viernes, 27 de octubre de 2017

LOS RETABLOS DE LA NAVE DE LA UMBRÍA DE LA PARROQUIA DE SAN PEDRO: EL RETABLO DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD



El último retablo que podemos ver en la nave de la umbría y a los pies de la misma, es el retablo de Nuestra Señora de la Soledad. También de estilo barroco como los anteriores y dorado en pan de oro, en el recibe culto la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, titular de la hermandad del mismo nombre, y una de las hermandades más antiguas de la Semana Santa de Ciudad Real, que procesiona la tarde del Sábado Santo.


Como he dicho, la Hermandad de  Nuestra Señora de la Soledad es una de las hermandades de penitencia de nuestra ciudad más antigua, cuyos datos más remotos que conocemos son de 1565. La antigua imagen atribuida a la escuela de Montañes, fue destruida en 1936 por milicianos del Frente Popular, la actual es obra del escultor Conquense Luis Marco Pérez, del año 1946.


A ambos lados de la Virgen de la Soledad, nos encontramos la imagen de Santa Lucia representada con dos ojos, porque según una antigua tradición, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar firmemente su fe; y la de San Nicolás de Bari representado al modo occidental es decir como obispo latino, estando tocado con una mitra y apoyado en el báculo. Bajo él se muestran tres niños que se encuentran emergiendo de un barreño, estas imágenes hacen mención a uno de sus milagros más conocidos: tres niños fueron muertos por un carnicero y troceados puestos en un saladero al objeto de ser alimento para los huéspedes de un posadero. San Nicolás uniría sus trozos y los volvería a la vida.


Coronando el retablo nos encontramos la imagen de un Niño Jesús pasionario, que fue el titular de la extinguida Hermandad del Santísimo Niño de la Pasión y San Blas, que procesionaba la mañana del Viernes Santo abriendo la procesión pasionaria de San Pedro. La imagen tiene una altura de 80 centímetros, obra barroca en actitud gloriosa, adquirida en 1946 a los escultores valencianos José María Rausell Montañana y Francisco Llorens Ferrer.


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