MONTABA EL DÍA DE LAS VÍSPERAS
La Hermandad de San Antonio Abad o San Antón, como es más popularmente conocida, celebra el 17 de enero en la Parroquia de Santiago la festividad de este santo protector de los animales. La hermandad es sin duda la más antigua que existe en Ciudad Real, puesto que su fundación se remonta al año 1262, “es esta cofradía de riguroso instituto de limpieza haciendo rigurosas informaciones a el que pretende ser cofrade de dicha cofradía y a su mujer; siendo estatuto, que no se reciba a ninguno que no sea casado, por el peligro de que si se casare mal, tiene pena de que le priven del honor cofrade…” (según Fr. Joaquín de la Jara en su Historia de la Imagen de Ntra. Sra. del Prado, pag. 245).
Pero la hermandad no se fundó en la Parroquia de Santiago, donde reside canónicamente en la actualidad, sino en el desaparecido Convento-Hospital de la Orden Hospitalaria de Canónigos Regulares Agustinos de San Antonio Abad, llamados Antonianos. Se encontraba situado en el solar de la antigua Plazuela de San Antón, formada por las actuales calles Altagracia, Don Quijote, Luz y San Antón, donde se encuentra el colegio Alcalde José Cruz Prado.
La Hermandad de San Antonio Abad o San Antón, como es más popularmente conocida, celebra el 17 de enero en la Parroquia de Santiago la festividad de este santo protector de los animales. La hermandad es sin duda la más antigua que existe en Ciudad Real, puesto que su fundación se remonta al año 1262, “es esta cofradía de riguroso instituto de limpieza haciendo rigurosas informaciones a el que pretende ser cofrade de dicha cofradía y a su mujer; siendo estatuto, que no se reciba a ninguno que no sea casado, por el peligro de que si se casare mal, tiene pena de que le priven del honor cofrade…” (según Fr. Joaquín de la Jara en su Historia de la Imagen de Ntra. Sra. del Prado, pag. 245).
Pero la hermandad no se fundó en la Parroquia de Santiago, donde reside canónicamente en la actualidad, sino en el desaparecido Convento-Hospital de la Orden Hospitalaria de Canónigos Regulares Agustinos de San Antonio Abad, llamados Antonianos. Se encontraba situado en el solar de la antigua Plazuela de San Antón, formada por las actuales calles Altagracia, Don Quijote, Luz y San Antón, donde se encuentra el colegio Alcalde José Cruz Prado.
La orden medieval Antoniana, de origen francés, llegó a España en el siglo XII y se cree que se estableció en Ciudad Real en 1262, donde edificaron iglesia y hospital para hombres en el que atendían y cuidaban a los enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado fuego sagrado o fuego de San Antonio (sacer iguis). Los monjes vivían principalmente de las limosnas.
El convento-hospital ciudadrealeño gozaba de muchos privilegios y era la quinta fundación de esta orden en Castilla. El complejo conventual contaba con iglesia, hospital, gran huerta y claustros donde se veían pintadas las tentaciones con diablescas. Consta que fueron bienhechores del convento los hijos de Ciudad Real Frey Sancho Sánchez Dávila (Caballero del hábito de Calatrava y Comendador de Benavente) y Frey Pedro González de Finestrosa (Caballero también de Calatrava y Comendador de Almadén). Éstos estaban enterrados en la capilla mayor de la iglesia, cumpliéndose una memoria por ellos el domingo de Quasimodo de vísperas y misa y todos los domingos con responso sobre sus sepulturas. La fundación de la iglesia se atribuye a los señores Villalobos.
La orden celebró en el convento-hospital ciudadrealeño un Capítulo General en el año 1729, que causó “a los vecinos de este país singular gozo la concurrencia de tan varios personajes”. (Joseph Díaz Jurado. Singular ideal del Sabio Rey…; página 126).
Sabemos por el censo de hermandades, gremios y cofradías, mandado realizar por el Conde de Aranda en 1770, que la Hermandad de San Antón “solemniza su dia con una funzion de iglesia cuyos gastos ascenderan prudencialmente a 900 reales incluso los de un refresco que se da a los cofrades, pagando los el Prioste, y por ayuda de costa tiene una eredad de tierras esta cofradia produze en arrendamiento anual 40 fanegas // de pan por mitad y setenta reales en reditos de zensos que igualmente goza esta aprovada esta cofradia por el ordinario”. Según Joaquín RELIQUIA DE SAN ANTÓN Gómez Fernández en su manuscrito sobre la historia de Ciudad Real, la cofradía era de principales caballeros, sirviéndose el refresco en casa del Prioste y repartiéndose libras de dulces, almendrillas, rosquillas y las llamadas caridades de San Antón de varias clases.
El convento-hospital ciudadrealeño gozaba de muchos privilegios y era la quinta fundación de esta orden en Castilla. El complejo conventual contaba con iglesia, hospital, gran huerta y claustros donde se veían pintadas las tentaciones con diablescas. Consta que fueron bienhechores del convento los hijos de Ciudad Real Frey Sancho Sánchez Dávila (Caballero del hábito de Calatrava y Comendador de Benavente) y Frey Pedro González de Finestrosa (Caballero también de Calatrava y Comendador de Almadén). Éstos estaban enterrados en la capilla mayor de la iglesia, cumpliéndose una memoria por ellos el domingo de Quasimodo de vísperas y misa y todos los domingos con responso sobre sus sepulturas. La fundación de la iglesia se atribuye a los señores Villalobos.
La orden celebró en el convento-hospital ciudadrealeño un Capítulo General en el año 1729, que causó “a los vecinos de este país singular gozo la concurrencia de tan varios personajes”. (Joseph Díaz Jurado. Singular ideal del Sabio Rey…; página 126).
Sabemos por el censo de hermandades, gremios y cofradías, mandado realizar por el Conde de Aranda en 1770, que la Hermandad de San Antón “solemniza su dia con una funzion de iglesia cuyos gastos ascenderan prudencialmente a 900 reales incluso los de un refresco que se da a los cofrades, pagando los el Prioste, y por ayuda de costa tiene una eredad de tierras esta cofradia produze en arrendamiento anual 40 fanegas // de pan por mitad y setenta reales en reditos de zensos que igualmente goza esta aprovada esta cofradia por el ordinario”. Según Joaquín RELIQUIA DE SAN ANTÓN Gómez Fernández en su manuscrito sobre la historia de Ciudad Real, la cofradía era de principales caballeros, sirviéndose el refresco en casa del Prioste y repartiéndose libras de dulces, almendrillas, rosquillas y las llamadas caridades de San Antón de varias clases.
La orden antoniana fue suprimida en España a petición de Carlos III por Pío VI mediante breve el 24 de agosto de 1787, pero no llegaría a hacerse efectiva hasta 1791 en tiempos de Carlos IV, con lo que al ser expropiado el convento-hospital y el abandono de los frailes del mismo, la cofradía con su imagen pasó a la Parroquia de Santiago, donde se construyó la espadaña que existe encima de la puerta de la sacristía que se dedicó a San Antón.
LA IMAGEN DE SAN ANTÓN EN PROCESIÓN EN 1917
La tarde del 17 de enero cerraba el comercio de la ciudad para facilitar la asistencia de los ciudadanos a los actos en honor de San Antón y en las Plazas de Santiago y Agustín Salido se instalaban puestos de caridades, turrones, dulces, avellanas, torraos y otros artículos. Era costumbre que los mayorales y gañanes de las casas de los agricultores de la ciudad y otros muchos caballistas pasearan con sus cabalgaduras durante las horas de la tarde por los alrededores de la Parroquia de Santiago e incluso se celebraba una cabalgata de cocheros. Por la noche el gremio de tocineros y esquiladores organizaban un baile.
LA ACTUAL IMAGEN DE SAN ANTÓN EN LA PARROQUIA DE SANTIAGO DURANTE LOS CULTOS EN SU HONOR
Destruida la imagen de San Antón en 1936 al inicio de la Guerra Civil Española, sólo se salvaría la reliquia del santo. Reconstruida la hermandad tras la guerra, ésta adquirió una nueva imagen titular en 1945 junto a un retablo a unos talleres valencianos de imaginería, procesionando desde entonces la imagen de San Antón por las calles del barrio perchelero hasta 1989 en que lo hizo por última vez. La imagen también recibiría culto durante todo el año en el templo hasta 1985, cuando con motivo de las obras de restauración de la iglesia se destruyó su retablo y la imagen pasó a la Ermita de Alarcos, volviendo sólo a Santiago los días de su festividad. En la actualidad se encuentra en una de las dependencias parroquiales.
Actualmente la Hermandad está constituida exclusivamente por 137 hermanos varones que pagan de cuota un euro al año, celebrando junta el último domingo del mes de noviembre. Mantiene la costumbre de la rifa de un guarro de nueve arrobas, papeletas que son vendidas por el módico precio de 10 céntimos, y regala a todos los hermanos dos docenas de caridades que son realizadas por miembros de la hermandad, manteniendo un puesto en la Plaza de Santiago donde se venden alrededor de 1.200 docenas. Los actos que celebra en la actualidad, son una misa de vísperas tras la cual se procede a quemar una hoguera en la Plaza de Santiago y una Función en honor de su titular el día de San Antón que es precedida con la bendición de los animales a primeras horas de la tarde.
Según la iconografía popular, a San Antón se le representa como un anciano de larga barba (ya se sabe el dicho, si sale con barbas San Antón y si no la Purísima Concepción). La imagen del santo ciudadrealeño corresponde a ese canon y esta apoyado en un bastón, con un libro en su mano izquierda que indica el carácter sabio del que fuera considerado “Padre Espiritual”, significado de la palabra “Abad” de una de las principales corrientes monacales cristianas. Viste un hábito largo, con capa de color negro, en relación con la Orden de los Hospitalarios, portando el símbolo tau, que era el emblema de esta Orden y estaba inspirado en los enfermos del “fuego de San Antón”, simbolizando la muleta estilizada de un lisiado que llamaban los hermanos potentia (en latín, muleta). El cerdo es otro de los atributos de las imágenes de San Antón, y existe cierta tradición de que fueron los catalanes los primeros en representar un cerdito a los pies de San Antón. Según la leyenda, tiene su origen en la curación en Barcelona, por intercesión de San Antón, de un ceboncillo cojo y contrahecho, recién nacido. Otros autores creen que esta representación pretende enseñar a los rústicos la urbanidad y devoción que deben tener a San Antón, pues él les enriquece curando sus ganados, preservando de muerte a sus brutos.
El cerdo suele llevar en la iconografía de San Antón una campanilla, aunque en la imagen ciudadrealeña lo lleva el santo en el bastón, esto se debe a que aquellos que buscaban la protección de San Antón, o eran benefactores de sus hospitales, donaban un cochinillo a los Antonianos, estos colgaban una campanilla al cuello o a la oreja del animal y lo soltaban por las calles para que las gentes los alimentasen. Cuando el cerdo era sacrificado los Antonianos recibían el precio correspondiente o los jamones.
La hoguera que se quema en las vísperas de San Antón, también tiene su simbología. El fuego es un símbolo permanente en la religión cristiana. San Antonio Abad es representado por San Atanasio como vencedor del fuego de las tentaciones.
Por último decir que San Antonio Abad (también conocido como Antonio el Ermitaño o San Antonio el Magno) nació en Coma (la actual Quemans o Quaeman-el-Arous), junto a Heracleópolis, en la orilla izquierda del Nilo, en el Egipto central, en los confines de la Tebaida, hacia el 250 o 251 de nuestra era. Era hijo de padres patricios, pero de joven abandonó sus considerables riquezas y se retiró a distintos lugares del desierto, donde vivió entregado a la oración, la penitencia y las más rigurosas mortificaciones, siendo probada su virtud con tentaciones frecuentes y enojosas, aunque exageradas por la leyenda. Realizó algunas salidas de su retiro, por ejemplo en 311 para ir a animar a los cristianos perseguidos de Alejandría, y en 325 en esta misma ciudad para combatir a los arrianos. Finalmente se estableció en Colztum, a unas 30 millas del Nilo, en un lugar totalmente aislado.
La fama de su santidad atrajo a un crecido número de peregrinos, y muchos ermitaños construyeron celdas en torno a la suya para que les dirigiera en la vida espiritual. Murió en 356 (a los 105 años) y sus restos reposan actualmente en Saint Julien D’ Arlés (Francia). Por su vida, llena de prodigios y de luchas contra el demonio, San Antón se convirtió muy pronto en uno de los santos más populares de la Antigüedad.
San Antón fue elegido Patrón por algunos gremios de artesanos, de manera especial por los relacionados con los animales domésticos, como pastores, carniceros y labradores, también por aquellos en cuyo oficio intervenía el fuego, fundidores, panaderos, bomberos o alfareros.
Destruida la imagen de San Antón en 1936 al inicio de la Guerra Civil Española, sólo se salvaría la reliquia del santo. Reconstruida la hermandad tras la guerra, ésta adquirió una nueva imagen titular en 1945 junto a un retablo a unos talleres valencianos de imaginería, procesionando desde entonces la imagen de San Antón por las calles del barrio perchelero hasta 1989 en que lo hizo por última vez. La imagen también recibiría culto durante todo el año en el templo hasta 1985, cuando con motivo de las obras de restauración de la iglesia se destruyó su retablo y la imagen pasó a la Ermita de Alarcos, volviendo sólo a Santiago los días de su festividad. En la actualidad se encuentra en una de las dependencias parroquiales.
Actualmente la Hermandad está constituida exclusivamente por 137 hermanos varones que pagan de cuota un euro al año, celebrando junta el último domingo del mes de noviembre. Mantiene la costumbre de la rifa de un guarro de nueve arrobas, papeletas que son vendidas por el módico precio de 10 céntimos, y regala a todos los hermanos dos docenas de caridades que son realizadas por miembros de la hermandad, manteniendo un puesto en la Plaza de Santiago donde se venden alrededor de 1.200 docenas. Los actos que celebra en la actualidad, son una misa de vísperas tras la cual se procede a quemar una hoguera en la Plaza de Santiago y una Función en honor de su titular el día de San Antón que es precedida con la bendición de los animales a primeras horas de la tarde.
Según la iconografía popular, a San Antón se le representa como un anciano de larga barba (ya se sabe el dicho, si sale con barbas San Antón y si no la Purísima Concepción). La imagen del santo ciudadrealeño corresponde a ese canon y esta apoyado en un bastón, con un libro en su mano izquierda que indica el carácter sabio del que fuera considerado “Padre Espiritual”, significado de la palabra “Abad” de una de las principales corrientes monacales cristianas. Viste un hábito largo, con capa de color negro, en relación con la Orden de los Hospitalarios, portando el símbolo tau, que era el emblema de esta Orden y estaba inspirado en los enfermos del “fuego de San Antón”, simbolizando la muleta estilizada de un lisiado que llamaban los hermanos potentia (en latín, muleta). El cerdo es otro de los atributos de las imágenes de San Antón, y existe cierta tradición de que fueron los catalanes los primeros en representar un cerdito a los pies de San Antón. Según la leyenda, tiene su origen en la curación en Barcelona, por intercesión de San Antón, de un ceboncillo cojo y contrahecho, recién nacido. Otros autores creen que esta representación pretende enseñar a los rústicos la urbanidad y devoción que deben tener a San Antón, pues él les enriquece curando sus ganados, preservando de muerte a sus brutos.
El cerdo suele llevar en la iconografía de San Antón una campanilla, aunque en la imagen ciudadrealeña lo lleva el santo en el bastón, esto se debe a que aquellos que buscaban la protección de San Antón, o eran benefactores de sus hospitales, donaban un cochinillo a los Antonianos, estos colgaban una campanilla al cuello o a la oreja del animal y lo soltaban por las calles para que las gentes los alimentasen. Cuando el cerdo era sacrificado los Antonianos recibían el precio correspondiente o los jamones.
La hoguera que se quema en las vísperas de San Antón, también tiene su simbología. El fuego es un símbolo permanente en la religión cristiana. San Antonio Abad es representado por San Atanasio como vencedor del fuego de las tentaciones.
Por último decir que San Antonio Abad (también conocido como Antonio el Ermitaño o San Antonio el Magno) nació en Coma (la actual Quemans o Quaeman-el-Arous), junto a Heracleópolis, en la orilla izquierda del Nilo, en el Egipto central, en los confines de la Tebaida, hacia el 250 o 251 de nuestra era. Era hijo de padres patricios, pero de joven abandonó sus considerables riquezas y se retiró a distintos lugares del desierto, donde vivió entregado a la oración, la penitencia y las más rigurosas mortificaciones, siendo probada su virtud con tentaciones frecuentes y enojosas, aunque exageradas por la leyenda. Realizó algunas salidas de su retiro, por ejemplo en 311 para ir a animar a los cristianos perseguidos de Alejandría, y en 325 en esta misma ciudad para combatir a los arrianos. Finalmente se estableció en Colztum, a unas 30 millas del Nilo, en un lugar totalmente aislado.
La fama de su santidad atrajo a un crecido número de peregrinos, y muchos ermitaños construyeron celdas en torno a la suya para que les dirigiera en la vida espiritual. Murió en 356 (a los 105 años) y sus restos reposan actualmente en Saint Julien D’ Arlés (Francia). Por su vida, llena de prodigios y de luchas contra el demonio, San Antón se convirtió muy pronto en uno de los santos más populares de la Antigüedad.
San Antón fue elegido Patrón por algunos gremios de artesanos, de manera especial por los relacionados con los animales domésticos, como pastores, carniceros y labradores, también por aquellos en cuyo oficio intervenía el fuego, fundidores, panaderos, bomberos o alfareros.
LA IMAGEN ACTUAL FUE ADQUIRIDA EN 1945 REALIZANDO EN ESE AÑO SU
SALIDA PROCESIONAL QUE LA HIZO HASTA 1989
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