PRESENTACIÓN DEL PREGONERO A CARGO DE D. JUAN LUIS HUERTAS DÍAZ
- Rvdo Sr. Párroco de Ntra Sra de la Merced.
- Autoridades.
- Sr. Hermano Mayor, Junta de Gobierno y Cofrades de la Hermandad del Stmo
Cristo Ultrajado y Coronado de Espinas y María Stma el Perdón.
- Miembros de la Comisión Permanente
de la Asociación
de Cofradías de Semana Santa.
- Hermanos Mayores y Juntas de Gobierno.
- Cofrades.
- Señoras y Señores.
No puedo
comenzar esta breve intervención, sin agradecer a la Hermandad de la Coronación por haberse
acordado de mi persona para presentar al hombre que pregonará, un evento tan
importante para vosotros, como es la celebración del Vigésimo aniversario
fundacional de vuestra corporación nazarena. De corazón, muchísimas gracias.
Y es que hoy,
en este magnífico marco que nos regala esta Parroquia de la Merced ; donde a sus puertas
fluirán en breves fechas, toda la pasión cofrade de esta Ciudad Real nuestra;
viene un hombre a contarnos, que hace veinte años, desde el compromiso y desde la Fe , que no quiso quedarse
dentro de este templo y que salió valiente a las calles, a nuestras calles, para
decir, en el más puro e inmaculado silencio, que el Hijo de Dios, Rey celestial,
Ultrajado y Coronado de espinas, se pasea desde entonces, perdonando pecados,
bajo la dulce mirada de una Madre que perdona siempre.
Presentar a
este hombre, para una persona como yo, que lo conozco y que he trabajo a su
lado, codo con codo, durante más de veinte años, es un reto complicado, y a la
vez tremendamente reconfortante. Complicado porque es tal la dimensión y la
cantidad objetivos cumplidos, así como el numerosísimo bagaje de actos que
jalonan su biografía, que puedo caer en el tedio de tan respetable audiencia.
Pero también
es reconfortante, porque me precio de conocerlo, de saber como actúa, de como afronta los retos, en definitiva, que
después de tantos años de duro trabajo juntos, y ahora que nuestra vinculación
se ha distanciado, mantenemos, o por lo menos por mi parte así lo es, una
profunda admiración personal, adornada por una sincera amistad.
Y es que,¿Te
acuerdas Pregonero, cuando nos conocimos allá por el 1.990?. Tu venías de los
brazos de una Soledad, que desde San Pedro siempre te ha tenido cerca. Porque
no puedes negar que eres mucho de la Soledad.
Habíamos
coincido también, bajo la dulce mirada del Nazareno, paseándolo en las frías
madrugadas. El nos ayudó en nuestros compromisos
futuros.
De la Virgen del Prado, que
decirte. Creo que no hay nadie que te iguale en orgullo cuando sale nuestra
Patrona a inundar Ciudad Real con Su infinito amor de madre. Yo ahí no te seguí,
aunque me consta que si estás tú, es que está en buenas manos.
Y es que como
antes les decía, nos conocimos hace casi veinticinco años, y ambos, nos fuimos
enredando en el tremendo lío de organizar una nueva Cofradía, o mejor dicho, en
crear otra forma de entender esto de la Semana Santa. ¿Recuerdas
aquellas noches de Tertulia, soñando lo que al poco tiempo hicimos realidad?.
Si de algo te
puedes sentir orgulloso es, de haber puesto en el corazón de la Ciudad Real cofrade, un pálpito
nuevo, un sentimiento distinto, una manera mucho más intensa de vivir esta
maravillosa fiesta de los sentires como es la Semana Santa.
Y es que verte
venir con esa túnica blanca de largo capirote, es ver a un hombre que ha
entregado por completo su vida a una Hermandad, a tu Hermandad, a nuestra
Hermandad de la Flagelación. Y
que bajo la mirada protectora de Ntro Padre Jesús de la Bondad y la sublime belleza
de nuestra Madre del Consuelo, déjame decirte, que esta ciudad te deberá estar
por siempre agradecida.
Los demás
también estuvimos y algunos aun quedan, ¡Que magnífico equipo formamos!. Aun
recuerdo, y seguro que tu hoy lo tendrás muy presente cuando aquel 1.992
pasamos por las puertas de este Templo…este Pasaje llamado con desprecio,
seguro que ahora nadie se acuerda de aquello, cuando pasas cada Miércoles Santo
con nuestra Hermandad envuelto entre multitudes.
Te ha gustado
mucho dar a conocer aspectos y vivencias, plasmadas todas en libros que son
reflejo del tremendo conocimiento de nuestra Semana Santa; y es que aquel
“Semana Santa en Ciudad Real, Historia de una Tradición”, nos ha servido a
muchos para conocer a nuestras propias Hermandades. Has publicado si no
recuerdo mal, un total de cinco libros, así como otros tantos cuadernos
cofrades, todos de indudable contenido histórico, formativo y vivencial.
Y de pregones,
que contar a este foro de cofrades… En los que has pronunciado, que no son
pocos, has derramado tu profundo conocimiento de las corporaciones que te
cedieron la palabra. Recuerdas seguro con tremendo cariño aquel que diste el
Fuente el Fresno; como fumaba aquel buen sacerdote. Ese fue el primero de un
total de quince, entre pregones oficiales de varios pueblos y otros de
hermandades. Y algún que otro de fiestas populares. Esto demuestra que si hay
que pregonar, apostar por ti es apostar por un excelente pregonero.
La formación
también la contemplas, pues la puesta en común de estudios e investigaciones,
te ha llevado a impartir charlas y participar en coloquios sobre temas
relacionados con el mundo de la religiosidad popular, no en vano, nuestro Sr
Obispo, te designó miembro de la Comisión
Diocesana para Hermandades y Cofradías, en la que
preparasteis el nuevo Estatuto Marco y la Normativa Diocesana.
Pero déjame
decir que si en la Cofradía
de la Flagelación ,
has aportado tantas cosas, que no decir de tu labor al frente de la Asociación de Cofradías
de Semana Santa. En ella has dado una lección de cómo, desde la humildad y
desde el trabajo, podemos poner en extraordinario valor esta fiesta de la
expresión popular de la Fe.
La última
misión en la que trabajamos juntos fue en la consecución del Vigésimo Segundo
Encuentro Nacional de Hermandades de Penitencia, celebrado en Ciudad Real
durante el mes de septiembre del año 2.009. Arduo, pero maravilloso trabajo,
que puso a nuestra ciudad como escaparate nacional del mundo de la Semana Santa.
Podría seguir
y seguir hablando de tus virtudes, de tus logros, personales y colectivos, pero
hablar de ti es hablar de Semana Santa, es hablar de un hombre comprometido con
su Fe, y con su ciudad, es hablar de un cofrade, que bajo un capillo blanco, ha
sabido enseñarnos como amar en plenitud esta maravillosa fiesta de los
sentires.
Señoras y
señores, cofrades de Ciudad Real, esta persona que hoy se subirá a este atril,
a derramar, una vez más su saber y su cariño a esta Hermandad de la Coronación , y por
extensión a todas las demás cofradías es D. Emilio Martín Aguirre.
Emilio, hoy la
fuerte Columna de la Bondad Divina
y el Consuelo de nuestra Madre María, te darán parte de su infinito amor, para
que desde tu corazón, inundes de saber y sabor cofrade todos los rincones de
esta Iglesia, y que un Cristo Coronado de Gloria y una Niña guapa que regala
perdones por donde pasa, te darán como regalo del mismo cielo, la gracia para
contarlo.
Emilio, tuya es la palabra.
He dicho.
El
sábado 09/03/2013, el Hermano Mayor de la Cofradía de la Coronación de Espinas,
Santiago García Ortega, hizo entrega del libro de reglas de la hermandad, al pregonero de la hermandad, Emilio Martín
Aguirre, para que le sirviera de pastas a su pregón.
PREGÓN PRONUNCIADO POR D. EMILIO MARTÍN AGUIRRE
Rvdo. Sr. Párroco de la esta iglesia
Parroquial de Nuestra Señora del Prado más conocida por la Merced.
Señor Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad del Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de Espinas y Santa María del Perdón.
Excma. Sra. Dª Carmen Quintanilla, Diputada Nacional y
Hermana Mayor Honoraria.
Sres. Hermanos Mayores de las Cofradías de
penitencia de nuestra ciudad y miembros de la Comisión Permanente de la
Asociación de Cofradías.
Cofrades, señoras y señores, a todos buenas tardes.
En primer lugar quisiera mostrar mi agradecimiento a la Junta
de Gobierno de la Hermandad del Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de
Espinas y Santa María del Perdón,
que en un gesto de
generosidad y confianza, hicieron recaer sobre mi su elección para realizar este pregón de hermandad en el año
que celebráis vuestro XX Aniversario Fundacional. Gratitud que quiero transmitir de forma especial a su Hermano
Mayor Santiago García Ortega que fue la persona que me transmitió vuestra
decisión.
Hoy me encuentro entre vosotros con la osadía de venir a
hablaros de vuestra hermandad, sin pertenecer a vuestra nómina de hermanos, pero como amante de nuestra Semana Santa y
sus cofradías, os he visto nacer, salir a la calle por primera vez y durante
estos veinte años de vuestra existencia, he seguido puntualmente las noticias
que se generan en torno a vuestra cofradía, y como no podía ser de otra manera, he
presenciado vuestro desfile procesional ya fuera la madrugada del Viernes Santo,
la tarde del Jueves Santo, o ahora la tarde del Domingo de Ramos.
Vuelve nuestra ciudad, sus Cofradías y Hermandades, a prepararse para
una celebración que tiene como objeto fundamental el núcleo central de la fe
cristiana, la Resurrección de Cristo.
La Semana Santa ciudadrealeña es algo más que una sucesión
de desfiles, pasos y cofrades, es un fenómeno social en el que participan miles
de personas. Declarada de Interés Turístico Nacional, la Semana de Pasión de la capital de la Mancha emerge cada año e
impregna las calles de devoción, recogimiento, entrega y arte. Y como viva que
está, incorpora novedades para mejorarla, para fortalecer su singularidad.
La Semana Santa retornara, un año más, con la primavera. Fue
precisamente en esta prometedora estación cuando ocurrieron los hechos
transcendentales de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo. Desde entonces, los cristianos no hemos dejado nunca de celebrar
aquellos acontecimientos, en los que se realizó la obra de nuestra redención.
Las cofradías hacen un impagable servicio a la vida de la Iglesia, en
la imprescindible tarea pastoral evangelizadora de la ciudad. Si las
hermandades y cofradías no existieran habría urgentemente que inventarlas, ya
que en muchos casos es el único y a veces incluso el último instrumento con que
cuenta nuestra Iglesia para acercarse al hombre de la ciudad secularizada. A la
vez que rescatan valores en peligro de extinción en nuestra decadente cultura:
sentido comunitario del esfuerzo, el trabajo y el gozo, valoración del silencio
y la introspección, sentido salvífico del esfuerzo penitencial y del
sufrimiento… Y por supuesto paralizar la vida vulgar, fea y vacía que llevan
muchos de nuestros contemporáneos para poner en el centro de todo a Cristo que
victorioso se pasea por nuestras calles.
La Semana Santa ha arraigado
tan profundamente en nuestra vida y costumbres que forma parte de nosotros
mismos, de nuestras vivencias más profundas y de nuestros recuerdos más
entrañables. Las celebraciones en las iglesias, las procesiones por las calles,
todo el complejo mundo de la Semana Santa se hace patente de mil maneras,
atrayendo las miradas, impresionando, cautivando los corazones, invitando a
rezar, a perdonar y a pedir perdón, a no permanecer indiferente.
Por ello, todos los que alguna vez han estado en las calles de Ciudad
Real durante los días de Pasión sabemos que nuestra tradición semanasantera
constituye algo inigualable. No es sólo recogimiento en el silencio, no es sólo
arte en los pasos procesionales, no es sólo devoción de los miles de
penitentes, de los miles y miles de ciudadrealeños que acuden a cada procesión,
no es sólo el caminar de los costaleros, no es sólo la excepcionalidad de la
música… No. Es mucho más. En cada desfile procesional se unen siglos de
tradición, se alían la fe secular de nuestros mayores con el interés de
aquellos que han hecho posible que hoy nuestra Semana Santa cuente con la
Declaración de Interés Turístico Nacional. Se mezcla la entrega penitencial con
el arte, con la recuperación de un legado testimonial. Se encuentran, en
definitiva pasado, presente y futuro.
La Semana Santa de Ciudad Real, sin lugar a dudas, es el
acontecimiento cultural, religioso y social más importante de nuestra querida
ciudad, en el que se hace presente su profundo y antiguo arraigo cristiano.
Ciudad Real se engalana de belleza y se llena de encanto y espiritualidad con
la llegada de la Semana Santa, constituyendo una de las más firmes señas de
identidad de la ciudad como comunidad. Al mismo tiempo, representa uno de
los atractivos turísticos más
importantes y potentes de Ciudad Real, que contribuye a dar un importante
impulso a los sectores hotelero y hostelero, siendo esto posible gracias al
trabajo de todas y cada una de la hermandades y cofradías, que cuidan y
mantienen un patrimonio artístico de gran valor histórico y que genera el
fervor entre todos los ciudadanos.
La ciudad entera quiere estar con sus imágenes veneradas. En las
calles y plazas de esta Ciudad Real eterna y renovada se siente la Pasión de un
Cristo que muere en el Gólgota ciudadrealeño o una Dolorosa que muestra su
belleza con la tenue luz de su candelaria.
Esta es mi Ciudad Real, que hace vibrar de emoción a mis vecinos y
vecinas, la que quiere ser embajadora de su tradición y cultura propias. Es la
Ciudad Real a la que se le escapa una lágrima al ver el discurrir su imagen
querida. Es la Ciudad Real que busca los momentos más bellos del itinerario de
los pasos cofrades. Es la Ciudad Real que canta saetas y se hace costalero en
noches de incienso y marcha cofrade.
Nuestra Semana Mayor es estandarte de nuestra identidad, es la muestra
palpable de nuestra forma de ser y sentir. Y el pueblo cofrade hace de la
capital escenario perfecto del arraigo de nuestra gente.
Desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección, toda la ciudad se
viste de cofrades, hermandades, costaleros, penitentes cargando en sus cuerpos
y almas el sentir y el dolor de su fe. Al paso de las tallas y el majestuoso sonido
de la música cofrade, contemplamos la entrega y devoción de una multitud
clamorosa y fiel a una forma de vivir su fe y admirada por todos. La Semana
Santa de Ciudad Real reúne todos los sentimientos y pasiones de aquellas
personas que forman y reviven y logran, cada año, que sigamos sintiendo algo
distinto, indiscutible, que nos recuerda una época en la que echarse a la calle
al paso de procesiones y saetas es un atractivo que, aparte de su referente
religioso, también hace ciudad.
Y este año es un año de
celebraciones dentro de la iglesia estamos
viviendo el Año de la Fe, que el pasado 11 de octubre el Papa Benedicto XVI convoco para toda la Iglesia, coincidiendo con el día
en que se conmemoraba el 50 aniversario de la inauguración del Concilio
Vaticano II y los 20 años de la publicación del Catecismo de la Iglesia
Católica por el beato Juan Pablo II. Además en nuestra diócesis el presente año
2013 será un año de gracia, ya que con motivo de la proclamación de San Juan de
Ávila como Doctor de la Iglesia, el Sr. Obispo solicitó a Roma la
celebración de un Año Jubilar en Almodóvar del Campo, lugar donde nació. Este
fue concedido por la Santa Sede y dió
comienzo el pasado 5 de enero de 2013 y
concluirá el próximo 5 de enero de 2014.
A estas celebraciones tenemos que
sumar el XX Aniversario de la aprobación de los primeros estatutos
fundacionales de la Hermandad del Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de
Espinas y Santa María del Perdón, por este motivo como amante de la historia de
nuestra Semana Santa, sus cofradías y hermandades, me vais a permitir que os
acerque un poco de vuestra historia que seguro es desconocida para muchos de
vosotros.
La idea del nacimiento de vuestra
hermandad se remonta a los años ochenta del pasado siglo XX, cuando un grupo de
jóvenes adolescentes, capitaneados por Jesús González Adanez, visitaron al
entonces Obispo-Prior, D. Rafael Torija de la Fuente, para proponerle la
fundación de una nueva hermandad. Entonces era Vicario General de la Diócesis y
Consiliario de la Asociación de Cofradías, D. José Díaz Naranjo, que al ver la
temprana juventud de los cofrades que se acercaron al Obispado, quedo
sorprendido y una vez recibidos por D. Rafael estos jóvenes, les dijo que
cuando crecieran y se formaran como cristianos, que volvieran a visitarle que
les aprobaría esta nueva hermandad.
Pero este primer intento de
fundar lo que hoy es vuestra hermandad, no cayó en saco roto y pasados unos
años, Jesús siguió con la idea de la fundación y el Domingo de Resurrección de
1992 se comenzó a dar los primeros pasos. Apoyado por el entonces párroco de
este templo de Santa María del Prado (Merced), D. Ubaldo Labrador Palomares, a
quien la Hermandad de la Coronación de Espinas le debe su existencia, ya que D.
Ubaldo fue el principal valedor de esta idea, la hizo suya y consiguió del
obispado vuestro reconocimiento canónico.
Estos primeros pasos se
materializaron en una reunión en Huerta Carmela, donde unos once jóvenes se
juntaron y redactaron los primeros estatutos fundacionales. Aunque en esta
reunión se barajaron varios misterios a quienes rendir culto, entre los que se
pensó el recuperar la antigua Hermandad de la Enclavación que tenía su sede en
este templo parroquial, al final se optó por el de la Coronación de Espinas,
paso que también existió en nuestra ciudad antes de la Guerra Civil Española en
la Parroquia de San Pedro.
Es decir se optó por el pasaje de
los evangélico de la pasión del Señor
relatado por San Juan, San Marcos y San Mateo. Que cuentan como los soldados del procurador
llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la
cohorte. Lo desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; trenzaron una
corona de espinas y se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una
caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve,
Rey de los judíos!»; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en
la cabeza. Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron
sus ropas y lo llevaron a crucificar.
La primera reunión donde se
levantó acta se celebró en los salones parroquiales el 1 de mayo de 1992, en la
que quedo constituida oficialmente la hermandad. En esta reunión se estudiaron
y aprobaron los estatutos y se constituyó la primera junta directiva
fundacional, que quedo de la siguiente manera:
Hermano Mayor, Jesús González
Adanez, Vice-Hermano Mayor 1, Ramón Loro Cambronero, Vice-Hermano Mayor 2,
Ramón Fernández Expósito, Secretaria, María del Mar Ortega Moya, Tesorero,
Fernando Martín de Consuegra Martínez y Vocales: Isabel Díaz Díaz, María Luz
Zurita Bartolme, Ángela Paco Arena, Eva María Blanco Castro y como Consiliario
D. Ubaldo Labrador Palomares.
Una vez constituida la primera
junta directiva, la hermandad comenzó a trabajar en equipo junto a los demás
grupos parroquiales, llegando incluso con el tiempo a no poder distinguirse
hermandad-grupos parroquiales.
El 17 de mayo de 1993, la
Asociación de Cofradías aprobó la incorporación de vuestra hermandad en el seno
de dicha asociación, encargando la junta directiva el primer titular al
escultor ciudadrealeño Francisco Ortega Fernández, escultor que tenía su taller en aquellos años en la
calle Jacinto de nuestra capital.
Lo que si tenia claro la junta
directiva que esta imagen de Jesús, seria eventual y que con el tiempo tendría
que cambiarse. Esta primera imagen se costeo a base de donativos y acciones
como la carrera del duro, siendo bendecida el 23 de octubre de 1993. Durante la
bendición se estreno un himno a la imagen por Javier Fernández Zuñiga, que se
cantaba en todos los actos y eucaristías que organizaba la hermandad y sería
bueno el volver a recuperarlo en vuestros actos de culto.
Previamente a la bendición, el 27
de septiembre, el Señor Obispo-Prior, D. Rafael Torija de la Fuente aprobaría
los primeros estatutos.
A raíz de esta aprobación la
junta continúo trabajando para poder procesionar por primera vez en Semana
Santa, una vez que la Asociación de Cofradías diera el visto bueno el 13 de
octubre de 1993 a que procesionara la madrugada del Viernes Santo. Lo primero
que se hizo fue diseñar la túnica de hermano inspirándose en la película de
Jesús de Nazaret, túnica igual a la actual que llevaba el capillo bajo, como
los hermanos del silencio, optándose que los hermanos llevaran como atributo un
farol de cera natural y en su brazo izquierdo el emblema de la hermandad que no
podía ser otra cosa que la corona de espinas.
Y por fin llego la madrugada del
Viernes Santo, el 1 de abril de 1994, cuando las puertas de esta parroquia se
abrieron por primera vez a las 1:30 de la madrugada para que realizara su
primer desfile procesional la cofradía.
Esa primera salida procesional
fue muy diferente a como la realizáis actualmente. El misterio era llevado
sobre ruedas y estaba formado a parte de la imagen del Señor, por la de dos
soldados romanos, llevando como decoración floral cinco azucenas que
representaban los cinco misterios entorno a la coronación de espinas. Solo un
tambor al inicio de la procesión acompañaba musicalmente a la cofradía. Su
recorrido procesional fue el antiguo de nuestra Semana Santa es decir, Toledo,
Estación Vía Crucis, Plaza del Carmen, Azucena, Prado, Plaza Mayor,
Cuchillería, Ruiz Morote, General Rey, Mata, Delicias, Lirio, Cruz Verde,
Jacinto, Plaza de Agustín Salido, Altagracia, Estrella, Elisa Cendreros,
Calatrava, Toledo para entrar de nuevo en la parroquia.
El
encargado de presentar al pregonero, fue el Cofrade y capataz, Juan Luis
Huertas Díaz.
Durante esta primera salida se meditaron cinco reflexiones del misterio de la coronación. El primero en las carmelitas, que son madrinas de la hermandad, el segundo en el camarín de la Virgen del
Prado, el tercero en San Pedro, el cuarto en las terreras y el quinto y último
en la iglesia de Santa María del Prado (Merced).
Un año importante en la historia
de vuestra hermandad fue el año 1996, año que el paso de misterio fue portado
por primera vez por 32 costaleros a dos hombros, siendo el primer capataz
Francisco Muñoz Torija. Un año después en el año 1997, la hermandad cambio su
paso de misterio por el actual obra de Jesús Méndez Lastrucci, pasando a ser
portado a costal.
En 1998 se completaría el paso de
misterio con la imagen de un sayón y la incorporación como titular de la
cofradía de Santa María del Perdón, que sería
portada en Semana Santa por una cuadrilla exclusivamente formada por mujeres, siendo la
primera mujer que ostento el nombre de capataz en nuestra ciudad el de Rosa
Caminero Díaz.
Hay un hecho de generosidad que
vuestra hermandad realizó en el año 1998, desconocido por muchos cofrades
ciudadrealeños, que fue la cesión de vuestro primer titular a la Cofradía de
Santa María Magdalena de Callosa del Segura (Alicante), para procesionarlo ese
año en esta localidad bajo el nombre del Cristo del Perdón, portado a un hombro
por mujeres.
El año 2000 también seria
importante en vuestra corta historia, ya que el paso de la Virgen estrenaría
palio y por primera vez la música os acompañaría en la procesión, ya que el
paso de palio fue acompañado por la Banda de Musica de San Juan Bautista de
Abenojar.
El año 2002 vería como la
uniformidad de los hermanos de túnica quedaba como es actualmente, ya que fue
sustituido el capillo bajo por el alto y el farol dio paso al cirio como
atributo que portan los hermanos.
Pero si hay un año que supondría
el inicio del cambio de vuestra forma de ser en la calle como hermandad, este
sin duda fue el año 2003, cuando la Agrupación Musical Santo Tomás de
Villanueva acompaño por primera vez al paso de misterio y vuestra hora de
salida paso de la madrugada del Viernes Santo a la noche del Jueves santo,
procesionando este año a las 10:30, para pasar posteriormente a las 7:30 de la
tarde en el año 2008 y hacerlo definitivamente el Domingo de Ramos en el año
2009.
Este es un breve repaso por
vuestra historia, que ha ido unida siempre al de la mujer costalera a partir
del año 1998. Ya que la mujer y el mundo costaril en Ciudad Real tienen una
relación amor-odio que crea recelos en el seno de las diferentes hermandades.
La mujer, hoy en día, ya forma parte de los órganos de gobierno de las
hermandades y participa activamente en todos los campos de acción de cualquier
hermandad y cofradía. La mujer tiene desde hace mucho tiempo un papel muy
importante en la Semana Santa, camareras, nazarenas, acólitas, bordadoras,
hermanas mayores, vestidoras de imágenes...y en los últimos tiempos y no menos
importante, costaleras.
Pero desde que vuestra hermandad
optó por portar el paso de la Virgen a costal, muchas han sido las tertulias
que han discutido, si mujeres costaleras si, mujeres costaleras no, mucho se ha
escrito a favor y en contra y aun hoy en día muchos son los que defienden que
el portar un paso a costal solo debe ser
una tarea de hombres.
Personalmente, no he leido ni
escuchado aún en ningun sitio el porqué de que las mujeres no puedan portar un
paso ya sea a trabajadera o costal.
Según veo, tanto el hombre como
la mujer tienen dos piernas, dos brazos, dos hombros, un cuello, dos ojos, una
boca, una nariz, dos manos...¿Entonces?¿Por qué los hombres si y las mujeres
no?¿O es que alguien tiene miedo de reconocer que una mujer puede trabajar
mejor que un hombre bajo una parihuela? Pues hay que reconocer que hay mujeres
que deberían de dar clase de costaleria a algunos hombres.
Aparte de todo esto, en lo
primero que hay que pensar es en que las costaleras que portáis el paso de Santa María del
Perdón, lo hacéis partiendo de un sentimiento y éste no entiende de género, al
igual que no es exclusiva en el hombre la FÉ.
Me preocupa que la gente, sobre
todo costaleros, se preocupen más de si es una mujer la que se mete debajo de
un paso y demuestra que puede desempeñar el trabajo costalero perfectamente, y
aún más, me entristece que esos costaleros que se preocupan por eso no lo hagan
primeramente por saber qué representa realmente lo que portan en sus pasos.
Así que desde aquí, a todas esas
personas que consideran a la mujer costalera una aberración en la Semana Santa,
a los que publican fotos mofándose de la mujer costalera, a los que hacen críticas
y comentarios negativos sobre el trabajo de una mujer bajo un paso, y un largo
etc... les digo que GRACIAS, porque gracias a vosotros cada vez más la
cuadrilla de Santa María del Perdón se ha hecho más fuerte y hoy sus costaleras
recorren la ciudad con plena conciencia de lo que llevan sobre su cerviz,
atentas a la voz de la capataz y poniendo en vilo el ánimo de quienes contienen
la respiración mientras ven elevar el palio.
Sienten que su Virgen puede hacer
un milagro al pasar bajo cualquier balcón o al doblar una esquina cualquiera,
llevan el paso con mimo, lo mecen con ternura, lo suben y lo bajan con la
fuerza que da a veces la desesperación o con la suavidad que permite el amor. Y
la gente en las aceras vibra de emoción en cada “levantá”. Siente acudir
lágrimas a sus ojos en cada subida a pulso y une su respirar al de las
costaleras, entrecortado el aliento por el esfuerzo, como si estuviesen
ansiosos por ayudar para hacer más liviano el sacrificio.
Sed costaleras del Evangelio, llevad a
la Virgen en lo alto, que no se hizo la luz para meterla
debajo. Sois vosotras las que lleváis la Vida mecida en bambalinas de palio. Sois
vosotras el paso de la Virgen, el sentir sencillo
de un pueblo que por arma tiene su fe y por defensa su piedad de antaño. Esa
piedad que es lo único que queda al final junto al Amor entregado.
Y como ya dijo Peman, hoy también yo os
digo:
Tú, costalera, que no sabes
Rezar la
Salve, quizás:
Si cuando la saques, meces
el paso con buen compás
aunque
no sepas la Salve,
Dios te
lo perdonará…
¡que
mecer así a la Virgen,
Ya es un
modo de rezar!
Una parte importantísima del culto de
las hermandades son sus imágenes titulares, en vuestra hermandad el Santísimo
Cristo Ultrajado y Coronado de Espinas y Santa María del Perdón. Cada imagen
sagrada de nuestras cofradías representa un aspecto de la vida de Jesucristo,
de la Virgen o de los santos. De alguna manera son un “micro Evangelio”: desde
cada una de ellas podemos acercarnos a la totalidad del misterio de Cristo. Por
eso, para la Iglesia es necesario y muy enriquecedor que haya gran variedad de
imágenes sagradas: así se van mostrando todos los aspectos del misterio de la
redención, que en sí es inabarcable.
Una expresión de gran importancia en el
ámbito de la piedad popular es el uso de las imágenes sagradas que, según los
cánones de la cultura y la multiplicidad de las artes, ayudan a los fieles a
colocarse delante de los misterios de la fe cristiana. La veneración por las
imágenes sagradas pertenece, de hecho, a la naturaleza de la piedad católica:
es un signo el gran patrimonio artístico, que se puede encontrar en iglesias y
santuarios, a cuya formación ha contribuido frecuentemente la devoción popular.
Pero del mismo modo que la foto o la
escultura de una persona no son esa persona, así un cuadro o una escultura de
Jesús no son Jesús. Sabemos que estamos ante imágenes, representaciones que de
alguna manera nos recuerdan algún aspecto de la vida o del misterio de
Jesucristo. Por eso distinguimos entre venerar una imagen de Cristo y adorar al
Hijo de Dios. La advertencia del Antiguo Testamento no ha perdido actualidad.
No rezamos a una imagen sino que rezamos a Aquel que está representado por la
imagen.
Y lo mismo que decimos de las imágenes
de Jesús podemos decirlo de las de la santísima Virgen o de los santos. A
través de la veneración a estas imágenes estamos adorando el verdadero Dios,
que ha hecho maravillas en estas personas transformándolas a imagen suya.
Del mismo modo podemos decir que nuestra
particular manera de ser cristianos –nuestra vocación cristiana- pasa por la
asimilación personal del misterio que representa la imagen que veneramos. Esto
es lo que en lenguaje cristiano se llama espiritualidad, que se refiere a ese
conjunto de rasgos que brotan de una experiencia espiritual y definen un
particular estilo de vida cristiano.
Y esta espiritualidad la compartimos
todos los que veneramos las mismas imágenes. Es más, podríamos decir que lo que
nos caracteriza como cofrades es precisamente esta particular manera de ser
cristiano que brota de la contemplación y veneración de nuestras imágenes
titulares. Una contemplación que se prolonga en la celebración de los
sacramentos y en nuestra vida cotidiana.
Nuestras imágenes titulares son algo
especial para cada uno de nosotros. Tenemos su reproducción en casa, llevamos
su estampa en la cartera o en el bolso, visitamos con frecuencia su altar y,
cuando rezamos, inevitablemente nos viene a la memoria su recuerdo.
¿Qué tienen estas imágenes que no tienen
otras parecidas? La respuesta entra dentro del terreno de la experiencia y la
fe personal. Como todo lo que brota del corazón, no sabemos explicarlo, pero
sabemos que estas imágenes nos “dicen algo”, nos hacen salir de nosotros mismos
y nos ponen en comunicación con “las cosas de Dios”. Sí, para cada uno de
nosotros, nuestras imágenes titulares son un medio privilegiado a través del
cual Dios se nos comunica de un modo particular. Podríamos decir que son las
puertas –los iconos- a través de las cuales nosotros vemos a Dios y Dios nos ve
a nosotros. Por eso podemos hablar de mirar la imagen de ser mirados por ella.
Las imágenes en nuestras hermandades y
cofradías las tenemos destinadas a sacarlas en procesión, término que viene del
latín y significa “avanzar caminando”. Es contrario a estación que significa
“parada”. Cuando una cofradía procesiona es porque recorre un tramo, y cuando
estaciona es porque se para.
En Ciudad Real el Domingo de Ramos es un
día deseado por todos los cofrades y en especial los de la Coronación de
Espinas. A las cinco y media de la tarde inicia su desfile procesional esta
joven cofradía, las puertas de esta
parroquia se abren y la cruz de guía empieza su deambular por la ciudad.
Los blancos nazarenos empiezan su penitencia y tras las primeras insignias el primer
paso en cruzar la dificultosa puerta por su altura, es el paso de misterio del
Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de Espinas. Nos presenta a Jesús con el
rostro acardenalado, el cuerpo semidesnudo, la túnica arrancada, la corona de
espinas en la frente. Jesús con toda su humildad ante la mofa y vejación de los
hombres.
¡Que cuadrilla de costalero
llevas Señor! Que por tu amor arrastran las rodillas y en cada paso hay un
suspiro, hay un dolor, y toda una oración. Cuanto sufrimiento para superar la
puerta de la Merced. De rodillas que es penitencia, rezando que es cristiano y
llevando el paso de nuestra devoción.
Tras la buena labor de los
costaleros y una vez que el paso inicia su caminar, podemos contemplar a
Jesús que ya ha sido sentenciado y
destinado a pagar el precio de su sangre por los hombres, sus hermanos
secuestrados por el mal y el engaño. Ha sido condenado a muerte y atado con
ataduras crueles; no sabían que así nos liberaba de las nuestras, ataduras
letales.
Que dura es la condena cuando son
los tuyos los que a ti te sentencian Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de
Espinas, qué duro es oír esa palabra, Jesús, cuando son tus hermanos los que te
acusan y tiñen de rojo tu inocencia.
Los momentos más crueles de su
pasión están muy cercanos, no hay solución, es reo de muerte ¿quién como tu,
Señor, representa la humanidad de Cristo? . Cada rincón de Ciudad Real por
donde pasas es un mundo, Jesús Coronado de Espinas desde su paso nos devuelve
en muchos casos la fe perdida y en otros, nos la consolida; es como el perdón
imposible que nos llega a cambio de nada.
La Semana Santa es un dialogo
entre Dios y el hombre. En la contemplación de la figura de Cristo, poema del Padre,
imagen de su sustancia y hermano nuestro, vamos a sentirnos interpelados,
llamados por nuestro propio nombre, requeridos por esos misterios en los que
creemos y en los que hemos deseado participar.
La Semana Santa evoca, enseña,
provoca, invita, habla, y el autentico cofrade responde, recoge su mensaje y
encarnándolo en su vida, se transforma en profeta, testigo de un evangelio vivo
que va a asumir hasta hacerlo razón de su existencia.
La Semana Santa es ante todo
Dios, a la intemperie; aire y luz para la imagen guardada durante todo el año
en el recinto del templo; es camino, y no quietud, amplitud, en lugar de
clausura: la liturgia, recogida habitualmente en naves, que franquean las
puertas de las iglesias; la Religión, que refuerza los vínculos con los hombres
y discurre con su fluir espiritual por el cauce de los itinerarios cofradieros.
Este Domingo de Ramos nos
encontraremos de nuevo con Cristo Ultrajado y Coronado de Espinas, símbolo de
todas las crueldades de este mundo. Si eso hacen con el leño verde ¿qué no
harán con el seco? Tú, rey del universo, coronado de afrentas, cuando ni el oro
ni las piedras preciosas son dignos de ceñir tus sienes. Si ese es el
reconocimiento que tuvieron contigo ¿qué
crueldades nos aguardan? ¿qué dolores? . Y aunque a veces tengamos que
compartir el desprecio que Él mismo sufrió por manifestarnos públicamente como
cristianos y cofrades, nos queda un gozo inmenso porque experimentamos cada día
cómo Dios colma infinitamente nuestras aspiraciones.
Detrás del Jesús Coronado de
Espinas, la Virgen, su madre, Santa María del Perdón que supo resistir los
dolores que Dios le predestino, que supo aceptar, no sin un inmenso
sufrimiento, la pasión y muerte de su ser más querido.
Los ciudadrealeños la admiran, la
veneran, le dan gracias por soportar su gran dolor, por no abandonar ni en la
más difícil de las situaciones, por ser Madre que todos necesitamos para
tenerla como ejemplo de cómo aguantar las intolerancias, las injusticias, los
reproches, las soledades. Todos la siguen con la mirada sintiéndose culpables
del nudo de su garganta originado por el dolor, de su respiración entrecortada
por el llanto.
Santa María del Perdón, eres el
espejo donde tantas y tantas madres ven reflejarse su dolor y su pena; esas
madre que sufren por ver que sus hijos caen en la droga y no tienen trabajo y
sobre todo de ese dolor que sienten las madres que sus hijos las abandonan, tu
eres su norte y su guía. Porque no hay dolor más grande que el dolor tuyo,
María. ¡Todos necesitamos tu perdón!, pero nos pides que perdonemos. Quieres
arrancarnos de nuestros corazones el peso muerto del odio y del rencor.
Ve detrás, Madre mía, derramando
la sal de tus ojos preciosos, que tus costaleras mecerán tu palio, te acunarán
entre varales, te acariciarán con pañuelo de encajes, te cobijarán entre
bambalinas, te iluminarán con la candelería recta de los corazones enamorados.
Consolarla costaleras, convertíos
en pañuelo sobre sus manos, para beberse la sal que de sus ojos brotan. Cobijarla
con el palio de tu amor, para que tenga alegría de borlones y flecos, para
encarcelar su pena con el cimbreo de plata de los varales. Funde la cera de tu
devoción en la candelería dispuesta ante sus ojos, para fundir su pena con el
fuego de tu alma encendida. Coloca claveles y rosas para ofrecerle una
primavera resucitada, un jardín de oraciones, un vergel de esperanza que arome
el aire de la noche del Domingo de Ramos.
Entrelaza tus ruegos y tus
promesas, tus amores y tus penas, y
conviértelos en candelabros de cola para llenar de luz las sombras de los
dolores de Santa María de Perdón.
Cofrades, nuevos tiempos y nuevos
retos, pero siempre dispuestos a lanzarnos a la calle con la confianza exigente
que nos da nuestra fe, “Pobre de mí si no anunciara el evangelio”. Los cofrades
no nos reservamos a Cristo para nosotros solos “Sentimos la exigencia de
llevarlo a los demás”, pero utilizando nuestro propio discurso estético y
simbólico, discurso plástico de sonidos, colores y olores elaborado a lo largo
de los siglos.
Lancémonos a la calle para
evangelizar, pero para evangelizar disfrutando, que es como sabemos hacerlo los
cofrades, para mostrar con nuestras Sagradas Imágenes a un Dios cercano que
camina por Ciudad Real y a su bendita Madre, que nunca lo deja solo y que
siempre lo acompaña.
Después de recorrer Ciudad Real,
llega la Hermandad de la Coronación a la Parroquia de Santa María del Prado, el
Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de Espinas ha bendecido un año más
nuestras calles y plazas. Jesús sentado sobre su trono de piedra, desnudo y
malherido, vestido de su humildad de hombre descarnado que aguarda,
pacientemente, una Cruz que será todo su Reino en la noche del Viernes Santo. Y
detrás llegará Santa María del Perdón, la
mujer que aguantara firme y valiente
hasta el final. No ha apartado la mirada de su Hijo, sufriendo su tragedia y su
dolor. Ella que es luz sobre la noche, joya de la Merced, depositaria de
nuestras inquietudes y centinela de nuestras esperanzas.
Ante tu paso, Santa María del
Perdón, tus costaleras sienten el caudal de tu gracia y la maternal caricia de
tu amparo. Y cuando te alejas camino de tu sitio en la Parroquia de la Merced,
todo el ser de tus costaleras va contigo, porque contigo quieren gozar de la
vida eterna.
Cuando faltan catorce días para
que vuestras sagradas imágenes salgan a la calle en una peregrinación de fe de
una belleza insuperable, quiero reflexionar en voz alta sobre estas
manifestaciones que son una expresión hermosísima de la fe de nuestro pueblo y
al mismo tiempo un singular camino de evangelización. Os pido hermanos de la
Coronación de Espinas que hagamos de las calles, templos de nuestra, esperanza
y de nuestro amor. Revivamos a Jesús en nuestras siluetas penitentes. Semana
Santa: Dios en nuestras imágenes, en nuestros pasos, y ojala siempre, en
nuestras vidas, en nuestro corazón.
En los próximos días, las calles
de nuestra ciudad, acompañadas de un intenso olor a incienso, serán escenario
idóneo para enseñar al pueblo cristiano, de una forma visual y estética, la
Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Los cofrades tenemos la obligación, y
no sólo en estos días, de anunciar el Evangelio y dar un verdadero ejemplo de
vida cristiana.
Las procesiones son el culmen a
un año intenso de trabajo físico y espiritual en las diferentes Hermandades. No
sólo debemos montar los pasos, fundir la cera, o poner las flores, también
debemos prepararnos espiritualmente y limpiar nuestra alma acudiendo al
Sacramento del Perdón.
Por estos motivos vuestra salida
procesional de este año, debe ser ante todo hermanos de la Coronación, un
acontecimiento religioso, una manifestación de fe, en Dios Padre, que envía a
su Hijo al mundo, para salvarlo y redimirlo con su muerte del pecado y
llamarnos a la vida, por su Resurrección. Este es el acontecimiento que al
revestirnos con las túnicas o llevar nuestros pasos sobre costal, hombro o dos
hombros, debemos vivir y celebrar todos, en comunión la próxima Semana Santa.
Pero la procesión no termina
cuando se cierran las puertas del templo. Los cofrades vivimos durante todo el
año de aquello que hemos sentido y expresado en la procesión. La vida cofrade
consiste en manifestar durante todo el año que somos miembros de un Pueblo que
camina, siguiendo los pasos de Jesucristo, nuestro Hermano Mayor, capataz y capellán.
Voy a terminar: habéis llegado ilusionados… y a lo mejor salís
descontentos. Y esto ¿Por qué puede ocurrir? Sencillamente porque como cada
cual tiene su Semana Santa íntima, misteriosa y profunda y vive de un modo
especial su hermandad. Espera que desde aquí se diga más de lo que se puede
decir. La Semana Santa y las vivencias en torno a una cofradía son inefables.
¿Quién puede coger el alma de toda una cofradía, y mostrarla aquí, como si
fuese una pintura? Nadie. Para que salieseis contentos tendrían que bajar a
decir el pregón los mismísimos ángeles del cielo.
Todo está preparado. La Cofradía
de la Coronación de Espinas está dispuesta otro año más a conmemorar y
representar el misterio en el que Jesús es coronado de espinas, que forma parte
de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, por lo que animo a todos a
participar en la procesión del próximo Domingo de Ramos. Os pido que vistáis la
túnica y participéis acompañando al Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de
Espinas y Santa María del Perdón, dejándoros llevar por los sentimientos,
vivencias y emociones que en torno a la
salida de vuestra cofradía se producen.
La Hermandad de la Coronación de Espinas está preparada para vivir un
año más la Pasión, Muerte y Resurrección
de Cristo, la Junta de Gobierno ha trabajado durante todo el año para su
organización. Disfrutar y sentiros orgullosos de Vuestra querida Hermandad.
Muchas gracias.
Amigo Emilio. Muchas felicidades por tu gran pregón en mi muy querida Hermandad de la Coronación de Espinas. Por mi salud no pude asistir, pero gracias a que aquí lo has colgado lo he podido leer detenidamente. Muchísimas gracias. Me ha gustado mucho. Un abrazo. Jesús González Adánez
ResponderEliminar