Una advocación
mariana se refiere a alguna aparición, don o atributo de la Virgen
María. La Iglesia reconoce múltiples advocaciones en torno
a la figura de la Madre de Cristo,
a las cuales se rinde culto de diversas maneras. Existen dos tipos de
advocaciones: las de carácter místico, relativas a dones, misterios, y actos
sobrenaturales de la Virgen, como son
la Anunciación, Asunción, Presentación, etc; y las
apariciones terrenales, que en muchos casos han dado lugar a la construcción de
santuarios dedicados a la
Virgen , como el Nuestra Señora del Pilar, Nuestra Señora
de Lourdes, Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora de Torreciudad,
Nuestra Señora de los Remedios, etc. Estas advocaciones a menudo dan lugar a
múltiples patrocinios de pueblos, ciudades países, o de diversas entidades y
cofradías. Las advocaciones marianas se suelen nombrar con las fórmulas “Santa
María de”, “Virgen de” o “Nuestra Señora de”.
Igualmente, las advocaciones
suelen dar lugar en muchos casos a nombres propios femeninos, compuestos del
nombre María y su advocación: María del Carmen, María de los Dolores,
etc.
Su celebración, transcurre a lo
largo de todo el año, pero en la mayoría de los casos, se hace el día 8 de
septiembre, el día que la
Iglesia celebra las “Apariciones de la Santísima Virgen
en los más célebres santuarios”, y en los que litúrgicamente se celebra la
fiesta de la Natividad
de Nuestra Señora, es decir, el nacimiento de la Virgen María.
En Ciudad Real hay una advocación
muy antigua que se venera en la ermita de su mismo nombre, me refiero al de la Virgen de los Remedios que etimológicamente
significa medicina, da idea de “lo que cura y restablece la salud” y está en
relación con la asistencia que ofrece la Virgen y su Maternal Protección en todas nuestras
necesidades cuando se le demanda amparo, consuelo y alivio.
Esta advocación en nuestra ciudad
proviene de un antiguo hospital que existió en Ciudad Real, y donde muchos
ciudadrealeños se encomendaban a la Virgen para la cura de sus
males.
La Virgen de los Remedios es
también una advocación mariana que fue divulgada por la Orden de la Santísima Trinidad ,
los Trinitarios, congregación fundada por San Juan de Mata y San
Félix de Valois, y aprobada por el Papa Inocencio III; extendiéndose a
partir del siglo XIV por Europa y América. Numerosas ciudades han tomado a esta
advocación como su patrona, y muchas iglesias y templos están consagrados a su
nombre.
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