profano, a satirizar, sobre todo, las costumbres o la norma, en todo lo relacionado con el sexo, según el sentido religioso de la época, y el carnaval toma principalmente estas características que, sin dejar de ser licenciosas, como lo fueron las fiestas romanas, se dan más a lo carnal como un último suspiro de lo mundano, ante el recogimiento próximo de la conmemoración de la Pasión de Cristo, en el que, por su naturaleza, todas las pasiones mundanas deben adormecer para dar paso al sentido de amor fraterno con que ha de celebrarse la Semana Santa.

De ahí que algunos autores consideren el Carnaval como un hijo pagano de la tradición cristiana. Cara Baraja lo afirma al referirse a la celebración del Carnaval en la forma que adquiriera en las oscuras fechas de la Edad Media y que, en definitiva, ha sido el carnaval tradicional que se desarrollaba en las ciudades europeas, donde, sobre todo, en Roma, Venecia, París y Colonia, en Alemania, lo han venido celebrando con desenfado sin igual las gentes.

Los Carnavales han sido por igual celebrados multitudinariamente y perseguidos por la autoridad reinante en cada momento, según el antojo de esta autoridad y a causa de acontecimientos lamentables que tuvieron históricamente, su oportunidad en el carnaval. Sin embargo, desde Roma esta fiesta desenfadada, alegre, intencionada y multicolor, que es el carnaval tradicional, está y ha estado siempre muy arraigado en las gentes desde los lejanos acontecimientos mitológicos.

 



Las prohibiciones temporales de los carnavales, han hecho que, en sus sucesivos resurgimientos, estas fiestas paganas, hayan salido fortalecidas, si bien a lo largo de la historia se han sucedido derivaciones que alejan, cada vez más, a los carnavales de sus características primigenias.

Los carnavales, hoy, tras las repetidas vicisitudes que han sufrido, no se parecen en nada a los de antaño. Hoy se organizan espléndidas y multicolores cabalgatas en las que el ingenio humano, antes dedicado a satirizar determinadas costumbres y normas impuestas por el establecimiento oficial de cada momento, se vuelca y rivaliza ahora en creaciones artísticas alusivas a hechos históricos o de rabiosa actualidad y parece concederle menor importancia a la sátira ingeniosa, que se reduce, en casos excepcionales, a ser emitidas en certámenes competitivos. Hay cierta decadencia de la murga, de la charanga, de la copla festiva, de la sátira intencionada que ponía en solfa leyes y demás disposiciones oficiales, precios de las cosas, costumbres y, sobre todo en ciudades de población media o pequeña, a personajes, ya fueran estos de política, que generalmente era el objetivo más frecuente, del arte o de las letras. El carnaval era eminentemente popular y callejero. Ahora se ha metido en las carpas y, muy tímidamente, se le ve en las calles tomando a chacota la seriedad, a veces tan poco seria, de la autoridad.

Tradicionalmente, el carnaval ha sido risa, desenfado, independencia y mala uva, pero sobre todo, el ingrediente que debe tener un buen carnaval es la risa y, generalmente, dentro de una espontaneidad protagonizada tanto por el decir, como por el vestir. 'Hoy día los carnavaleros se han decidido por el lujo, el brillo, tal vez por estar amarrados, como está la sociedad misma, al costumbrismo y al paternalismo oficial que le dará más oropel, pero le resta intencionalidad y risa.

Las peñas organizadoras del Carnaval de Ciudad Real, por ejemplo, están más al porcentaje de cooperación económica de los organismos y entidades. Más a la proporción de las subvenciones del Ayuntamiento, que a la liberalidad con que, con su propio ingenio y desenfado, si fuera independiente, debiera sacarle carnavalescamente los colores a los distintos estamentos de la sociedad que, por cierto, brindan, con su actuación cotidiana y pública, más que suficiente materia para la bufonada crítica.

Emilio Arjona, Revista “La Empresa”, Año II. Nº 4 febrero de 1992



sábado, 26 de febrero de 2022

TEORÍA DE UNA CIUDAD

 

Plaza del Pilar en los años sesenta del siglo XX. Fotografía Herrera Piña



Era una tarde de primavera. El avión correo Madrid-Sevilla se había desviado de su ruta, y en aquel momento volábamos sobre mi ciudad. Es la pequeña capital de una provincia grande. Dista treinta minutos de vuelo -y más de treinta leguas de “suelo”- de la villa y la corte. A vista de pájaro, parecía tener cierta forma de corazón. Su punta sería la Puerta de Toledo, y estaría dividida en cuatro grandes “cavidades”, por las calles de Granada,-Ruiz Morote- Audiencia y Toledo, cruzadas por las de Calatrava-Feria-Postas y Alarcos. Ante esta visión, vuela también mi pensamiento e imagino una interpretación de la historia de la ciudad.

Pienso que toda su historia, ha sido una constante lucha entre el jardín y las calles y casas; entre la flor y la piedra puesta artificialmente -y otras veces artificiosamente- por el hombre.

Hay  tres tiempos en esa lucha; tres momentos en el crecimiento de la ciudad. Pozuelo de Don Gil o “El Pilar”, Villarreal o “El Prado” y Ciudad Real o “El Parque”.

Al principio, unos cuantos habitantes del sitio de Alarcos, cabe el Guadiana, tuvieron que retirarse de aquel paraje por ser insano debido a las fiebres palúdicas. Aquellos pastores se replegaron una legua y algo más hacia el este, cerca de un pozo donde pudieran tener agua abundante. Allí pusieron un pilar para dar de beber a sus ganados. Las pequeñas flores que hasta entonces crecieron libremente, al ser pisoteadas por los rebaños -y por el hombre- desaparecieron, para marcharse a un prado frondoso que existía a unos centenares de metros de aquel lugar. El pilar de abrevar el ganado, dio nombre a una Plaza del Pilar, en donde todo el suelo es duro. Duro, porque apenas hay flores. Inhóspita la plaza, porque las acacias raquíticas, no invitan mucho a pasear bajo su sombra. Es una plaza de paso hacia la Estación, hacia los jesuitas, y en el verano, hacia los cines. A su alrededor se levantan gran número de oficinas; de particulares, de Compañías, de organismos públicos, terrazas de los bares y, sobre todo, establecimientos bancarios: negocios, transferencias, cheques, vencimientos, letras (que resulta que son números) … una plaza, en fin, con mucho “interés”.




El jardín se fue al Prado. Sobre su verde hierba crecían los grandes árboles. Un día, en la copa de uno de ellos, apareció una paloma; mejor dicho, una Virgen en forma de paloma. Era la Virgen del Prado, que desde entonces es la Patrona de la ciudad. Pronto se le construye su camarín, después su ermita, luego su iglesia, y más tarde su Catedral. La ciudad se viene hacia el Prado. Ya es Villa-Real por obra y gracia de Alfonso X el Sabio. Las calles y casas cercanas adquieren sabor realengo y aristocrático. Alrededor del Prado se construyen palacios señoriales como los de los marqueses de Casa Treviño, Castellanos, Huétor de Santillán -¡aquí nació Hernán Pérez del Pulgar, el de las Hazañas!- y el de Villamedina. Las calles se llaman Reyes, Real, Infantes, Juan II…

La de “Caballeros” es el límite con el barrio latino que pudiéramos llamar. En sus alrededores están los centros culturales. El Instituto, la Escuela Normal y de Comercio; las Bibliotecas de la Diputación, del Casino y de Treviño. Por allí vivían catedráticos como Balcázar, Corrales, Bernabeu y Calatayud; el pintor Andrade, el poeta Barreda y el historiador mártir Obispo Estenaga.

El jardín del Prado es escudo y libro. Es intelectual y heráldico. Por cimera tiene la fachada principal de la Santa Iglesia Prioral (las cuatro Ordenes Militares).




Sus jardines son los cuatro cuarteles del escudo. Con sus árboles de verdad, con sus fuentes de verdad, y con algún perro -lobo- andante, que cruza hacia la calle de Morería. Allí está el sinople verde del césped, el gules encarnado de las rosas rojas, el azur azul de las miositis (que da mote al escudo “no me olvides”), el oro de las margaritas y el plata del surtidor cristiano. Cadena que rodea al escudo es la barandilla de hierro que limita el paseo y hace de respaldo del asiento de piedra que le circunda por tres de sus lados; cadenas que dicen que por estos lugares estuvieron los reyes de España…

Sobre el tejado de la Catedral, cientos y cientos de palomas son como la escolta y el recuerdo permanente de aquella otra que se posó en tiempo remoto, en el árbol del Prado. Hubo un alcalde que quiso llevárselas al Parque a un palomar hecho para ellas, y todas desaparecieron.

Tercer tiempo de nuestra historia. Los aligustres del Prado se están secando. Es cierto que hay árboles, que hay flores y que hay fuentes, pero el jardín está prisionero, por la argolla de hierro de su baranda, por las calles que le rodean y por las casas. El jardín tenía que crecer y no podía derribar estas casas cargadas de historia. Se fue.

Se fue buscando el camino que trajeron los primeros pobladores, en dirección a Alarcos, y en la Puerta de este nombre el jardín se convirtió en Parque. Aprovechó la vieja carretera de sus gruesos árboles convirtiéndola en ancho paseo. Puso fuentes, estanques, monumentos y pérgolas, anchos y rectos paseos y otros estrechos haciendo curvas simétricas bajo las tulipas sombras de los árboles que cruzan sus ramas. Puso rosaleras y miles de flores en el suelo y macetas; el agua corre abundantemente por sus regueras.

El parque estaba amenazado por una tenaza de hierro: el ferrocarril. A un lado, las instalaciones accesorias de la Estación; al otro lado, la línea tendida hasta la capital del reino. Paralela a esta última, la carretera, a cuya vera comienzan a edificarse las Casas Baratas.




El Parque ha echado “raíces”. Ha conseguido que quiten el ramal de hierro -la desviación de la directa-; que 1e separaba de aquellas casas, y ha atacado a la ciudad, por primera vez en su historia.

La ha atacado, y la ha vencido, pues ¿qué otra cosa es la Ciudad Jardín? En ella todas las calles tienen árboles, y todas las casas tienen su árbol, su fuente y su flor. El Jardín ha penetrado en la ciudad. Y para que la ciudad no penetre en el jardín ahí está de centinela ese copudo árbol, con su alfombra verde situado en la misma puerta de Alarcos. Está frente a frente con la columna de la Avenida de los Mártires que es el centinela de la ciudad.

Este árbol no deja pasar hacia su jardín el material de construcción, que para él sería de destrucción. No los deja pasar y los desvía hacia el Paseo de Cisneros y hacia la Ronda de Santa María.

Ese árbol es el límite entre el yeso, el ladrillo, el adoquín y el cemento, por un lado, y el agua, el césped y la flor por otro. Entre la farola y el árbol, entre la calle y el paseo, entre la flor y la piedra. En una palabra, entre la ciudad y el jardín.

Divisé el Guadalquivir y unos minutos más tarde volvía a aparecer este río ya con Sevilla entre sus brazos. Aterrizábamos en San Pablo.

Fernando Barreda Treviño , diario “Lanza”, jueves 14 de agosto de 1952

 


viernes, 25 de febrero de 2022

CIUDAD REAL Y EL CAMBIO DE SU FISONOMÍA

 



En más de una ocasión hemos escrito que quienes vivimos de continuo en Ciudad Real no echamos de ver el cambio de fisonomía urbana que está experimentando nuestra capital en los últimos años. Al menos no lo experimentamos con la intensidad de quienes llegan aquí de tarde en tarde. No hace muchos días tuve ocasión de saludar a un ciudarrealeño residente en Madrid, que no venía por sus conocidas calles hacía una buena temporada. Hombre que puede permitirse el veranear -hubiera escrito el “lujo de veranear”, pero yo creo que no es tal para quien está todo el año trabajando- es lógico que en verano no se decida a venir a la capital de la Mancha, donde él sabe bien cómo nos las gastamos en cuanto a temperatura.

 Y recordando viejos tiempos, de antes y después de nuestra guerra, nos fuimos a pasear por varias calles del Ciudad Real antiguo, con un poco de intención por mi parte, para recordar momentos evocadores de nuestra ya lejana juventud, y también, porque quería sorprenderle con un posterior recorrido por las calles que están sufriendo más importantes transformaciones. Al pasar por la calle del Lirio, por la plaza de las Terreras, por Cruz Verde y plazuela de Santiago, le hice saber el propósito de nuestro Ayuntamiento de mantener esa zona con su tipismo característicamente manchego -rejas y cal- aun a costa de tener que subvencionar a los posibles perjudicados. La verdad es que ningún buen ciudarrealeño se perdonaría que en estas viejas calles se construyera con líneas modernas. A mi acompañante la decisión le pareció de perlas y, lector de LANZA desde su fundación, tuvo un recuerdo para Julián Alonso, que tantas campañas llevó a cabo en nuestras columnas para defender todo el tipismo del viejo Ciudad Real.

 



El paseo siguió por Altagracia hasta la Puerta de Toledo, cuya reciente reforma elogió, lamentándose de que no esté iluminada por la noche esta reliquia del primitivo cerco amurallado de la Villa Real de Alfonso X el Sabio. Cruzamos por delante de la plaza de toros, que él no veía hacía muchos años y no sabía de su reconstrucción, recordando algún festejo que viéramos juntos en el centenario coso. Le llevé por Pedrera hasta salir a la calle del Carmen, donde ya le sorprendió gratamente la serie de nuevas edificaciones que iba encontrando a su paso. Y seguimos por Ángel Andrade -la antigua Azucena, de tantos recuerdos para él y para mí, por haber vivido en ella familiares de ambos muy queridos-, paseo del Prado, cuya reforma conocía en una rápida visita que hiciera a la Patrona,  para llegar a la zona que más transformación ha sufrido de la capital: el viejo callejón de Borja y el que cruzaba por detrás del antiguo mercado, escenario de no pocas peleas entre los chicos de la Plaza y los de la calle de Morería… ¡Qué de recuerdos para ambos!

Aquí sí me sentí un poco vanidoso del progreso urbano de Ciudad Real, aunque procure taparle algunos defectos, al parecer inevitables cuando de proyectar hacia el futuro -Un futuro a veces casi al alcance de la mano- se trata. Mi amigo tardó en entrar en situación. Le parecía excesiva altura la de a1gunos edificios. Le hubiera gustado que, en la plaza del Pilar, tan provinciana, se guardara relativa simetría. Yo le hice ver les inconvenientes de la especulación del suelo, que obligaba que determinadas solares supongan un lastre de mucha entidad para futuras construcciones y el que parte de aquellos hayan de ser cedidos por los constructores para el obligado ensanche de las calles circundantes, dado el aumento de circulación, que no sé a dónde va a llevar a las ciudades un tanto populosas. Y llegué a convencerle, al relatarle de pasada los muchos pros y contras que ha tenido que vencer nuestro Ayuntamiento hasta ver resueltos problemas urbanos que le fui enumerando y que quienes aquí vivimos nos sabemos de sobra.

 



Después, desde la plaza del Pilar; a esa hora cuajada de vehículos, como todos sus alrededores, nos subimos hasta la plaza de San Francisco. Mi intención era hablarle del Polígono del Torreón del Alcázar, que acabará con la vieja cochambre de tantas calles en las que estuvieron ubicadas las casas de mala nota. Pero de pasada le di cuenta de un posible proyecto, que espera sin duda a que el erario municipal disfrute de buena salud: la construcción de un aparcamiento subterráneo aprovechando el desnivel tan notable de dicha plaza y el derribo del grupito de casas que impide la visión, desde la misma, del templo de San Pedro.

Mi amigo y yo, antes de despedirnos, soñamos un poco con ver llevado a feliz realidad el proyecto del Polígono del Torreón, que yo le expliqué a grandes líneas. Le hice ver el empeño que ha puesto en ello nuestro alcalde y la actual Corporación Municipal y la buena noticia que aquél nos había dado a todos los ciudarrealeños dos días antes. Le informé de la posibilidad de una gran vía de dimensiones desusadas por estas latitudes, donde la del Rey Santo, por ejemplo, nos ha demostrado nuestra corta proyección de lo que debe ser una ciudad moderna. Y le hablé de la posible construcción en el citado polígono de un mercado, de un gran grupo escolar que permitiera hacer desaparecer el que hoy existe en la calle de Ramón y Cajal y que lleva el nombre del que fuera alcalde y director de la Academia General de Enseñanza, don Miguel Pérez Molina, en cuyo centro mi amigo había estudiado.

Por último, salimos a la antigua Granja, lugar de nuestras primeras correrías en bici. De lejos contempló el nuevo Instituto y le hice saber los proyectos de zona deportiva y de pequeña ciudad de enseñanza. La tarde se nos había ido charlando y la verdad es que estábamos molidos, pues el paseo había sido a pie. Le prometí tenerle al corriente, aunque por el periódico estará informado de la realización de estos proyectos. Y me encargó que, si era factible, hiciera saber su satisfacción por el notable cambio que había tenido ocasión de comprobar, en la fisonomía urbana de nuestra querida ciudad. Queda cumplido tu deseo. El mío es que pronto tenga ocasión de ponerte unas líneas comunicándote que las modernas máquinas están explanando las viejas calles que circundan el Torreón.

Cecilio López Pastor, diario “Lanza”, jueves 23 de noviembre de 1967

 


jueves, 24 de febrero de 2022

PRESENTADO EL LIBRO “50 LUGARES MÁGICOS DE CASTILLA-LA MANCHA

 



El antiguo Convento de la Merced acogió ayer miércoles 23 de febrero, a las 19 horas, la presentación del libro “50 lugares mágicos de Castilla-La Mancha”, del escritor y locutor de radio José Talavera.

En el libro, publicado por la Editorial Cydonia, el autor hace un recorrido por la región a través de algunos de sus lugares más relevantes e interesantes para el viajero. Son diez puntos por provincia y recoge todas las comarcas en las que se dividen las mismas.

En la mesa le acompañaron el jefe del Servicio de Cultura de Castilla-La Mancha en Ciudad Real, Enrique Jiménez, y el experto en tradiciones y leyendas provinciales, Emilio Martín Aguirre.

Este libro es un viaje por la comunidad de Castilla-La Mancha visitando lugares de leyenda, mitos y creencias populares. Así, desfilan por entre sus páginas seres fantásticos que pueblan sierras y valles, apariciones y milagros que transformaron las villas y ciudades, danzas rituales que se pierden en la noche de los tiempos y un sinfín de parajes marcados por lo sobrenatural.




Además de la lectura, que permitirá tener una visión panorámica de las leyendas y mitos más importantes de las cinco provincias castellano-manchegas, es un libro para viajar. Es así que cada capítulo contiene indicaciones sobre cómo llegar a cada uno de los destinos propuestos y las coordenadas para programar un GPS.

Es el primer libro sobre Castilla-La Mancha, de iniciativa privada, que sale a ni nivel nacional, de estas características

José Talavera lleva muchos años recopilando leyendas y misterios. Comenzó su labor en Radio Castilla-La Mancha, donde contó durante tres años un sinfín de historias de una región única. Ahora, en La Noche de Rosa Rosado, en Cope, lleva cuatro años descubriendo hechos, ficticios o no, de toda la geografía nacional.




Es licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Castilla-La Mancha, en el Campus de Albacete, ciudad donde ha pasado más de doce años, y ha estudiado cine y fotografía. Ha realizado distintos proyectos audiovisuales y libros como “Castilla-La Mancha y Nueva York en armonía”, con una exposición homónima inaugurada en Nueva York en 2016. Es autor también de los libros “Cuenca de leyenda”, “Albacete de leyenda” y “Ciudad Real de leyenda”. En noviembre saldrá a la venta “Guadalajara de leyenda” y ya prepara “Toledo de leyenda”, entre otros proyectos.

De la provincia de Ciudad Real, habla de Calatrava La Nueva como refugio templario, la tumba de Apolonia en Ciudad Real capital, El Santo Voto en Puertollano, el santuario de Las Virtudes en Santa Cruz de Mudela, Peña Escrita y La Batanera en Fuencaliente, El Cristo de Villajos en Campo de Criptana, la casa de la Inquisición en Villanueva de los Infantes, La maldición de Doña Justa en Guadalmez, el refugio de Santa Teresa en Malagón, y la viuda negra montañesa en Navas de Estena.



miércoles, 23 de febrero de 2022

HOY SE CUMPLE EL XXV ANIVERSARIO DE LA BENDICIÓN DE LA IMAGEN DEL SANTÍSIMO CRISTO ULTRAJADO Y CORONADO DE ESPINAS

 

El misterio de la Coronación de Espinas el día de su bendición el 23 de febrero de 1997



La Hermandad de la Coronación de Espinas, que procesiona la tarde del Domingo de Ramos, fue constituida el 1 de mayo de 1992 por un grupo de catequistas de la Parroquia Santa María del Prado (La Merced), aprobándose canónicamente sus primeros estatutos por el décimo Obispo-Prior D. Rafael Torija de la Fuente el 27 de septiembre de 1993.

Realizó su primera salida procesional la madrugada del Viernes Santo 1 de abril de 1994, con un paso de misterio que representaba el momento en el cual un soldado romano pone la corona de espinas a Jesús, obra del ciudadrealeño Francisco Ortega Fernández, y que fue bendecido el 23 de octubre de 1993, procesionado con él hasta la Semana Santa de 1996. Fue en este año cuando la hermandad decide encargar un nuevo paso de misterio al escultor sevillano Jesús Méndez Lastrucci, quien realizaría para la Semana Santa de 1997 las imágenes del Señor y dos soldados romanos.

 

La imagen del Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de Espinas en el taller de su escultor



El acto de entrega de estas imágenes, a una representación de la Hermandad que se desplazó a Sevilla, se produciría el 22 de febrero de 1997, en el Hotel “San Pablo” de la capital hispalense, lugar donde estaban expuestas las mismas. Este acto comenzó con la interpretación de obras sacras por parte de la Coral sevillana “Francisco de Asís”. Seguidamente el pregonero de la Semana Santa de Sevilla del Centro Cultural de los ejércitos, D. Francisco Peinado Andújar, dio la bienvenida a los asistentes, donde tras una bella disertación sobre la obra del escultor, moderó el acto de entrega. A continuación Jesús Méndez se dirigió a los asistentes, agradeciendo el trato recibido por la hermandad. Tras el escultor, D. José María de Mena, académico correspondiente a la real Academia de la Historia y de las Bellas Artes de San Fernando, amigo personal del bisabuelo del actual escultor, D. Antonio Castillo Lastrucci, hizo una maravillosa similitud entre el biznieto y bisabuelo. Por último, el Hermano Mayor, D. Jesús González Adánez se dirigió a todos los presentes en el acto.


La portada del programa de mano de la Semana Santa de 1997, reproducía una imagen de la nueva talla del Cristo



Al día siguiente, 23 de Febrero, festividad de San Policarpo, obispo y mártir, a las 06:25 horas de la mañana entraban, en el templo parroquial de Santa María del Prado (La Merced), por primera vez las imágenes, recogidas el día anterior en Sevilla, las cuales se bendecirían en la Eucaristía de las 19:30 horas de ese segundo Domingo de Cuaresma, cuya presidencia religiosa la ostentaba el Párroco y Consiliario de la hermandad,  Rvdo. Sr. D. Ubaldo Labrador Palomares, y concelebrada por el Rvdo. Sr. D. Manuel Haro Roldán, recayendo la presidencia civil en el entonces Alcalde de la ciudad y a la vez Presidente de la Asociación de Cofradías, D. Francisco Gil-Ortega Rincón, el Presidente de la Comisión Permanente de la Semana Santa D. Pascual B. Sánchez Ruiz, el escultor Jesús Méndez Lastrucci, y el Hermano Mayor D. Jesús González Adánez. Así mismo asistieron trece Hermanos Mayores y numerosos miembros de diversas hermandades y cofradías de la ciudad. La parte musical de la Santa Misa, estuvo a cargo del coro parroquial, y en el ofertorio, tras la bendición, Eva María Cobo Segade, cantó una saeta.

Al finalizar la Santa Misa, la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús Caído, interpretó en el interior del templo las marchas de “Sagradas Vestiduras”, “Cristo del Amor”, “Réquiem” y “Marcha Real”, con lo cual terminó el acto.

El paso de misterio procesionó por primera vez la madrugada del Viernes Santo 28 de marzo de 1997 a la 1 de la madrugada, portado a costal por 30 hermanos. 


Paso con el que procesionó los primeros años el misterio de Méndez Lastrucci

 

martes, 22 de febrero de 2022

LAS CASAS QUE SE CAEN (II)

 


LARGOS PLEITOS JURIDICOS

 

Cada expediente de declaración de ruinas supone una carpeta'" voluminosa conteniendo muchos documentos legales. Semejante proceso es-dilatado en el tiempo y a veces no llega a resolverse definitivamente antes de que se produzca el desplome. En la mayoría de los casos se inicia con una instancia del Ayuntamiento de que se declare en ruina un inmueble merecedor de tal calificación. Esta es la manera habitual en que se vienen produciendo el inicio de tales trámites. Es inusual que los inquilinos de un edificio afectado, salvo que la propiedad sea algún organismo oficial busquen voluntariamente esa situación, a no ser que los propietarios lo inicien con el fin de derruir un in mueble que no les produce beneficios económicos y en busca de rentabilidad a través de la venta del solar a una constructora. El municipio hace la declaración oportuna tras inspeccionar el edificio y a continuación informa, en caso positivo, de que debe procederse a su desalojo. Las partes afectadas, tanto propietarios como inquilinos hacen sus peritajes oportunos y puede suceder que la consideración de los daños que se achacan no sea la misma, por lo que se inicia un proceso que acaba normalmente en los tribunales de justicia, y con una duración indeterminada. «La intervención judicial en estos asuntos no puede ser saltada por el Ayuntamiento. Ni incluso en el caso de ruina inminente no se puede hacer nada sin una orden judicial, lo cual es un control  para que no se produzcan extralimitaciones administrativas» dice el concejal de Urbanismo al respecto.

En Ciudad Real podría haber actualmente más de 200 expedientes de ruina en trámite si se produjese la necesaria inspección técnica que en muchos casos no se produce. En la misma calle de la Zarza existen inmuebles de dudosa habitabilidad, con una antigüedad superior a la vida de sus ancianos inquilinos que al ser preguntados no recuerdan la fecha de construcción de sus casas, pero sí aseguran no haber recibido nunca la visita de alguien del Ayuntamiento». Actualmente tenemos previstas diez demoliciones de casas declaradas en ruina inminente», y que para Vicente Romero como responsable de esta área en la Corporación Municipal “esperemos tener resuelto en dos o tres meses, quitando los peligros más graves”. A lo largo de este año 1988 se procederá a derribar otros diez edificios más, aproximadamente.




Una demolición puede oscilar en su coste económico entre las 500.000 y los 2 millones de pesetas, dependiendo del volumen edificativo a derruir. «El Ayuntamiento no debe cargar con ese gasto. Lo debe repercutir en los propietarios», según el responsable municipal. En total el erario público de Ciudad Real se gastará en el presente año unos diez millones de pesetas en las casi veinte demoliciones previstas; aunque el montante económico debería correr a cargo de los propietarios, que por lo general es quien habita este tipo de viviendas no parece disponer de la solvencia necesaria para asumir el gasto, o bien por parte de los «retraídos» constructores que fuesen a edificar en esos solares.

El derribo no provocado mecánicamente del Inmueble número siete de la calle de la Zarza es considerado por Vicente Romero como una cuestión de “suerte pues habría sido demasiada mala suerte el que hubiese afectado a algún crío del colegio de enfrente. Sin embargo, el Ayuntamiento acepta sus responsabilidades, cargando con ellas y con las consecuencias» que pudieran derivarse.

El Ministerio fiscal no ha planteado ningún tipo de demanda jurídica al respecto, no ha habido acción popular contra nadie. El destino ha hecho que no se produjesen daños personales que entonces sí habrían iniciado algún tipo de actuación jurídica A pesar de la “inexactitud” de la ciencia arquitectónica, sería necesario algún tipo de control inspector para disminuir riesgos y utilizar las figuras legales que se encuentran a disposición de los administradores públicos, como es la orden de ejecución», con la cual si algún tipo de edificación plantea problemas de conservación se puede ordenar una solución que ataje el asunto, a pesar de que el “tema no sea rentable desde el punto de vista político, en ab soluto”. Antes, por supuesto, se debe haber inspeccionado el inmueble.

Eulalio Román Labrador. Diario “Lanza”, 4 de febrero de 1988





lunes, 21 de febrero de 2022

LAS CASAS QUE SE CAEN (I)

 

Imágenes de demoliciones en la calle de la Zarza. Fotografías Liberto López de la Franca

 


La caída de parte del inmueble localizado en el número siete de la calle de la Zarza, el pasado 15 de enero, puso de actualidad la situación de numerosas edificaciones antiguas que se encuentran en grave deterioro físico. En total el Ayuntamiento de Ciudad Real tiene sobreseído expedientes de ruina para cerca de cuarenta edificios, pero existen algunos más que a pesar de su estado no han sido inspeccionados nunca por los servicios técnicos municipales. La responsabilidad directa de cualquier edificación corresponde a los propietarios, aunque el último responsable es siempre el Ayuntamiento. Como en cualquier otra materia la vivienda y la construcción son acciones y omisiones humanas, jamás es Dios quien sustenta las casas para evitar que su desplome cause desgracias, ni el diablo quien las tira para producirlas.

 

La calle de la Zarza, como ejemplificación de un crítico estado de abandono que también se produce eh otras zonas o inmuebles dispersos por Ciudad Real, saltó a la actualidad informativa hace escasas semanas, poniendo al descubierto una realidad de viviendas y edificios antiguos, en algunos casos con expediente d~ declaración de ruina y en otros de habitabilidad dudosa y que no han pasado nunca por inspección técnica alguna.

El edificio en cuestión, desplomó parte de sus estructuras sobre la vía pública en la mañana del pasado día 14 de enero, a escasos metros del colegio de EGB San Francisco Javier, y poco después de que los alumnos de ese centro hubiesen abandonado la calle incorporándose a clases. Incluso la caída de esa zona de la vivienda correspondía al trozo sin habitar, pues otras estancias estaban ocupadas en esos momentos por algunos de los propietarios. La «suerte» hizo que no se produjesen desgracias personales de ningún tipo. Las causas del derrumbamiento parecen ser que se debieron a la cuantiosa lluvia caída en días anteriores lo que provocó que la composición de cañizo y barro que formaba sus tejados se mojara hasta extremas de sobre pesar en exceso y provocar que las cerchas que apuntalan la estructura de vigas de la cubierta arrastrara en su caída a algunos paramentos verticales.

No existe inventario o relación de edificaciones que, recoja el estado de habitabilidad de las viviendas. “Tenemos una legislación tercermundista en España”, a este respecto, según afirma el arquitecto José Rivero. A pesar de ser un derecho reconocido internacionalmente, algunas capas sociales se encuentran habitando en condiciones precarias con graves riesgos para la integridad física de los moradores e incluso para los paseantes de la vía pública.

Actualmente se reconocen unos cuarenta expedientes de ruina clasificados en el Ayuntamiento, y con el firme propósito de acometer su desalojo y posterior derribo, si éste fuese preciso. Corresponde a la institución municipal las competencias de semejante declaración, tras haber procedido al peritaje sobre la situación arquitectónica en que se encuentran las viviendas “sospechosas” de merecer tal catalogación, ya que no existe criterio legal que haga reconocimiento del tal situación.




Un expediente de ruina puede ser de dos tipos: 1.-lncipiente, y 2.-lnminente. En el segundo supuesto se debe proceder, con la Ley del Suelo y los tres Reglamentos complementarios sobre Urbanismo en la mano, a su desalojo en evitación de peligros potenciales. Este se debe producir tras las compensaciones económicas o del tipo que determine la ley, para posteriormente acometer el derribo de estructuras, de manera inminente si se considera que su caída física pudiese provocar daños para los transeúntes o los inquilinos.


RESPONSABILIDADES

La responsabilidad primera es de los propietarios del inmueble.

El Ayuntamiento da a conocer su resolución tras la inspección técnica sobre las condiciones arquitectónicas del edificio instando a los dueños para que si se reconoce la necesidad de su demolición aquéllos procedan a la misma. “El Ayuntamiento tiene una misión tutelar, aunque no puede hacer dejación”, dice Vicente Romero, concejal de Urbanismo. En el caso de una declaración de ruina inminente el alcalde tiene la facultad, según le otorga la Ley del Suelo en vigor, de comunicar y ordenar su derribo en el plazo de 24 horas.

Esta potestad es aplicable sólo para casos extremos, aunque según el arquitecto José Rivero “al Ayuntamiento le corresponde el cometido de controlar el estado de las edificaciones”. Esto no se produce en la realidad siempre, pues en numerosas viviendas visitadas por LANZA en la pasada semana, y que a los ojos de un profano deberían encontrarse bajo control y seguimiento de su estado no se ha producido ninguna inspección por parte de equipos técnicos del municipio. “El problema no es la escasez de medios, pues actualmente se cuenta con cinco aparejadores y un arquitecto”, según Rivera, “sino a la dejadez municipal. Probablemente es que estén volviendo los viejos hábitos..., la sensación que tengo es que se está produciendo relajación”.

En el caso concreto, como sucedió en Zarza, 7, de que se produzca la caída de un inmueble la responsabilidad legal última es del Ayuntamiento. “Y es que al final nosotros somos los responsables de todo lo que sucede en un municipio”.

Las casas se pueden caer o simplemente se caen por abandono.

No es Dios quien las sustenta en evitación de posibles desgracias, ni el diablo juega a tirar los edificios para provocarlas, sino que son acciones humanas o sus omisiones las que deben responsabilizarse de semejantes sucesos en caso y prevención de que se produzcan. A pesar de que la legislación española al respecto tiende a la conservación y no a derruir inmobiliario, durante años “ha resultado más ventajoso la demolición que la reedificación», según asegura José Rivera.

En último término existe una responsabilidad global que debe asumir la ciudadanía, pues en temas urbanísticos existe la «acción pública», por la que cualquier persona, sin ser parte interesada en un litigio de estas características, puede intervenir. Pero esta actuación civil no-es utilizada por la gente, dejando en manos de sus representantes políticos y jurídicos que ellos solventen este tipo de acciones.

Eulalio Román Labrador. Diario “Lanza”, 4 de febrero de 1988

 


domingo, 20 de febrero de 2022

EL PLAN NO ES “EL CHOCOLATE DEL LORO” (II)

 



En otro orden de actuaciones se tiene previsto la construcción de un mercado de mayoristas que elimine los colapsos que se producen en el edificio actual. En cuanto a la reforma de determinados espacios abiertos, entre ellos la Plaza Mayor, se tienen previsto realizar obras de acondicionamiento en superficie, con terminación en losas de granito adornos de mármol, una fuente, etc..., "y no se sabe aún si se traerá la estatua de Alfonso X". Otras obras de consideración se llevarán a cabo en la plaza de España, frente al cuartel del R.A.I.L., y en la plaza de la Constitución con objeto de resaltar los edificios de la Diputación Provincial y el de Correos, abriendo ante ellos un gran espacio libre tratado arquitectónicamente. Especial mención merece la plaza Mayor, en lo que respecta a su entorno urbanística, ya que está proyectando reunificar los estilos de las fachadas que forman ese “perdido” castizo lugar en un mismo modelo estético, manteniendo la base arquitectónica ya existente y sin producir transformaciones traumáticas en los edificios, con el objetivo de conjuntar en un solo esquema estético la actual disparidad de criterios representados. El edificio que ocupa el Ayuntamiento es objeto de crítica o reconversión que se contemple en el Plan, al ser definido por el concejal de Urbanismo como “un punto singular y difícil de integrarlo”, por lo que se ha obviado un posible tratamiento. La posibilidad de derribarlo, si tuviese un amplio requerimiento popular en tal sentido que obligase a ello, no es considerado por ninguno de los interlocutores consultados, tanto por parte de los responsables municipales como del arquitecto José Rivera, para quien “en España algo así no ha sucedido nunca”; y de igual opinión es Félix Pillet quien aun rechazando esa hipótesis se plantea que “al menos se le podría desmochar de todo el ornato a la nórdica de sus fachadas, y manteniendo el armazón sustituir aquélla por paneles de espejos en los que reflejaría toda la plaza”.

 

UN “OLVIDO” DE 300.000 METROS CUADRADOS

 

El Plan General de Ordenación Urbana no incluye la reserva de terrenos para el futuro, campus universitario de Ciudad Real, por lo que habrá que proceder a su reforma al tiempo que el Ayuntamiento vaya adquiriendo suelo para este fin. El Ministerio de Educación y Ciencia, por su parte, ha ofrecido ya, para este año la construcción de tres edificios, con un total de 13.100 metros cuadrados de edificación. Para este proyecto inminente la Corporación municipal ofrece más de 300.000 metros cuadrados en la zona anexa y exterior al actual campus, pero que no han sido catalogados para este fin ni reservados en el “planning” de la reforma urbanística.

 



El decano de la Facultad de Letras, Félix Pillet, cree que «hubo en su momento un diálogo de sordos entre la Universidad y el Ayuntamiento. Nosotros consideramos que éste debía adelantarse a la jugada ofreciendo el terreno, pero decía que lo ofrecía cuando supiese qué edificios vendrían. Y por su parte el Ministerio hablaba: denme primero el terreno y luego les daré los edificios...». Durante el período en el que el PGOU se encontraba en su fase de reflexión pública, los responsables universitarios no presentaron ninguna reclamación, “porque en ese momento no sabíamos dónde iba a ir el campus...; confiábamos en que podría hacerse en posibles zonas de expansión contiguas a la actualmente existente, como podía ser el cuartel si se marchaban los militares...”.

La realidad es que en una reunión celebrada el siete de marzo de 1986, y asistiendo a ella un representante del Ayuntamiento, éste se comprometió a “la reserva del suelo urbano Que deberá ser contemplada en el próximo Plan General de Urbanismo de esta ciudad», tal y como se recoge por escrito en el acta de aquel encuentro. Se han comprobado posteriormente que las necesidades universitarias superan las previsiones o suposiciones que ambas partes hicieron, y esto obligará a reformar el futuro nuevo Plan.

Este Plan de Urbanismo que mañana puede estar definitivamente aprobado "no es ninguna panacea; no es borrón y cuenta nueva», según lo juzga el arquitecto José Rivero. Se observa la existencia de debate público en la calle y entre los ciudadanos de Ciudad Real sobre cómo ven ellos esta urbe y qué les gustaría que fuese, a pesar de que los técnicos hablen' de «reconstrucción» y de que el Plan, para sus promotores, consiste en lograr que la gente vive en un determinado sitio no se vea desplazada de su hábitat, o que a falta de señales de identidad propia, recuperar las posibles o bien sustituirlas por otras nuevas señas que le den carácter. Ciudad Real pretende ser, al menos así lo aseguran los responsables municipales, una ciudad que sea cómoda y en la que la gente se encuentre a gusto. Urbanísticamente esto, hoy, no parece posible de conseguir en una medida aceptable, pues incluso estéticamente 'no parece por sus habitantes, sino sencillamente sufrible. El Plan viene a resolver deficiencias y a reajustar el modelo de crecimiento, aunque su análisis es juzgado por uno de los consultados por este reportaje de que no es «el chocolate del loro». «Saber crecer» debería ser la consigna de Ciudad Real en el terreno urbanístico, a pesar de todo el caótico legado que se ha transmitido a las presentes generaciones de esta capital.

Eulalio Román Labrador. Diario “Lanza”, 3 de febrero de 1988

 


sábado, 19 de febrero de 2022

EL PLAN NO ES “EL CHOCOLATE DEL LORO” (I)

 



El Plan supone una nueva distribución de la clasificación del terreno, recogiéndose la ampliación que se hace del suelo urbano. se reajustan las expectativas de crecimiento a unas previsiones demográficas más certeras que las que se hicieron en el antiguo Plan de 1978. El PGOU, si es aprobado mañana jueves en su fase final de tramitación por parte de la Junta de Comunidades, contempla normativas sobre edificabilidad, -reduciendo la construcción en altura-, reformas de espacios libres, ampliación de zonas verdes, etc... Pero a la vez se obvian asuntos como el problema del tráfico, o el futuro campus universitario -hecho que obligará a reformar el Plan que ahora se presenta-, o la ruptura estética que provoca el edificio 'del Ayuntamiento.

Para los promotores municipales con esta nueva legislación urbanística se pretende acabar con la especulación del suelo y, hacer de Ciudad Real «un lugar cómodo para vivir y agradable para sus habitantes, mientras que para otras fuentes consultadas, consideran que esto no es «el chocolate del loro...

 

En la primavera de 1987 el nuevo plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Ciudad Real era presentado en público. El objetivo de esta revisión se debía, según palabras del arquitecto municipal, Rafael Humbert, a “reconducir el planteamiento, ajustándolo a las directrices generales con vistas al año 2000; con dos premisas fundamentales: Idoneidad de las futuras localizaciones y control y mesura de los costes de ejecución”.

Con anterioridad se habían elaborado informes socio-demográficos que permitían conocer las expectativas de crecimiento de la población (1 por ciento anual; unas 570 personas aproximadamente). El Plan fue aprobado por el Pleno del Ayuntamiento a finales del pasado mes de julio, y supone un coste total de ejecución que asciende a los cuatro mil doscientos cincuenta y cinco millones de pesetas (4.255 millones), de los que el erario público de la ciudad financiará 1.768 millones, lo que representa un 41,55 por ciento del total. El resto debe correr a cargo de la inversión privada.

Como nuevo “suelo urbanizable programado” el Plan adjudica algo más de 54 hectáreas, en donde se podrán construir 1.350 posibles viviendas. Y como “suelo urbanizable no programado”, es decir, que queda en reserva para el caso de que las necesidades de población así lo requiriesen, se posibilitan casi 300 hectáreas más. Estas cifras suponen un recorte considerable respecto a las “generosas” perspectivas que contemplan el antiguo Plan vigente de 1978. Representa contar con unas expectativas de crecimiento que ronda el 60 por ciento de lo que prevenía aquella legislación que ahora se revisa.

A su vez el “suelo urbano”, lo que es el territorio de la ciudad, se amplia –“como una mancha de aceite que se extiende”, en palabras del concejal de Urbanismo -casi 50 por ciento de los hasta hoy existentes. También se aprecia que el error de cálculo realizado en 1978 ahora se ajusta reduciendo en una tercera parte aquellas cifras hinchadas de expansión.




PROPOSITOS MUY VERDES

 

Evitar la especulación del suelo es la principal aspiración del Plan, poniendo para ello el terreno “necesario” a disposición de la demanda constructora, y en teoría lograr que se regule el mercado y no se disparen los precios.

Otras pretensiones que se plasman en la nueva legislación municipal, es la de consolidar el “acariciado suelo industrial”, hecho casi logrado al tenerse prácticamente terminadas las últimas fases del polígono de Larache. A este sector se le concede una superficie neta de 47 hectáreas (aproximadamente el 8 por ciento del suelo urbano) lo que parece contraponerse al carácter “terciario” o de servicios por el que parece haber apostado Ciudad Real. Y aun así, el Plan contempla la posibilidad de añadir un 7 por ciento más de zona urbana si los industriales se deciden a invertir aquí y construir sus fábricas en la capital. En total se podría llegar a tener una hectárea y media de cada diez útiles dedicados a industria.

En el empeño por lograr que Ciudad Real sea, al menos, cómoda y agradable dentro del proceso de degradación urbanística al que se le ha sometido en los últimos años, el Ayuntamiento va a dedicar, entre los ya en disfrute y lo proyectado, unas 70 hectáreas a zonas verdes y espacios libres, lo que representa poseer un 20 por ciento de superficie neta total de suelo convertida en lugar de esparcimiento o zonas de descanso. “Es uno del estándar de confort más importantes de una ciudad”, asegura el concejal Vicente Romero. Las tendencias urbanísticas actuales hablan de distribuir con racionalidad estos “lugares verdes”, y en esto el Plan sí lo hace; pero según esas mismas teorías no se debe exagerar en la medida más allá de lo que el carácter urbano de cada población concreta considere necesario. No debe asociarse la idea de que a más parques se corresponde una mejor calidad de vida, sobre todo en núcleo urbano como Ciudad Real, en donde “la fuga del campo” se encuentra a menos de un kilómetro del Ayuntamiento, en cualquier dirección. Otros aspectos considerados se refieren al orden urbanístico, como es el aprovechamiento edificativo, con normativas sobre las alturas máximas permitidas, evitando así el escalonamiento irregular, irreparable “por arriba” y en algunos casos fuera de ordenanza con el que se rompe la estética en muchas calles de la ciudad. Ahora se permitirá la rehabilitación de edificaciones antiguas por parte de aquellos propietarios de los inmuebles que quieran conservar su tradicional estilo, de vida y no deseen construir pequeños bloques de viviendas.

El problema del tráfico rodado parece no contemplarse, manteniendo el laberíntico caos circulatorio que obliga al automovilista de Ciudad Real a plantearse la veracidad del principio físico de que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta: Tal y como está diseñada la red viaria de la ciudad todo indica que "quien la planificó pensó en que se saliese a la ronda cada vez que alguien pretendiese trasladarse en coche de un sitio a otro. Parece como si lo hubiese planeado Ocón D'Oro, el de los crucigramas", dice Félix Pillet, conocedor del urbanismo de esta capital.


Eulalio Román Labrador. Diario “Lanza”, 3 de febrero de 1988




viernes, 18 de febrero de 2022

LA RAÍZ HISTÓRICA DE LA DEGRADACIÓN URBANÍSTICA

 



El próximo jueves, 4 de febrero, se espera que el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Ciudad Real sea aprobado por la Comisión Regional correspondiente, en la Junta de Comunidades, con lo que daría paso a su inminente entrada en, vigor. La revisión que ahora se tramita se hace sobre unas ordenanzas urbanísticas que proceden de 1978, realizadas por la última Corporación municipal franquista. Tanto el concejal delegado del Área del Ayuntamiento, como especialistas en urbanismo y arquitectos coinciden en considerar a la capital manchega como una ciudad sin señas de identidad, incómoda y estéticamente desagradable. Todo ello es la consecuencia de una gran especulación del suelo, padecida en los últimos años, y la responsable directa de la degradación arquitectónica que se padece. LANZA inicia una serie de tres reportajes sucesivos con motivo de la revisión del PGOU. En la primera entrega de hoy se expone la situación por la que ha atravesado Ciudad Real en estos, aspectos durante los últimos años, indagándose en las causas históricas del caos urbanístico que se padece, y al que pretende poner fin el Muro Plan. En una segunda parte, mañana miércoles, se contemplan las características más sobresalientes de la nueva ordenanza; para concluir el Jueves con determinados aspectos urbanísticos, como es la situación de las casas declaradas en ruina o abandonadas.

 

Al iniciarse el siglo XXI Ciudad Real contará con una población aproximada de 64.000 habitantes. Se prevé un crecimiento anual del uno por ciento, cifra similar a las tasas de los países industrializados. Sin embargo en el primer Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de esta ciudad, que se remonta a 1963, se recogían unas previsiones optimistas o interesadas sobre lo que se esperaba que fuese la capital manchega una década después. Era la época del desarrollismo franquista, y se prometió la instalación de una zona industrial asentada en el extrarradio sur de Ciudad Real.

Esa prometedora circunstancia, que no llegó a hacerse realidad, sirvió para asegurar, por parte de los responsables municipales de entonces, que en 1975 la ciudad tendría 92.000 habitantes. Ante semejante avalancha humana que se venía encima se necesitaría dotarles de alojamiento, por lo que se hacía prioritario la construcción de nuevas viviendas a un ritmo acelerado. Aquella “fiebre de progreso” provocó la destrucción en gran parte del escaso casco histórico y fomentó la especulación del suelo.


Marzo de 1971 la casa palacio Messía de la Cerda antes de ser demolida


Se “vendió el presente por un futuro no consolidado, tan sólo contemplado “sobre el papel” por sus promotores administrativos. Como consecuencia, e imbuidos en plena etapa tecnocrática y de fomento de la gran urbe como meta social, se comienza a derribar edificios antiguos (los palacetes de la Plaza del Pilar, entre otros muchos), no respetando el pasado arquitectónico y sustituyéndolo por edificaciones de gran altura física y alta concentración urbana. La especulación constructora hizo su fortuna económica al fabricar torres -o “rascacielos” según la terminología de entonces- de hasta trece plantas en pleno centro de Ciudad Real, y sobre pocos metros cuadrados de terreno.

 

LOS AUN FELICES 70

 

En la década de los años 70, y aún con la idea de que el desarrollo industrial era posible, se continúa con la política de hacer grandes edificios (“torrismo”). El caos arquitectónico asienta sus reales y Ciudad Real se convierte en una “tierra de nadie” en la que todos ejercitan todo tipo de construcción inmobiliaria. Se dan numerosos casos de indisciplina urbanística al no respetarse las normas de edificabilidad, situación propiciada en parte por unos propietarios del suelo e inmobiliarios que no seguían criterios de conservación sino de destrucción.

Ante la falta de una sociedad civil, crítica, y sin cauces de organización y representación política o de' opinión, se aplaudía este tipo de actuaciones incluso a través de artículos de prensa, como aquél del año 1974, en el que se llegaba a decir «que todo sea por el aumento del tráfico y de la urbanización». Así la degradación urbanística de Ciudad Real llega a sus máximos extremos.

El Plan de Reforma Interna, aprobado en el 75, a través de la adaptación a la nueva Ley del Suelo de aquel primitivo Plan de 1963, suponía una continuidad respecto a lo que se venía haciendo. «Era un problema de falsedad que servía para sustentar una construcción de grandes alturas», tal y como los define Félix Pillet, especialista universitario en temas urbanísticos, «... el arquitecto municipal del Ayuntamiento en los años 60 y 70 fue el que más ha construido en Ciudad Real en esa epoca, y eso ha marcado decisivamente, pues él construía privadamente y al presentarse a sí mismo sus proyectos (de obra) para la aprobación no iba a recha2árselos». Para el actual decano de la Facultad de Letras, señor Pillet, esa actuación condicionó todos los desajustes de esta ciudad.

 

A finales de los años ochenta aún seguía en pie la chimenea del Banco de España



La Reforma de la Ley del Suelo y el texto refundido en 1975 determinan unos plazos para que los Planes redactados con anterioridad a esa fecha se adapten a la nueva legislación. En el caso concreto de, Ciudad Real es, una Corporación aún franquista quien lleva a cabo esa revisión, manteniéndose tal cual durante toda la primera legislatura democrática en la que UCD, con Selas Céspedes de alcalde, no se plantea la conveniencia o posibilidad de cambiar el Plan de Urbanismo existente, basado en un documento del año 78 que permitía continuar el deterioro arquitectónico que se' venía produciendo.

Para el arquitecto José Rivera «la especulación no es una filosofía. Ha sido unos intereses económicos y políticos concretos, con nombres y apellidos de gente, y con vinculaciones de financieras con propietarios de suelo».

El testamento político del anterior Jefe del Estado, Francisco Franco, recogía la famosa frase «todo lo dejo atado y bien atado». Si bien es cierto que en otros aspectos de la convivencia española esta máxima fue «desatada» con la transformación de las estructuras políticas, económicas y sociales, en lo que respecta a materia arquitectónica la realidad actual demuestra que en este campo concreto aún se mantiene el retrato de la dictadura, perviviendo-en el desastre urbanístico de Ciudad Real y de muchas otras ciudades de España. "Ahora no se puede destruir lo ya construido», afirma Félix Pillet. Aunque ciertas edificaciones sean ilegales por encontrarse fuera de ordenanza. Tan sólo se puede esperar a que el tiempo logre hacer desaparecer las rémoras de una planificación urbana caótica.

 

Y AHORA ¿QUE?

 

Estos desastres se remontan a principios de siglo. Mientras en el mundo occidental se procedía, durante la era industrial, a reconstruir las ciudades, comenzándose a edificar en alturas en las calles amplias y derribando los inmuebles que se encontraban semiderruidos, enmascarando a solares encubiertos y en estado insalubres, en España y en Ciudad Real' este proceso se inicia más tarde, a mediados de siglo, y se expande durante el llamado «milagro económico» español, en plena época desarrollista y tecnocrática. Actualmente esta ciudad continúa llevando a cabo este proceso que ya debía haberse concluido.


1968-69 bloque de viviendas que se levantaría sobre terrenos de los jesuitas en la Plaza del Pilar

 


Por citar un caso muy concreto la Plaza del Ayuntamiento tiene su origen de degradación en 1919 cuando se construye un edificio que comienza a romper al carácter castellano característico de este espacio de la capital. Se' realizan otros proyectos con posterioridad, como el del año 29, con los que se vuelve a distorsionar el conjunto arquitectónico de este castizo lugar, concluyéndose el proceso de destrucción con la aprobación del actual edificio del Ayuntamiento, obra de Fernando Higueras, bajo el mandato del munícipe Eloy Sancho, en 1974, y del que existe una réplica en Madrid en la carretera de Burgos.

En la primera legislatura democrática (1979-83), y aun manteniéndose el desorden urbanístico en Ciudad Real, la indisciplina que incumplía la legislación al respecto se desarrolla fundamentalmente en el suelo urbano, mientras que en el segundo mandato: con Alianza Popular de mayoría de gobierno municipal (1983-87), esta Indisciplina, ya más atenuada, se desarrolla en el suelo no-urbanizable.

Según José-Rivero, «en el Colegio de Arquitectos y en el propio Ayuntamiento se tienen recogidos casos de falsificación a la hora de obtener los permisos de construcción, como puede ser la reducción de dimensiones de patio que permitía edificar determinado volumen. Es en función de la superficie del solar, y así se declaraban que se tenían 2.000 metros cuadrados (por ejemplo), cuando en realidad se tenían 1.000 para construir. Ahora la complejidad del cálculo se ha reducido y por lo tanto la posibilidad de engaño también. Pero entonces no había seguimiento ni control».

En la actualidad se es más consciente de la existencia de unas normativas a respetar. Con los ayuntamientos democráticos en Ciudad Real se produjo un gran número de expedientes sancionadores debido al incumplimiento de las normas de edificación.

En 1987 se -plantea «la conveniencia de proceder a una revisión del programa de actuación», según declaraba entonces el arquitecto municipal Rafael Humbert Fernández, continuando con que «con el análisis del vigente Plan General, su grado de desarrollo y el estado actual de la ciudad se desprendía que no quedaba más remedio que emprender con urgencia, pero sin precipitación, la revisión total del mismo».

y así se produce este nuevo Plan General de Ordenación Urbana que se espera tener aprobado el próximo día 4 de febrero, encontrándose ahora en la fase de preparación del informe técnico que será elevado a la Comisión Regional de Urbanismo, en la Junta de Comunidades, y que supone el tercer y último trámite legal antes de su entrada en vigor, prevista para mediados de este mes.

Con esta reforma se pretende, según palabras del actual concejal delegado de Urbanismo, Vicente Romero, «que si no se puede lograr que ésta sea una ciudad arquitectónicamente bella, al menos que sea cómoda y amable»

 

Eulalio Román Labrador. Diario “Lanza”, 2 de febrero de 1988

 

Maqueta del proyecto de edificación del Banco Vitalicio